“Mostramos fortaleza y decisión política para que quede claro de que no te van a acorralar y no te van a doblegar diez violentos”, plantean desde el socialismo. Por el peso legislativo del partido, dos referentes del PS fueron protagonistas: Clara García presidió una sesión caliente y Pablo Farías, titular del interbloque de Unidos, pidió que se cierre el debate y se pase a votar cuando las puertas de la Legislatura habían sido vencidas.
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Las escenas de violencia frente a una de las principales sedes del poder político, usuales en Buenos Aires, resultan atípicas en una provincia como Santa Fe por la inercia que le imprime la burocracia de la capital provincial y una dirigencia que en el último tiempo se acostumbró a administrar pero sin alterar la matriz de intereses.
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En los distintos campamentos de Unidos reconocen que los incidentes fueron provocados por un grupo muy pequeño y que el grueso de los manifestantes no avalaron los desmanes. Pero las interpretaciones difieren. “Los sindicatos no vinieron con algo armado. Pero se radicalizaron tanto que se les fue de las manos. Un sector de la izquierda vio la oportunidad y la aprovechó”, interpreta un hombre de máxima confianza de Pullaro.
En el PS también ven la acción de patrullas perdidas más que una radicalización de los gremios. “Cuando se rompieron las puertas los sindicatos se tiraron para atrás, ninguno se enfrentó a la policía”, destacan.
Dirigentes del PS participaron de la cocina del operativo que montó la provincia. “Planteamos que no era necesario que se cortara el tránsito por las calles laterales. El frente de la Legislatura nunca estuvo vallado y garantizamos que no haya un solo manifestante golpeado ni detenido. La policía no reprimió, los policías que estaban adentro de camisa y sin armas usaron matafuegos hasta que llegó la infantería”, señalan.
En un gesto de acompañamiento al gobernador, García dijo que está en contacto con el fiscal regional, Jorge Alberto Nessier, y le están aportando pruebas para identificar a los autores materiales e intelectuales. “Queremos llegar al punto de quién organizó y decidió que esta violencia ocurriera", dijo la presidenta de la Cámara baja.
Granata, en su salsa
Como pez en el agua en las aguas bravas del escándalo, Amalia Granata aprovechó sus dos décadas de entrenamiento en el mundo del espectáculo para posicionarse en el acontecimiento como la principal referencia opositora.
Con una unidad agarrada con alfileres, y sin conducción, el peronismo quedó descolocado. Estaba configurado para una confrontación dura en el recinto pero la violencia desbordó a sus representantes parlamentarios.
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En la conducción de Unidos reconocen el rol de la presidenta del bloque Hacemos, Celia Arena, en el largo cuarto intermedio que se produjo tras la votación exprés. “Planteó que no se podía abonar a la antipolítica. Jugó un rol importante para que volvamos a la sesión”, destaca un referente del oficialismo.
La mediática que llegó a la Legislatura con la ola celeste pero que supo fidelizar una porción nada desdeñable del electorado santafesino quedó en la posición más intransigente y va por la anulación de la votación. Entiende que se alteró de manera antirreglamentaria el orden de la sesión.
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“Al final Amalia es la vocera de los sindicatos liderados por el kirchnerismo y la casta judicial. Tiene una lectura totalmente errada, habla como si la reforma se hubiera discutido dos semanas y lo venimos debatiendo hace cinco meses. Se olvida de la comisión por la que pasaron especialistas y las reuniones con los gobernadores de la Región Centro. Habla como si no viviera en Santa Fe”, desliza con ironía un pullarista paladar negro.
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Más allá de que la imagen de Granata con las banderas de Amsafe Rosario de fondo no conectan precisamente con su electorado, la panelista sí parece apostar a captar desencantados de Unidos y Milei de cara al 2027.
En cualquier caso, una pregunta es si la unidad de todo el arco opositor, que va de Granata al centroizquierda de Carlos del Frade, es una convergencia táctica o, por el contrario, si llegó para quedarse.
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En este segundo escenario, no les alcanzaría para bloquear proyectos que requieren mayorías simples pero sí sería un obstáculo para que avancen iniciativas que demandan mayorías agravadas, como la reforma constitucional. “Se supone que es una alianza táctica y no se van a encontrar de vuelta. El jueves Amalia agarró la batuta, pero no creo que el peronismo siga bailando al compás de ella”, observa un armador de Unidos.
La lupa en la Justicia
Otro interrogante es cómo responderá la Justicia a los distintos planteos contra la reforma, ya promulgada, cuando el ámbito judicial es uno de los principales focos de resistencia a la propuesta. Jueces y parte.
