Llegó el gran día y nació un bello bebé, fuerte, sano. Para su papá fue verlo crecer en sus primeros meses mientras la madre empezaba a ejecutar un plan. Como la relación entre ellos no iba a prosperar, urdió toda una estrategia para separar al bebé de su papá. Empezó así una pesadilla interminable. Con asesoramiento legal, comenzó a negarle el bebé al papá y generar tres denuncias consecutivas por violencia familiar, inventó tres situaciones supuestamente violentas que no existieron para lograr el objetivo. Lo siguiente es bastante conocido: la Justicia, sin corroborar absolutamente nada, simplemente dándole crédito a las denuncias de la mujer, notificó al padre de una perimetral de 200 metros de prohibición de acercamiento y, como consecuencia, la imposibilidad de estar con su bebé. Eso derivó en que el padre, además de pagar cada mes las cuotas alimentarias, iniciara una demanda por la “debida comunicación” que ya lleva casi tres años sin conseguir que el Juzgado de Familia arbitre los medios necesarios para que aquel bebé restablezca su vínculo con su papá. En este proceso desgastante e interminable hubo desde el “robo” del expediente durante cinco meses del letrado de la madre hasta un fallo judicial que nunca se pudo instrumentar por incumplimiento reiterado de parte de la madre sobre lo que el propio fallo ordenaba. El padre es un agradecido a la Defensoría que tomó su caso y batalló todo este tiempo con situaciones insólitas y vergonzosas. Así transcurre el tiempo más preciado del niño con la ausencia “forzada” del padre, su familia, sus afectos, sus amigos y la gente de Defensoría, que ven incrédulos cómo el tiempo sigue corriendo y todo se sigue dilatando. ¿Quién garantiza los derechos del niño? ¿Cómo puede el sistema judicial funcionar con tiempos abusivamente burocráticos mientras se vulneran derechos básicos de un niño y de su padre? ¿La jueza y su secretaria no piensan reaccionar? ¿Debemos creer que cualquier abogado puede maltratar a todos los involucrados con cada una de sus acciones sin ser sancionado? Mientras tanto, hay un padre que fue infinitas veces a tribunales en pos de “justicia” y que sigue esperando resignado nuevas dilaciones en un expediente que tendría que tener resolución urgente, y hay un hijo que lleva tres años claves de su vida sin su padre.