El día después de la devaluación oficial del peso, los dólares paralelos volvieron a trepar con fuerza. Igual que los precios de la mayoría de productos y servicios, que comenzaron a incorporar en sus listas el movimiento cambiario. El gobierno nacional busca moderar este traspaso mediante negociaciones con las cámaras empresarias, mientras el Banco Central aprovecha el nuevo tipo de cambio para recomponer reservas. El martes compró u$s 125 millones, de la mano de una reactivación de los negocios en el mercado agrícola. Con esta tarea cumplida, el ministro de Economía, Sergio Massa, viajará el martes próximo a Washington para reunirse con los directivos del FMI, en busca del desembolso comprometido.
El lunes, después de las Paso, el Banco Central subió el tipo de cambio oficial mayorista a $ 350, con la intención de dejarlo en ese nivel hasta las elecciones generales de octubre. El vicepresidente de la autoridad monetaria, Sergio Woyecheszen, defendió la modificación en el régimen cambiario. El objetivo, dijo, es “decirle a un mercado en plena incertidumbre, a la gente que ahorra y a los grandes fondos que tienen sus activos en pesos, que tras pegar el sacudón, de acá en adelante anclamos”.
Celebró, en ese sentido, que la autoridad monetaria haya vuelto a comprar reservas. De hecho, adquirió u$s 125 millones en la jornada y acumuló u$s 484 millones en los últimos días. La oferta sigue siendo del agro pero las divisas ya no entran por vía del Programa de Incremento Exportador (PIE), cuyo tipo de cambio especial de $ 340 quedó solapado por la devaluación del lunes. Con un dólar más alto para todos, el mercado de granos retomó el ritmo de operaciones luego de un momento de confusión.
El costo de esta recuperación de reservas es la disparada de las cotizaciones. El dólar minorista oficial tuvo un leve desplazamiento, a $ 366,63, con una suba de 46 centavos respecto de la víspera. Pero el blue saltó $ 45, hasta los $ 730, en la city porteña. El contado con liquidación (CCL) subió 7,2%, a $ 702,22, y el MEP 7,4%, a $ 667,17.
Plan de mitigación
Estos movimientos dieron argumento a una nueva ronda de subas de precios. La Cámara de Supermercados de Rosario (Casar) señaló que sus asociados recibieron listas con aumentos de un 12% promedio desde el martes. En otros rubros, las subas fueron mayores. Y se apilan con las que se aplicaron ya en la primera semana de agosto. El gobierno nacional armó una unidad de funcionarios para negociar con las empresas y evitar que la devaluación se traslade totalmente a precios. El primer round fue con la carne (ver página 3).
Por la noche, el director de la Aduana, Guillermo Michel, anunció que los acuerdos de Precios Justos se renovaron por 90 días con un aumento de 5% mensual. El funcionario señaló que el acceso a divisas y facilidades tributarias para empresas forman parte de la negociación con proveedores. En la misma conferencia de prensa, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, aseguró que las compañías que aumentaron se comprometieron a retrotraer los precios, mientras que el viceministro Gabriel Rubinstein defendió el nuevo régimen cambiario y estimó que “los márgenes empresariales están muy altos” como para absorber la devaluación.
El Ministerio de Economía terminó de trazar la hoja de ruta que abordará en los próximos días para intentar compensar el impacto de la devaluación en los ingresos. Otro paso que figura en la hoja de ruta de Massa es un plan de alivio fiscal para las pymes. Algunos detalles los dejó trascender el jueves 3 de agosto en una cena con pequeñas y medianas empresas, cuando habló de reformular el pacto fiscal, y de cambiar la matriz tributaria para “construir un sistema más progresivo”.
En materia de ingresos de los trabajadores, sigue sobre la mesa la idea de una suma fija o un nuevo piso salarial similar a la canasta básica, que también incluiría a cerca de un millón de trabajadores municipales que hoy por hoy no cobran ni siquiera el salario mínimo. Al mismo tiempo se analiza reforzar los ingresos de los trabajadores informales, monotributistas y beneficiarios de programas sociales.
Entre las políticas de mitigación que desplegó el gobierno se incluyó un refuerzo de las inspecciones en las cuevas porteñas para vigilar la operatoria del dólar ilegal, y el anuncio de un viaje del ministro Massa a Washington para gestionar el desembolso comprometido por el Fondo Monetario Internacional para refinanciar deudas.
Este despliegue intenta luchar contra las expectativas. La consultoras privadas y bancos que participan del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central elevaron sus expectativas de inflación anual a 140,7%. Para agosto esperaban una suba del 7,9% del IPC, aunque la consulta se cerró a fin de julio. Es decir que la previsión ahora sería de un aumento mayor de los precios.
En esta conmoción, el que no deja de crecer es el índice accionario S&P Merval, que subió 6,22%. En gran medida, la presión sobre los dólares bursátiles impulsa este movimiento. La Bolsa porteña cerró en alza, a a contramano de los mercados internacionales. Los bonos en dólares de la deuda argentina, en cambio, profundizaron sus bajas y cayeron más de un dólar a lo largo de la curva. Por eso, el riesgo país avanzó 13,48%, para quedar en 2.172 puntos básicos.
Woyecheszen, el vice del BCRA explicó el motivo de tanta agitación: “Veníamos de una semana de liquidación de exportaciones lenta y la señal del Banco Central parece haber funcionado en este sentido; acumulamos reservas, el activo más importante que podemos tener de cara a la estabilidad hacia adelante”.