La disputa en torno a las paritarias de este año comenzó a recalentarse. Mientras el sector empresario insiste en fijar rangos para los incrementos que no superen el 18 por ciento, los gremios vuelven a la carga con la premisa de que la productividad en la Argentina creció por encima de los salarios y se niegan a fijar techos para los reclamos salariales.
Ayer el ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, señaló que la negociación de aumento salarial para 2012 debería ubicarse "entre 15 y 18 por ciento" para los trabajadores, y advirtió que una disparada en la carrera de precios y salarios sería "trágica en este momento" económico del país.
"Es un tema (el de los salarios) importante para que no haya una disparada, una carrera de precios y salarios sería una cosa trágica en este momento", juzgó Méndez, quien mencionó la necesidad de "reflotar" un diálogo entre el gobierno nacional, el sector empresario y los sindicalistas, recordando que durante su gestión al frente de la entidad fabril lo "intentó muchas veces y no fue posible".
"Habría que tener un poco de control" en la discusión de haberes "para no desbordar los precios", opinó Méndez, industrial del rubro de los plásticos.
Sin techo. Desde la Confederación General del Trabajo (CGT) salieron a refutar cualquier intento de ponerle límites a las paritarias. El secretario general de la Federación de Vendedores de Diarios y Revistas de la República Argentina y también diputado kirchnerista, Omar Plaini, señaló que "la productividad aumentó" en los últimos años "mucho más que la recuperación salarial", y se mostró en desacuerdo con negociar un incremento de haberes establecido a partir del índice de precios al consumidor (IPC), que según el Instituto Nacional de Estadística y Censos para 2011 arrojó apenas una suba del 9,5 por ciento.
"Nunca se negoció por la cifra del Indec, hay que repasar la historia para verlo. El movimiento obrero siempre se fijó en sus propias encuestas. Como en su momento dijo (el secretario general de la CGT, Hugo) Moyano, a la hora de negociar las paritarias nos fijamos en las góndolas del supermercado", expresó Plaini.
De todos modos, el legislador llamó a esperar el inicio de la negociación para establecer el porcentaje de aumento que se solicitará el sector gremial. Al respecto, consultado sobre las versiones acerca de que el gobierno nacional impulsaría un 18 por ciento de incremento, recordó que tiempo atrás el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, también instó a aguardar el momento de la discusión.
Sin embargo, Plaini dejó claro que la Argentina se encuentra "en una etapa de recuperación salarial en muchas actividades", y que la "productividad aumentó" más que los haberes de los trabajadores.
Diálogo social. Por su parte, Méndez insistió en que "debería reflotarse la mesa de diálogo entre la CGT, el gobierno y la UIA", aunque admitió que las "disonancias" entre el oficialismo y los dirigentes sindicales no harían posible esta situación.
"Debería reflotarse la mesa de diálogo entre la CGT, el gobierno y la UIA. No sé si es posible debido a las disonancias que hay entre el sindicalismo y el gobierno, pero debería ser. Es el momento de unir esfuerzos y sacarle la carga a la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner), porque sino se hace muy pesado", planteó el industrial.
En este sentido, Méndez juzgó que "es injusto y riesgoso" que el Estado cargue con toda la responsabilidad, y aseguró que "es un momento de conciliación y coordinación para ir todos de la mano". En ese sentido consideró que "todos tenemos la necesidad de defender lo nuestro, pero con equilibrio entre lo total y lo particular".
Sin divorcio. Ayer el ministro del Interior, Florencio Randazzo, buscó limar asperezas en la tensa relación entre gobierno y CGT y en la previa de las paritarias ratificó el compromiso de la presidenta Cristina Fernández con los trabajadores. "No hay ninguna posibilidad de divorcio" entre el gobierno nacional y los sindicatos si los dirigentes gremiales "son realmente representantes de los trabajadores".
"Nosotros creemos que si los dirigentes sindicales son realmente representantes de los trabajadores, no hay ninguna posibilidad de divorcio", comentó el funcionario.
Randazzo opinó que la gestión de la presidenta Cristina Fernández "tomó al trabajador como eje central de sus políticas", por lo que insistió en que "no debería haber ningún inconveniente" con los sindicalistas, entre ellos el titular de la CGT, Hugo Moyano.
De todos modos marcó posición y aseguró que la jefa de Estado "no es imparcial" sino que "juega siempre junto a los más débiles", en referencia a los trabajadores. "Confío en que no habrá inconvenientes si los representantes de los trabajadores cumplen su rol", insistió el ministro del Interior.