Franco Carballo tenía 21 años y vivía en el complejo de Abanderado Grandoli al 4900. Integraba Botines Solidarios, una organización sin fines de lucro que promueve la inclusión a través de los valores del deporte, y que en la cercana zona del Parque del Mercado convoca a más de treinta chicos a prácticas de rugby. Cerca de la 1.30 del domingo, el muchacho estaba con sus familiares en un departamento de la planta alta de ese barrio cuando aparecieron en escena dos hombres que se movilizaban en una Honda Tornado roja. Según relató un familiar de Franco, uno bajó de la moto y atravesó un pasillo lateral por el que se llega a las viviendas. Luego subió por una pequeña escalera que se conecta con el departamento. Una vez allí, desde una ventana, le pegó dos tiros en el pecho al muchacho.
En los últimos meses la escalada de violencia letal en ese sector de la zona sur de la ciudad es imparable. Las deliberadas ejecuciones a balazos o los enfrentamientos de grupos desde marzo pasado en una zona de diez cuadras a la redonda al barrio Municipal ya se cobraron la vida de doce personas. Los vecinos viven en permanente zozobra ante un reguero de sangre que no se detiene.
Derecho a matar. Una fuente de la fiscalía de Homicidios señaló que Carballo sólo fue alcanzado por un proyectil. Se trató de un crimen con una víctima seleccionada: los agresores fueron a matarlo y le dispararon a corta distancia y a quemarropa.
Un rato después, los familiares lo subieron a un auto y lo llevaron al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). Desde allí indicaron que el joven ingresó en estado reservado al centro asistencial, pero su estado de salud se agravó y murió a las 2.40 de ayer, poco más de una hora después, cuando los médicos lo estaban operando.
En el mediodía de ayer se reeditó una escena que, en los últimos meses, se repite luego de un ataque a balazos contra personas que viven en los monobloques del Parque del Mercado y el barrio Municipal. Los vecinos dicen ignorar los violentos sucesos pero, en realidad, parecen callar por temor a represalias.
Ayer en el barrio nadie quiso hacer comentarios. Sin embargo los familiares de Carballo contaron cómo se había desencadenado el incidente, aunque dijeron desconocer su motivación.
Sin identificar. El vocero de la fiscalía de Homicidios Dolosos consultado por este diario señaló que los autores del ataque no están identificados, pero un portavoz policial indicó que en el barrio se escucharon voces que vinculan el hecho con la disputa que mantienen los integrantes del clan Funes y los familiares de "Pimpi" Caminos, el ex líder de la barrabrava rojinegra, que fue asesinado el 19 de marzo del 2010. "No dieron nombres concretos de quienes cometieron el hecho", indicó la fuente policial consultada.
El portavoz policial sostuvo que los efectivos de la comisaría 11ª —controla la zona donde ocurrió el episodio— y del Comando Radioeléctrico que acudieron a la escena del crimen fueron hostigados por los vecinos del Fonavi de Grandoli al 4900. "A los policías los hacían responsables por la inseguridad del barrio. Tuvimos que pedir refuerzos y, en un primer momento, los de la Policía Científica tuvieron que irse y volvieron después para hacer las pericias", comentó la fuente consultada.
El fiscal Florentino Malaponte acudió a la escena del crimen y dialogó con los parientes de Carballo, pero no trascendieron detalles de la investigación del caso.