Con un espectacular marco de público, el mar como telón de fondo, la música y la cultura como ingredientes, y la paella gigante como ícono distintivo de la gastronomía, Piriápolis realizó el sábado pasado el lanzamiento de la temporada de verano.
Con un espectacular marco de público, el mar como telón de fondo, la música y la cultura como ingredientes, y la paella gigante como ícono distintivo de la gastronomía, Piriápolis realizó el sábado pasado el lanzamiento de la temporada de verano.
La paella se realizó en la Rambla de los Argentinos, frente a la sede de la Asociación de Promoción Turística de Piriápolis (Aprotur). El encuentro lleva 17 ediciones ininterrumpidas, por lo que en los últimos años se ha transformado en una fiesta popular de la ciudad.
La paella gigante es una fiesta que representa la gastronomía de la ciudad, orientada a la promoción de destino uruguayo a nivel local, nacional e internacional, impulsando el desarrollo de la economía local, a partir del trabajo mancomunado de actores públicos y privados.
A partir de 2012, este evento pasó a desarrollarse como fiesta popular, realizándose en la calle y brindando espectáculos culturales, además de deleitarse con un plato típico de la gastronomía de la ciudad. Su fin benéfico a través de la donación de los fondos recaudados ha dado un giro de 180 grados a la propuesta en los últimos años, llevando a que cada vez más actores se sumen a la realización de la gran comilona.
La paella gigante moviliza grandes cantidades no sólo de los ingredientes que se emplean en su elaboración, sino también de personal y maquinarias, al punto que es necesario emplear una retroexcavadora para verter los más de 300 kilos de arroz durante la cocción en la paellera de cinco metros de diámetro. Se utilizan 18 quemadores de gas, y trabajaron unos 15 cocineros durante los dos días previos, y varios chefs el día de la elaboración para preparar alrededor de 1.800 kilos de paella para unas 5.000 personas.
Para la elaboración de esta paella se utilizaron 800 kilos de queso, 300 kilos de arroz, 700 kilos entre calamares, mejillones y camarones, 800 kilos entre pollo y cerdo, 250 kilos de vegetales, 800 litros de caldo y 50 litros de aceite entre los ingredientes más destacados. Es necesaria una retroescabadora para verter el arroz en la paellera y es servida en paelleras individuales por más de 60 personas.
La ciudad de Piriápolis se encuentra enclavada sobre la costa atlántica uruguaya, a unos 100 kilómetros de Montevideo y a unos 35 de Punta del Este. Fue fundada por el visionario Francisco Piria en 1890, quien años más tarde construyó el emblemático y colosal hotel Argentino con la firme idea de atraer turismo del otro lado del río de la Plata. Y lo logró con creces, ya que a partir de la década del 30, el encanto de la ciudad la convirtió en el sitio obligado de miles de argentinos.
Sus amplias y bondadosas playas, que se ubican a lo largo de casi 25 kilómetros de costa, desde los arroyos Solís hasta el hito de Punta Negra, están insertas en un paisaje serrano que le dan un toque distintivo a pujante ciudad uruguaya que rápidamente se reconstruyó tras un fuerte fenómeno climático que la asoló hace unas semanas.
Las playas son todas de arenas blancas y aguas limpias, y hay un marcado contraste entre el agua calma de la bahía, que por momentos la convierte en una piscina natural gigante, y las que están en el sector sur de la ciudad, detrás del cerro San Antonio, donde el mar abierto hace que las olas sean más intensas y atrevidas.
Los cerros, que parecen querer zambullirse en el mar, y sirven como punto alto para vislumbrar la belleza natural son una de sus principales características. También son un sello distintivo la amabilidad y cordialidad de su gente. Cuenta con un coqueto y vistoso puerto donde se pueden contemplar lujosas embarcaciones y en la salida del mismo un restaurante ("Lo de Juan y Cristina") donde se pueden degustar exquisitos frutos de mar. Desde ese lugar se erige la aerosilla que conecta la base con el cerro San Antonio, desde donde se tiene una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Una de las excursiones recomendadas, y que sale desde ese mismo punto, para ver la ciudad desde el mar es dar un paseo en barco por la bahía. La duración es de algo más de una hora. Es un paseo donde los principales protagonistas son los cerros, el mar y las anécdotas de este místico balneario. Para los amantes de la pesca, también hay paseos o la posibilidad de pescar mar adentro.
La hotelería ofrece un variado menú de precios, aunque el promedio para enero está en el orden de los 120 y 150 dólares la habitación doble con desayuno, dependiendo de la comodidad buscada. Y de entre 250 y 300 dólares para una familia tipo. Pero como el gobierno uruguayo dispuso una serie de medidas tendientes a favorecer el turismo, a esos montos hay que descontarle alrededor de un 20 por ciento entre el IVA y otros beneficios.