Richard Maulion es rosarino, médico, neurólogo y psiquiatra. Vivió muchos años en Estados Unidos y se interesó por la medicina convencional y alternativa. Pero su faceta artística pudo más, y a sus 65 años decidió presentarse en “Elegidos”, el programa conducido por Marley en Telefe (Canal 5 de Rosario) donde fue la revelación total. Desde su primera presentación en la que cantó “Just a Gigolo” y obtuvo el 95 por ciento de los votos, Richard conquistó al público y al jurado del certamen compuesto por Juliana Gattas y Ale Sergi, el Puma Rodríguez, Soledad Pastorutti y Axel, al punto que luego de su última performance con “Rock&Roll Music”, le dijeron “Richard, te amamos”.
“Yo ya gané”, asegura el rosarino con la actitud positiva que lo caracteriza. Carismático, talentoso y poseedor de una voz grave y seductora, Richard contó por qué decidió volver a la Argentina a cantar en pos de la solidaridad, habiendo triunfado en el primer mundo como doctor. Cómo ve las relaciones humanas después de haber psicoanalizado por años a personas de todo el mundo y en qué se basa su interesante teoría del enamoramiento. Una charla a fondo con este personaje que ya se ganó el corazón del público.
—¿Cuando surgió tu pasión por el canto?
—Surgió gracias a mi madre. A los cuatro años ella me enseñó a cantar “It’s A Sin To Tell A Lie”. Nosotros tomábamos el expreso Alberdi para venir al centro y generalmente veníamos parados. Pero ella me dijo que cante así alguna señora me hacía viajar sobre su falda. Entonces yo cantaba: “Be sure it’s true when you say I love you...” y siempre había alguien que me decía “¡Ay qué lindo nene!, vení sentate”, y viajaba sentado. En ese momento éramos pobres, mi papá se había vuelto a casar y tuvo 4 hijos, así que no alcanzaba. Pero mi mamá juntó plata y logró comprarme una guitarra y así empecé a cantar. Cuando tenía 13 años hubo un casting en Canal 5 y me presenté a cantar canciones de country en inglés como “Roses are Red” y les encantó. A partir de eso pasé a ser la mascota de Canal 5, en el programa “Internacional 5” en 1966, en la prehistoria. Después formé un grupo que se llamó Richard y los G1 con quienes ganamos el Festival de la canción juvenil del Club Provincial y como premio formamos parte de los grandes carnavales de esa época donde cantaban figuras importantes como Los Cinco Latinos, Palito Ortega y Osvaldo Pugliese.
—¿Qué carreras estudiaste?
— Desde chico quería ser psiquiatra porque quería saber cómo funcionaba el cerebro humano y por qué mi mamá sufría tantas depresiones. Cuando terminé la secundaria quise empezar a estudiar Medicina pero mi papá no tenía plata para comprarme los libros, entonces decidí viajar a Estados Unidos para trabajar y juntar dinero. Me fui a Estados Unidos sin saber dónde ir ni qué hacer. Me la rebusqué y en vez de un año me terminé quedando siete. Limpié inodoros, cociné hamburguesas y vendí helados. Me fue muy bien y junté el dinero para poder estudiar. Volví a Argentina en la época de Perón y empecé a estudiar Medicina. Me recibí en 1980 y como no tenía un familiar médico que me abriera las puertas, me volví a Miami para rendir validaciones y hacer postítulos. No me fue fácil, pero me especialicé en Neurología, Psiquiatría y Psicoanálisis. En mi casa tengo las paredes llenas de diplomas. Hice un carrerón.
—¿Y después te fuiste a Hawaii a estudiar medicina alternativa?
—En Kansas conocí a la madre de mi hijo, que es médica y tuvimos a Maxx Maulion, que es artista y trabaja en Hollywood ahora. Después nos separamos y me fui a vivir a Hawaii, soy un tiro al aire, me gusta la joda. Tenemos un tiempo limitado en esta Tierra y hay que aprovecharlo. Estuve dos años viviendo junto a los brujos, llamados “kahunas” que hacen medicina Huma, alternativa. Aprendí mucho sobre energía con ellos. Luego volví a Miami y en 2005, me volví definitivamente para Rosario. En los Estados Unidos cobro 350 dólares una visita, pero acá en Rosario vivo la vida, no trabajo. Desde que llegué acá me dediqué a hacer conferencias para juntar alimentos no perecederos y llevarlos a los lugares donde los necesitan. Mi tío es Monseñor Maulion y estaba como presidente de Cáritas, así que aprovechamos para ayudar mucho. También hice un CD antiestrés para que la gente se relaje y no tenga que tomar pastillas para dormir. Acá dan venenos, como el Rivotril, como chicles. Les ponen una molécula para que las personas se hagan adictas, es una mafia.
—Estuviste siempre al servicio de los demás, ya sea con la medicina y con la música que usás para beneficencia.
