El primer paro general de la CGT contra el gobierno de Mauricio Macri tuvo ayer un alto impacto, en particular en Rosario, donde se registró la mayor movilización del país. Para el triunvirato de la central obrera unificada, la huelga, que contó con el respaldo de las dos CTA, fue contundente por el acompañamiento de trabajadores y sectores del comercio y la pequeña y mediana empresa (pyme). Además, la central obrera negó que esté promoviendo una "fogata social" para desestabilizar al Ejecutivo. En la Casa Rosada, a su vez, buscaron minimizar la protesta al aludir a "una medida de fuerza innecesaria, inoportuna y focalizada en el transporte" y advertir que acciones de este tipo "retrasan" la llegada de inversiones al país.
Mientras la huelga despuntaba, hubo enfrentamientos entre gendarmes y agrupaciones de izquierda desplegadas en un piquete en la autopista Panamericana, en el partido bonaerense de Tigre, y en Callao y Corrientes (Capital Federal). Todo terminó con al menos siete detenidos y la misma cantidad de heridos, tanto por parte de los uniformados como de los manifestantes.
El gobierno, en tanto, defendió el accionar de los gendarmes. "Si no quieren irse por las buenas, vamos a aplicar protocolo", enfatizó la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich. Paralelamente, en Rosario, una joven y un menor de 2 años sufrieron heridas de diferente gravedad cuando un motociclista las atropelló durante una protesta de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
A media tarde, en conferencia de prensa en la histórica sede de la calle Azopardo 802, en la Capital Federal, el triunviro de la CGT Héctor Daer subrayó que el alcance de la huelga era "similar en todas y cada una de las regiones del país", aunque advirtió que "no hay éxito en una medida de fuerza si no se encuentran soluciones".
Su par Juan Carlos Schmid no descartó la posibilidad de avanzar con una reunión entre Macri y la dirigencia cegetista, aunque aclaró que la organización sindical y el gobierno tienen "enfoques distintos" en materia económica.
Asimismo, los líderes de las CTA de la Argentina y Autónoma, Hugo Yasky y Pablo Micheli, respectivamente, coincidieron en que el paro lanzado conjuntamente con la CGT fue "prácticamente total".
Macri, por su parte, aludió por elevación a la huelga frente a los empresarios que participan del Foro Económico Mundial (WEF): "¡Qué bueno que hoy estemos acá, trabajando!". En el mismo escenario, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, habló de una medida de fuerza "innecesaria, inoportuna y focalizada en el transporte" y advirtió que acciones de este tipo "retrasan" la llegada de inversiones.
Desde temprano, no pocos funcionarios nacionales instaron a los argentinos, sobre todo a través de las redes sociales (que amplificaron apoyos y repudios al paro), a cumplir con la jornada laboral. Y anoche, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, retrucó con que en el interior del país la huelga "se sintió poco".
El paro comenzó en Rosario con afiliados a Camioneros cortando la autopista a Santa Fe. Lo propio hicieron trabajadores suspendidos de la automotriz General Motors —en Alvear—, a pocos metros de la traza que comunica con la Capital Federal. Partidos de izquierda replicaron la protesta en el centro de la ciudad.
Más de 30 gremios cumplieron con la huelga en rechazo al plan económico del gobierno y los despidos, por lo que no hubo transporte público, la mayoría de los comercios bajó sus persianas y no se dictaron clases en ninguno de los niveles de la educación. En algunos de los accesos a Rosario las protestas generaron cortes y complicaciones a la circulación vehicular, mientras que referentes de Empleados de Comercio (AEC) concentraron frente a sucursales de hipermercados y otros grandes locales como Falabella.
Sin embargo, el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Rosario, Manuel Cornejo, marcó diferencias al asegurar "no estar convencido de la medida" de fuerza de la CGT y aclarar que el gremio que agrupa a los choferes de ómnibus adhirió al paro por ser "orgánico". Al respecto, sentenció: "Muchísima gente no fue a laburar porque no tenía transporte".
El clímax de la protesta rosarina se alcanzó al mediodía, en el cruce de las peatonales Córdoba y San Martín, donde en un multitudinario acto la dirigencia del Movimiento Sindical Rosarino (MSR) descargó fuertes críticas a la gestión de Cambiemos. Una convocatoria significativa ya que la CGT no había impulsado movilizaciones.
En la ciudad de Santa Fe, en cambio, abrieron muchos comercios, especialmente en la zona alejada del microcentro. El paro tuvo mayor alcance en las administraciones nacional, provincial y municipal.
Ecos en Twitter
Vía Twitter, Margarita Stolbizer (GEN) afirmó ayer: "El paro pasará y los problemas quedarán". Antonio Bonfatti (titular del PS nacional), hizo lo propio: "Ni de un lado ni del otro de la grieta, los socialistas apoyamos un derecho de los trabajadores". Y Mario Barletta (UCR) sentenció: "Sin transporte, con amenazas y cortes. Basta de sindicalistas golpistas y corruptos".