Natalia Oreiro dijo que admira a Gilda desde que tenía 19 años. A partir de su condición de fan y con el respeto que le genera la trayectoria de la cantante, encaró, junto a la directora y documentalista Lorena Muñoz, la tarea de reconstruir la vida de Miriam Alejandra Bianchi, la mujer que a los 30 años decidió cambiar el guardapolvo de maestra por los escenarios y transformarse en Gilda. Así lo hace en "Gilda", el filme que se estrena el jueves y que evoca a esta referente de la movida tropical de los 90, pero también a la persona que a pesar de las previsiones -su edad, su vida familiar, su imagen- cumplió su sueño. "Creo que ella era una persona muy valiente", resumió Oreiro.
—¿Cuáles fueron los desafíos de encarar este proyecto?
—Enfrenté muchos desafíos. El mayor que teníamos con Lorena Muñoz, la directora, era generar un hecho cinematográfico. En Argentina Gilda era una persona muy querida y muy recordada, pero también tenía que funcionar como película en cualquier parte del mundo donde se fuese a estrenar. Es una historia de vida muy valiente. Es una mujer que luchó contra los prejuicios sociales, familiares, en un momento donde la movida de la música tropical creía necesitar otro tipo de figura, con otra voz, con otro aspecto físico. Ella siempre fue muy fiel a ella misma, nunca quiso cambiar, y al mismo tiempo su entorno familiar que una mujer de 30 años, con dos hijos, maestra jardinera, que hiciera un giro de 180 grados y saliera a encontrarse. Creo que lo que ella buscaba, más allá de cumplir un sueño de la infancia, que era cantar, era saber quién era ella verdaderamente. Y el desafío que teníamos con Lorena era no solamente poder contar la parte musical de Gilda que es donde la gente la tiene más presente, sino también apoyarnos en quien fue Miriam, quién fue la maestra jardinera, la mamá, la amiga, la madre. Cuenta la historia antes de la leyenda y luego claramente la película tiene todo el estrellato, pero se apoya en quién fue ella como mujer.
—Vos sos una admiradora de Gilda...
—Siempre fui una fan confesa. Ayer pensaba y soy fan desde los 19 años. Siempre la reversioné en distintos proyectos, como en "Muñeca brava" que mi personaje dormía con una remera de ella, cantaba sus canciones en una bailanta que tenía la serie, pero todo esto pedido por mí porque me encantaba, y después en "Sos mi vida", canté la cortina con "Corazón valiente", pero para interpretarla tuve que desandar todo ese camino de fan porque lo que yo quería era interpretar a alguien verdadero, con contradicciones.
—Además acercó la cumbia al rock...
—La han versionado, y la cantan en la cancha. Claramente atravesó todo y lo logró su esencia y su talento. En este caso hubo una comunicación, pero creo que eso lo lograba su luz. Ella era una mujer muy luminosa, que atravesaba cualquier tipo de género. Yo creo que ella trascendía cualquier género. Ella hubiese tenido éxito cantando melódico, rock. De hecho era súper rockera, le gustaba Tina Turner, que era una de sus artistas favoritas; también le gustaba mucho el rock nacional, Sui Generis, Charly García.
—Fuiste una impulsora de este proyecto. ¿Cómo fue el proceso?
—Siempre se quiso contar la historia de Gilda, pero no se conseguían los derechos porque su hijo Fabricio no quería que se llevara al cine su mamá. De mi parte fue lo mejor que podría haber hecho porque se preservó él y la preservó a su mamá. Además imaginate que él perdió a su mamá, a su hermana y a su abuela. Lo que pasó es que en el Festival de Cannes, en 2012, fui con Lorena Muñoz que fue productora de "Infancia clandestina", charlando yo había visto un documental suyo basado en la vida de Ada Falcón que me había impactado muchísimo y charlando descubrimos que amábamos a Gilda y que ella soñaba con hacer su peli, y yo le dije "yo soy Gilda; si algún día hacés, tengo que hacerla yo". A partir de ese momento comenzamos juntas este camino de poder hacer este sueño realidad. En principio ella fue varias veces a la casa de Fabricio y no logró dar con él. Le mandaba sus documentales, hasta que escribimos juntas una carta donde le expresábamos nuestra admiración y respeto hacia su mamá, se la adjuntamos con un CD con una canción de su madre interpretada por mí, que era "No me arrepiento de este amor", y a partir de ese momento nos brindó la posibilidad de charlar y allí él aceptó que ya era tiempo que esta historia se contara. Y para mi tampoco es casual que se haga a veinte años de su partida. Creo que en un punto Gilda debe haber tenido ganas de que sí pasara.