Por lo pronto, tras el encuentro matinal del domingo pasado Pullaro y la Corte Suprema entraron en una fase de distensión, aunque el gobernador y sus aliados no piensan alterar su plan de renovar el máximo tribunal. Un objetivo que, además de facilitar la modernización del Poder Judicial, entienden le daría una garantía extra al proceso de reforma constitucional.
Más allá de la dureza de la Casa Gris, actores de peso de Unidos creen que todavía es posible una salida dialogada del conflicto. En ese marco, la opción de un decreto de cese unilateral puede ayudar a construir un escenario de firmeza. “Al igual que con la reforma previsional, es el momento de aterrizar y generar un cambio que no sea impugnable”, considera un armador de la alianza, que esta semana celebró el aniversario de su triunfo arrasador en las elecciones del año pasado.
Doce meses después, Pullaro va concretando sus objetivos y, aunque en tiempos de modernidad líquida nadie tiene la vaca atada, revalida su crédito ante la sociedad. “Estamos en uno de los puntos más altos del proceso, y hemos trabajado mucho para llegar acá. Igual, no nos confiamos, es probable que Milei empiece a arrastrar a todos hacia abajo. Por eso es tan importante tener autonomía y orden fiscal”, dicen desde la sala de situación del gobernador. Allí detectan que, por primera vez, en Santa Fe las curvas de aprobación y reprobación del presidente se invirtieron.
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Los frentes abiertos de Javier Milei
El presidente cierra una semana en la que fue perdiendo envión. A pura foto y promesa con la casta logró reunir un tercio en Diputados para sostener el veto a la ley de actualización de las jubilaciones. Una jugada defensiva, en medio de un operativo en que un efectivo tiró gas lacrimógeno a una nena de diez años, un límite incluso para una sociedad más reactiva a la protesta callejera y que demanda orden.
Esto, a su vez, mientras el gobierno no logra perforar el piso del 4% de inflación, el ancla social y política de Milei. De manera curiosa, en medio de una situación compleja para la mayoría de la población el presidente agasajará en Olivos con un asado a los legisladores que lo ayudaron a rechazar una norma que apenas compensaba lo perdido por las jubilaciones. Una movida que no parece maridar bien con la narrativa anticasta del gobierno.
A su modo, el libertario llegó en septiembre de su primer año al mismo punto en que estaba Mauricio Macri en diciembre de 2017. Una victoria parlamentaria pírrica sobre la cuestión previsional y con un esquema económico que muestra signos de agotamiento. Pocos meses después de ganar las elecciones de medio término, el mercado cerró la canilla del financiamiento y Macri tuvo que pedir auxilio al FMI.
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Con diferentes autoridades pero el mismo recetario, el Fondo aceptó correr de la negociación al chileno Rodrigo Valdés, el director para el Hemisferio Occidental del FMI. Milei lo señaló como “izquierdista” por haber sido ministro de Michelle Bachelet, a pesar de que se trata de un ortodoxo e insospechado de tener simpatías con el chavismo.
Más que una concesión a Milei, el Fondo parece decidido a llevar al terreno de la política —e insiste con unificar los tipos de cambio, devaluar y levantar el cepo, todas medidas resistidas por el gobierno— y sacarle al presidente la excusa del complot si no llegan fondos frescos.
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Con la sanción de la ley para reforzar el presupuesto de las universidades y la derogación del DNU que inyectó 100 mil millones de pesos de fondos reservados a la Side el gobierno sufrió otras dos derrotas duras.
El veto total que anunció Milei no sólo abre una escalada con el Congreso sino que podría gatillar una movilización de igual o mayor volumen a la marcha que convocó en abril la comunidad universitaria. Fue la única protesta que el aparato comunicacional del gobierno no pudo asociar a los beneficiarios del antiguo régimen y que lo hizo retroceder, más en términos simbólicos que en el torniquete financiero.
Por su lado, la derogación del DNU sobre inteligencia, puso de vuelta a Macri y a Cristina —que forman parte de un triángulo complejo con Milei— en el mismo bando. Signos de un sistema político en transición. Y, para el presidente, el problema de ser el organizador de una nueva línea divisoria, estando en minoría.
En ese marco Milei irá este domingo al Congreso a defender el presupuesto. Otra función nocturna en la que buscará defender todo el sacrificio en el altar del déficit cero. El problema es que la obsesión del presidente por el equilibrio fiscal está licuando el superávit político.