El ex ministro de Economía Martín Lousteau firmó el artículo 125 del código aduanero de las retenciones móviles y seguramente no lo hizo en la soledad de su ministerio o sin previa consulta. Su idea fue extraordinaria por la cantidad de dinero que se podía recaudar, casi como el llamado de la sirena en la famosa canción "Lorelei". Y el barco Argentina enfiló hacia su desastre. Aunque renunció Lousteau, el gobierno quedó prendido con la mano en la trampa y se rehúsa aún ahora a la anulación de dicho artículo 125, que sigue vigente, aunque se ha avanzado en que pasó a ser debatido en el Congreso de la Nación. El destino de nuestra pobre querida Argentina está ahora en el voto final de los diputados y cada uno tendrá que luchar con su conciencia ante el llamado de la sirena que le ofrece el oro y el moro si claudica en su integridad moral. Nosotros somos simples espectadores del desastre que se avecina, porque bien se sabe que el ser humano es débil a las tentaciones de la sirena.