Flores, hojas, curvas sensuales, tallos, mariposas e innumerables trazos de la naturaleza se concentran en el microcentro de Rosario. Nada de esto tiene que ver con los furiosos lapachos rosados que hizo brotar la primavera una vez más, sembrando pétalos por las calles. Se trata de los edificios de principios del siglo pasado que con esas formas orgánicas podría decirse que conforman la Ruta del Art Nouveau en la ciudad, un paseo, para rosarinos y visitantes, que puede hacerse a pie y con celular o cámara en mano, para almacenar instantáneas.
En un video Annba elaborado este año se ven algunas obras (también del art decó de la ciudad), donde quienes lo elaboraron y organizan viajes para recorrer las obras, arriesgan en decir que "Rosario es la ciudad con mejor modernismo catalán fuera de Barcelona y Catalunya".
Circuito Rosario Art Nouveau & Déco 2022 en el Día del Art Nouveau-Modernismo de la Ruta AANBA
El arquitecto y profesor de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Carlos Candia, cuarta generación de constructores de su familia, explica por qué este estilo se desarrolló en distintas partes del mundo y en Rosario, con sus particularidades.
Las seductoras curvas
Quien se detenga ante un edificio como el del Club Español, un ícono de este estilo en Rioja 1052, podrá darse cuenta sin demasiada pericia que se habla de una tendencia arquitectónica a la que no le interesa la línea recta: prefiere las curvas y la asimetría.
Se llamó a esta corriente Nouveau en Francia y Bélgica, pero se lo conoció con otros tantos nombres según el país donde se desarrolló. Jugendstil (Alemania y países nórdicos), Sezession (Austria), Modern Style (Reino Unido), Nieuwe Kunst (Países Bajos), Liberty o Floreale (Italia) y Modernismo (España).
En Argentina este nuevo lenguaje fue muy valorado en importantes centros urbanos, donde los inmigrantes convertidos en los nuevos burgueses -comerciantes, industriales y profesionales- invirtieron en las nuevas tendencias. Rosario se sumó a la tendencia.
"El único cultor en Rosario de los modernismos fue el arquitecto Francisco Roca (Frances Roca i Simó, nacido en Mallorca y formado en Barcelona)", explica Candia.
Y enumera su vasta obra que además del Club Español suma a el Palacio Remonda Monserrat (que tiene bar y librería debajo, en Entre Ríos y San Lorenzo y el conocido también como La Casa de los Dragones, la Confitería La Europea (San Luis 1154), Banco de Castilla y Río de la Plata (Rioja 1198), Palacio Cabanellas (Sarmiento y San Luis) y Asociación Española de Socorros Mutuos (Entre Ríos 701).
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La colectividad italiana fue importantísima para el perfil cultural de Rosario, pero la española no se quedó atrás, menos en el modernismo. Roca llegó a Rosario en 1909 donde se relacionó con una familia adinerada de origen valenciano-catalán, los Cabanellas. El mecenazgo favoreció la construcción de más de doce edificios de alguien como "de la casa"
También aparece ligado a estos edificios el francés Eduardo Le Monnier, con una impronta académica. Formado en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París y discípulo de Charles Garnier, quien hizo la Opera de París, marca una diferencia con Roca.
"En general estos movimientos, estos modernismos -dice Candia-, tuvieron una expresión diferente en cada región de Europa y se alimentaron de fuentes propias del lugar, el folclore la literatura tradicional, como reacción a la academia que formaba a todos los profesionales con el mismo perfil, una especie de estilo internacional en el siglo XIX, que formateó una forma de hacer arquitectura".
Llegado a la Argentina en 1896 y tras distintos reconocimientos profesionales, Le Monnier fue contratado por distintas familias aristocráticas de Buenos Aires para que realice residencias en el Barrio Norte.
La más importante de ellas es el Palacio Fernández Anchorena, hoy sede de la Nunciatura Apostólica, en la Avenida Alvear 1637. Y en Rosario también dejó su legado en el edificio de la Compañía de fondos mutuos Bola de Nieve (Córdoba y Laprida), el edificio más alto de la ciudad en el momento de su construcción, en 1907, y también lo dejó en la sede céntrica del Jockey Club (Córdoba y Maipú).
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"Volviendo a Rosario la mayoría de las expresiones art nouveau, salvo las de Roca, son de arquitectos menores o constructores, no formados en un ámbito académico universitario. Rosario entre 1900 y 1930 era chica pero tenía una actividad agrícola muy dinámica y un puerto en auge, lo que facilitaba la importación de materiales de afuera y exportación de materia prima; en ese contexto la aparición de estas expresiones arquitectónicas es una apuesta a al modernidad", señala Candia y se refiere una vez más a Roca, vinculado a la colectividad catalana, que construye mucho y aprovecha ese estilo.
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"El Jockey Club representa a la parte más conservadora de la sociedad lo hace Le Monnier que es un conservador de la arquitectura, en cambio Roca, es un antiacadémico", diferencia Candia.
Entre las expresiones de arquitectos "no tan reconocidos y constructores", como dice Candia, hay muchas más obras bellísimas en Rosario como la casa de Presidente Roca 455, del constructor Torcuato Nalé.
La residencia tiene el frente decorado con mosaicos blancos y rosados además de tallos y hojas en sus paredes y las curvas se apoderan de su puerta y balcones.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
También se desataca el actual hotel boutique Savoy Splendor, de San Martín y San Lorenzo. Construido por Máspoli sobre la base de un proyecto de Conder y Follet. Los planos los hizo Fausto Galacchi y el arquitecto consultor de la obra fue el inglés Herbert Boyd Walker.
Se inauguró en 1910 y ahora el edificio albergará, a un bar de rock (se prevé que un nuevo Rock and Feller´s abra pronto sus puertas ahí).
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Parece un plan, una ironía: una verdadera ruptura con todo lo anterior, como sucedió con los movimientos artísticos del del siglo XIX y XX. Algo así como "el futuro ha llegado".
Se calcula que la ciudad se suma a Buenos Aires con dos centenares de edificios nouveau, con sus vitrales primaverales, su herrería siempre germinada, las curvas femeninas y los rostros de mujer.
Algunos están impecables otros intervenidos por cables, cajas de energía, aires acondicionados, pintadas y carteles. Pero con sus marquesinas vidriadas intactas. No hay que privarse de una recorrida, porque aún se puede apreciar la belleza.
No hay que privarse de una recorrida, porque aún se puede apreciar la belleza. La primavera es una alegoría eterna en la arquitectura de Rosario.