El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión... Pero hay una cosa que no puede cambiar... No puede cambiar de pasión”. Personificando a Pablo Sandoval, Guillermo Francella le dio vida en la película “El secreto de sus ojos” a una de las escenas más recordadas del cine nacional. Y algo de eso pudo haberle pasado el lunes a la noche a Alexis Gabriel “Negro” O., un joven de 21 años con pedido de captura por el asesinato del ex líder de la barra brava leprosa Nelson “Chivo” Saravia, cuando fue a ver el partido de Newell's y Argentinos Juniors en el Coloso del Parque y cayó preso cuando fue detectado por el sistema “Tribuna Segura”. El muchacho será acusado en principio este jueves por el fiscal de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos Matías Edery como integrante de la veintena de personas que participaron de la bestial ejecución de quien fuera jefe de la barra leprosa entre agosto de 2013 y septiembre de 2016 al suceder en el paravalanchas a Diego “Panadero” Ochoa.
Por el asesinato del Chivo Saravia ya fueron detenidos e imputados siete hombres: Guillermo “Chupa” u “Ojitos” Sosa, Alejandro Nicolás “Rengo Fica” Ficadenti, Salvador A., Brian Alexis D., Juan Manuel A., Kevin Nahuel J. y Jonatan Ezequiel B., todos ellos por haber desempeñado distintos roles en el delito de homicidio calificado por ser cometido con el concurso premeditado de dos o más personas. Sosa, en cuya casa se organizó el asesinato, fue acusado como instigador del hecho. Los restantes como coautores. Para Jonatan B., además, la jueza de primera instancia Silvia Castelli dispuso que se conforme una junta médica con el fin de determinar si comprende la criminalidad de sus actos y está apto para participar de un proceso penal.
Según estas acusaciones el ahora detenido Negro O. “participó del grupo de personas que concurrió a cometer el hecho, tomó un arma larga con la que salió de la casa de calle Garibaldi 3385 (propiedad del Chupa Sosa) y regresó portando la misma” después de perpetrar el crimen.
A partir de la detención e imputación del Chupa Sosa el fiscal Edery expuso sobre la mesa el organigrama que domina el paravalanchas leproso. El “1”, según el planteo fiscal, es Ariel Máximo “Guille” Cantero, el apresado líder de Los Monos. Según esta mirada, por debajo se abren cuatro células “autónomas y que operan independientemente todas ellas colaborando con un mismo fin común: el dominio territorial para el beneficio económico”. Los gestores de esas células son, para la acusación, Leandro “Pollo” Vinardi, Pablo Nicolás Camino, Damián “Toro” Escobar y Marcos Jeremías “Pato” Mac Caddon, todos detenidos. Dentro de ese organigrama, Chupa Sosa cumpliría órdenes de Vinardi y por debajo de él estaba el “Rengo Fica”. La caída en desgracia de la línea de gestión del Pollo habría catapultado a la cúspide del paravalanchas a gente de “Toro” Escobar. En ese marco, para Edery el crimen de Saravia se enmarcó en un plan criminal como “consecuencia de la sucesión de la barrabrava” del club del Parque de la Independencia. Aunque no se descartó la posibilidad de un “trasfondo de liderazgo, pelea territorial y negocios varios”, según explicó una fuente ligada a la pesquisa.
Antes y después, filmados
Una de las evidencias más pesadas que presentó Edery a la hora de acusar al Rengo Fica y otras cinco personas fueron una serie de imágenes captadas por cámaras de vigilancia que el Chupa Sosa tenía instaladas en su vivienda y que no borró antes de caer preso. En esos videos se ve cómo el grupo se reunió en la vivienda horas antes de perpetrar el ataque y también minutos después, cuando volvieron a juntarse para cambiarse de ropas y dejar las armas. Ahí puede verse cómo una veintena de personas se reparten en la previa roles y armas; y minutos después del crimen celebran la muerte de Saravia y relatan la osadía de haber asesinado a un hombre frente a su esposa y a dos nenes de 8 y 13 años.
Desde el asesinato de Roberto “Pimpi” Caminos, ocurrido el 19 de marzo de 2010, la barra de Newell's suma al menos cuatro jefes de la barra asesinados. Además de Caminos, fueron muertos Matías “Cuatrerito” Franchetti en 2016, Maximiliano “Cabezón” La Rocca ese mismo año y Ariel “Tuby” Segovia en 2018. Y en el mismo período de tiempo, alrededor de 12 años, otros jefes del paravalanchas fueron detenidos: Diego “Panadero” Ochoa (como instigador del crimen de Maximiliano “Quemadito” Rodríguez), Alexis Caminos, Emiliano “Jija” Avejera, Marcelo Héctor “Pipi” Arriola y Aldo “Gatito” Sosa. Con la barra comandada por “Guille” y su gente, el único que estaba por fuera de esa estructura era el Chivo Saravia, quien según sus allegados, desde agosto de 2016 tomó distancia de la barra.
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Alrededor de las 20 del viernes 22 de octubre de 2021 dos personas en moto se pararon frente a un pasillo ubicado en calle Centeno y Rodríguez, en el barrio Itatí, y descargaron una lluvia de plomo contra Ángela Susana Oviedo, de 40 años y cuñada del Chupa. Si bien Saravia fue ajeno a ese ataque, Sosa sintió la necesidad de dar un golpe de efecto con un mensaje dentro de la barra y para todo el entorno.
Según la acusación, cuatro horas después del crimen de la cuñada del Chupa, alrededor de veinte personas se reunieron la medianoche del sábado 23 de octubre de 2021 en la casa de Sosa, en Garibaldi al 3300, para planear el ataque contra el Chivo. La vivienda puesta bajo la lupa tiene instalado un sistema de cámaras de vigilancia que registró segundo a segundo la secuencia de planificación y posterior festejo por el asesinato. Esa videofilmación fue vital para la identificación de los sospechosos y el reparto de roles de cada miembro del grupo. En la acusación se expusieron una treintena de capturas de las video filmaciones.
Casi una hora más tarde de la reunión previa, un grupo salió a bordo de al menos dos autos, uno de ellos un Peugeot 308 blanco, y se dirigieron a la casa de Saravia, en San Nicolás al 3700. Luego de estacionar en las inmediaciones, unos cuatro hombres bajaron de los vehículos y rompieron de una patada la puerta de la vivienda donde presumían que estaba la víctima. Una vez en el interior, primero se toparon con la pareja del Chivo a quien le preguntaron dónde estaba su marido. La mujer no les contestó, entonces los asesinos fueron directamente al dormitorio donde estaba su víctima y lo asesinaron a tiros. Acto seguido volvieron a la casa de Sosa a dejar las armas y cambiarse de ropa. El mismo día del crimen el fiscal Edery gestionó una orden de allanamiento para la casa del Chupa, donde se secuestró un aparato DVR en el que, sorprendentemente, encontró las imágenes de la reunión previa y posterior al crimen de Saravia.