"El hecho de que sus músicos fuesen parte de la película y del disco lo hizo más emocional, pero más fácil: ellos me decían 'esa es Gilda'"
—¿Cómo te preparaste para el personaje?
—En realidad, a mi lo que me pasó es que primero uno tiende en principio ir a lo visual, cómo se peinaba, de qué color tenía el pelo, es como el trazo más grueso, y ese era un gran trabajo de producción, pero no era difícil de lograr. El desafío que tenía era captar su esencia, su luz, esa mirada que ella tenía porque el cine es verdad. Entonces cualquier cosa de imitación que intentara hacer iba a quedar como un trazo grueso, y en cine tenés los planos tan cortos que si vos no transmitís realidad es muy fácil darte cuenta que es Natalia, no Gilda, y ese era nuestro desafío. Después lo que tenía también era la parte musical. Yo canté todas las canciones y ella tenía una forma de cantar muy particular. Por otro lado yo canto, entonces tuve que desandar mi propio camino y mi propia interpretación para ponerme al servicio de ella, cómo cantaba, cuál era su tono, cómo respiraba, y me llevó mucho tiempo, mucho más del que yo creía. De hecho todo el mundo dice "pero es Gilda la que canta...". Después la parte coreográfica porque ella tenía una forma muy particular de moverse. Pero yo hacía más foco en lo que decían sus amigas. Tuve muchas reuniones con sus tres mejores amigas que me pudieron contar quién era ella como amiga, como mujer, qué cosas le gustaban, qué cosas no, por qué cosas lloraba, cuáles eran sus gustos, quién fue esa niña, porque algunas de ellas la acompañaron desde la infancia, cosas que no son tan conocidas y que creo que fueron el mayor desafío para mi porque quizás cuando estás con la misma ropa y con el mismo peinado es fácil encontarla, pero cuando estás sin maquillaje, con un delantal de maestra jardinera era mucho más difícil que la gente reconociera a Gilda. Su hijo también aportó muchísimo con fotos y material fílmico casero. Y después el hecho de que sus músicos fueran parte de la película y después del disco, lo hizo más emocional, más sentimental, pero más fácil porque ellos todo el tiempo decían esa es Gilda, así cantaba, así se movía, y claro la emoción era muy frecuente porque venían sus familiares, sus fans.
—¿Cómo reaccionaron los fans?
—Sobre todo fue Lorena quien estuvo más en contacto. Yo recibí algunos llamados de ellos, sobre todo cuando se empezó a hablar que se haría la película, algunos me llamaron a mi casa, pero yo no quise comunicarme en forma directa porque no sabía a ciencia cierta si se iba a hacer o no la película y tampoco quería fomentar unas expectativas por si finalmente no sucedía nunca. Y luego cuando Lorena comenzó a hacer ese trabajo de documentación tan importante, los fans estuvieron desde la primera hora. Son muchos los grupos y formaron parte de la peli. Es algo muy loco. Creo que porque como yo soy una fan más ellos me sintieron parte de ese grupo, entonces saben de mi admiración hacia Gilda y lo sintieron como algo natural.
—¿Pensaste en el riesgo de las comparaciones?
—Bueno, ese riesgo está siempre cuando hacés cualquier proyecto y el resultado puede ser dispar, siempre va a haber gente que no le guste, pero se hizo con mucho respeto, pero siempre vieron con buenos ojos que yo interpretara a Gilda. Creo, es una percepción personal, quizás habría que preguntarle a ellos. Para mí es un sueño cumplido, y Gilda además era una persona muy inspiradora en ese sentido porque siempre hablaba de que los sueños se pueden cumplir. A veces los sueños que no se cumplen y uno puede poner todo aunque uno ponga todo de uno, pero creo que lo más interesante no se si es que el sueño se haga realidad, sino que uno crea en ellos y que uno trabaje para que eso suceda. Uno pone el corazón en lo que hace y después tiene que soltar. En mi caso puse todo lo que podía como intérprete en este proyecto y ahora la película es de la gente.
—¿Cuál fue el mensaje más fuerte de Gilda?
—Creo que la superación personal y luchar contra las barreras de los prejuicios culturales y sociales. Creo que todos en un punto nos sentimos identificados. Creo que ella fue una persona muy valiente.