El Che lo mira de reojo a Gardel, mientras el mudo se acomoda el sombrero para seducir a Eva Perón. A su lado, Marilyn Monroe se sorprende por las rastas de Bob Marley, quien intenta robarle algunos acordes a Lennon, al tiempo que los hermanos Marx no paran de reírse ante una nueva mueca de Charles Chaplin. Jesús observa la escena de arriba y sólo atina a rascarse la barba. Esta escena imaginaria podría encajar perfectamente en el flamante espectáculo de Falta y Resto, que hoy, a las 21.30, presenta "La murga de todos los tiempos" en Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza).
"El nuevo espectáculo se basa en un muro, un graffiti que toma vida, en el que están representados los íconos históricos de la cultura popular", dijo Raúl Castro, líder y principal responsable de los textos que marcaron la historia de esta murga en los últimos cuarenta años.
Catorce actores, cantores y poetas componen un muro de barrio que canta. Desde Frida Kahlo a Artigas y desde Jesucristo a Rosa Luna, una candombera muy popular en Uruguay, desafían lo temporal y dan su testimonio en clave de carnaval.
—¿Por qué le pusieron "La murga de todos los tiempos"?
—Porque le damos vida a figuras que tienen que ver con la historia misma de la humanidad y de nuestra zona. A partir de ahí las canciones tienen que ver con el pasado y el presente. Y también nos arriesgamos a integrar lo que podría ser el espectáculo de Falta y Resto de 2031, por eso se llama "La murga de todos los tiempos".
—¿Cómo decidiste darle esta visión de trascendencia a personajes que son icónicos pero a la vez tan disímiles?
—Cuando hicimos la búsqueda, tratamos de que haya un hilo conductor para que sea lo más abarcativo posible y a partir de eso introducir los textos. Había que pensar quiénes eran los personajes que se podían hacer cargo de todo esto. Entonces imaginamos los personajes y también el graffiti, porque creo que básicamente un grupo trata de representar el canto del barrio, la voz de la gente. Son personajes que han quedado en la historia y hay un truco muy hermoso porque los trajes están hechos para que cada uno de nosotros represente a estos íconos, es como un pedazo de pared que está viva, y desde ese lugar también es muy divertido.
—¿Cómo conviven Marley con Eva Perón y Frida Kalho sin que resulte un mosaico y quede todo integrado?
—Bueno, eso es el truco del espectáculo, creo que está muy bien llevado y se van a sorprender porque los personajes a veces cantan cosas que no tienen nada que ver con las figuras que representan y otras en que los textos parecen hechos sólo para ellos.
—¿Tuviste algún denominador común que te hizo elegir a algunos y eliminar a otros?
—En el proceso de elección hubo muchas discusiones, que por qué Mengano y no Zutano, pero cuando hicimos la producción del vestuario y una vez que quedó todo plasmado, uno siente que no falta ninguno, podrían estar los Beatles y no están, pero sí van a ver a los que más o menos la gente de estas latitudes cree que podrían estar. Eso sí, no está el padre Francisco (risas) y falta Maradona. Pero el común denominador es que fueran personajes populares y profundos.
—¿No merece una reflexión que cada vez hay menos personajes que son dignos de estar en un mural para la eternidad?
—Sí, como que faltan íconos decís vos. Y, sí, los graffitis callejeros recogen lo que está perpetuado en la eternidad, aunque puede haber algún ícono actual, pero las figuras del pasado son indiscutibles, no tienen oportunidad de equivocarse, la muerte inclusive los salva, fijate Chávez (en referencia al fallecido ex presidente de Venezuela), yo lo pondría como un ícono...pero, bueno...
—Y en la Argentina hay muchos que pondrían como un ícono político actual a Néstor Kirchner...
—Totalmente, hay un dicho de los uruguayos, que dice "qué sponsor es la muerte", y fijate que hay muchos casos, aunque no hablo especialmente del de Kirchner.
—Al decir que estos son los referentes de todos los tiempos, también es una declaración de principios de Falta y Resto.
—Sí, es así, no tengas dudas, el público de Falta y Resto se va a sentir identificado con estos íconos.
—¿Fue complicado mantener esa línea ideológica a lo largo de tantas décadas?
—Fue complicado decir lo nuestro por los temas que tocamos, pensá que hemos hablado de derechos humanos, pero siempre con alegría, humor y mucho respeto. De todos modos, siempre estamos recibiendo palazos, pero tenemos el cuero duro.
—¿Desde qué lugar llegan las críticas?
— Muchas veces recibís palazos de la derecha, aunque ni se toman el trabajo porque ya estamos acostumbrados, pero muchas veces recibimos palazos de la misma izquierda, porque La Falta siempre fue muy autocrítica. A nosotros nos han gritado "traidores", nos han gritado "esta es nuestra revolución", y después la historia nos ha demostrado que tan equivocado no estamos. Pero hemos sido muy críticos por el falso partidismo.
—¿La murga sigue siendo el vehículo ideal para expresar el sentimiento de las clases más bajas, como fue el rap alguna vez en los Estados Unidos?
— Antes la murga era underground, pero en un momento cierta intelectualidad nos miraba por sobre el hombro. Sin embargo, hoy la intelectualidad nos incorporó como fenómeno popular.
—¿Nunca temieron que la murga quede obsoleta para los más jóvenes?
— La reincorporación de la juventud es lo mejor que nos ha pasado. Y en una sociedad que está en la revolución comunicacional y en la que la gente tiende al individualismo, creo que la murga es un cable a tierra que tiene la gente para que se siga socializando.
—¿Por lo tanto, "La murga de todos los tiempos" está dirigido al género y trasciende a La Falta?
—Sí, está hecho con ese criterio. El género va a perpetuar, eso significa "La murga de todos los tiempos", y que es un género que está en permanente crecimiento. Creo que un pueblo feliz es un pueblo que canta, y si canta las cosas que le pasan, además de ser feliz es un pueblo inteligente.