—Como pasé hambre y sé lo que es, mi dharma (palabra sánscrita que significa religión) es llevarle comida a los que no la tienen. Por eso estoy armando una fundación que se llama “Pancitas vacías” porque la criatura, si no come bien, no desarrolla el cerebro, y por ende, está condenada a una vida miserable y se convierte en motochorro. Por eso tenemos que salvar a esos chicos.
—¿Cómo se te ocurrió anotarte en “Elegidos”?
—Nunca dejé de cantar, donde había un karaoke yo estaba ahí. Voy a clases de canto cuatro horas por semana y mi profesor me contó del casting. Al principio dudé por la edad, pero después mandé unos videos y al mes me llamaron para que haga un casting frente al jurado. Ellos son ídolos internacionales, y cuando me dijeron que quedaba seleccionado los abracé a todos. ¡Fue tremendo! En el primer programa canté “Just a gigolo” y gustó un montón, el 95 por ciento votó positivo para que quede. Cuando volví a Rosario me reconocían y me pedían de sacarse una selfie.
—¿Te ves como ganador?
—¡Yo ya gané! Con haber participado ya está, me cambió la vida. Antes pagaba para ir a cantar, ahora me invitan a cantar a todos lados. Generalmente participo en cosas solidarias para juntar ropa y comida para los aymará, es un desastre cómo están. El 7 de junio me voy a presentar en el cine Lumiere para juntar ropa y comida para ellos. Y después voy a ir personalmente a llevarles las cosas hasta Jujuy. Vivimos en una sociedad muy castigada en donde la viveza argentina ha destrozado a la Argentina, entonces ya nadie cree en nada. Entonces quiero estar allá y ver que se le entregue todo lo que se recaudó. Es una gran pena que el gobierno no pueda ver ciertas cosas. Pero si ellos no están presentes, tenemos que estar nosotros, sino no lo hace nadie. Creo que todos son solidarios adentro de su corazón, pero este es un país que ha sufrido mucho.
—Así como tus pacientes hacen terapia con vos en el diván, vos hacés terapia arriba del escenario a través de la música. ¿Qué significa el arte para vos?
—Para mí cantar es un polvo.
—¿Cómo está tu vida amorosa? ¿Estás soltero o en pareja? Ahora se te deben tirar todas las mujeres.
—¡Tengo 65 años! Mirá, he estado enamorado varias veces en mi vida porque tengo una gran capacidad de amar. He sufrido bastante hasta que le encontré la vuelta la vida. No hay mucha gente que te pueda decir que es feliz desde lo profundo de su alma y yo lo puedo decir. Para poder decir eso, tenés que haberle encontrado la vuelta. Considero que la vida es un videojuego muy sofisticado. La vuelta que le encontré es que el sentimiento más noble es el amor de la amistad. Pensá esto. Si una amiga te cuenta que tuvo una noche de pasión y que la pasó bárbaro, te alegrás por ella porque está feliz. Pero si en vez de ser tu amiga te lo dice tu marido, lo matás. (risas) ¿Te das cuenta? El amor de pareja es un amor egoísta, egocentrista y posesivo. Es el principio de la destrucción de ese amor. Y por eso tenemos tantos problemas que las parejas no duran, que hay 70 por ciento de divorcios y el 30 restante está aguantando y el 83 por ciento de las mujeres casadas admiten tener amantes. Por eso lo mejor es establecer una relación de amistad con o sin sexo, esa decisión se la dejo a la mujer, yo quiero. Si ella quiere, genial, y si no quiere, no es tan genial pero la banco. Pero ella aunque esté teniendo sexo conmigo, tiene toda la libertad. Si se le cruza un potro y se lo quiere comer, ¿quién soy yo para prohibirle algo que le va a ser feliz?
—Es muy interesante tu teoría, pero en la práctica no hay parejas que mantengan ese tipo de relación...
—¿Sabés por qué? El enamoramiento no tiene nada que ver con el amor. El enamoramiento es un exceso de oxitocina, vasopresina, serotonina, dopamina. Cuando esos neurotransmisores te están bañando el cerebro, ya no pensás y si crea una adicción por la otra persona, lo cual es totalmente enfermo. Pero después, el cuerpo se defiende y sabe que no puede vivir con ese exceso de neurotransmisores y los empieza a metabolizar más eficazmente. Y ahí vienen las quejas y dicen: “él cambió”. No querida, él no cambió nada, siempre fue así, pero vos no lo podías ver porque estabas obnubilada. Y ahí vienen los enojos.
—¿Planeás volver a irte o ya te quedás en Argentina?
—Acá soy feliz. Allá, por más de que me aceptaron y me dieron premios y honores, me siento sapo de otro pozo. Algunos piensan que estoy loco porque después de haber llegado a un status social elevado en el primer mundo decidí volver. Y sí, extraño mi ciudad, los ruidos, los aromas, los amigos, el café y la calidad de nuestra sociedad. La vida es para disfrutar. Mi cuerpo tiene 65 pero mi alma tiene 20.