Empujado por las ganas de salir que provoca la retirada de la pandemia, la quinta edición del festival Open House Rosario fue un éxito y creen que va a superar al año más masivo, que fue el de 2019 con 27 mil personas. Los edificios más requeridos recibieron hasta 1.000 personas por día y registraron colas de una cuadra. El promedio de visitantes fue de 300 a 400 personas por obra, por lo que aunque los datos están aún siendo procesados, proyectaban que tuvo más de 30 mil concurrentes entre sábado y domingo.
El balance que los organizadores hicieron de la actividad que se realiza en la ciudad desde 2018 fue “muy bueno”, con 100 edificios, más de 300 voluntarios que se anotaron como asistentes y guías, y 20 coordinadores. La asistencia superó todas las expectativas, tras un 2020 de pandemia, y una tímida vuelta en 2021. La gente volvió a participar masivamente, refrendando el arduo trabajo para arbitrar recorridos con los propietarios e instituciones, ya que se incorporaron un 30 por ciento de obras nuevas.
El fin de semana tuvo una salida masiva de personas a la calle. Es que se juntó Open House con la Feria del Libro y Noche de Peatonales, lo que generó una gran oferta de actividades en el centro y sus adyacencias. Gabriel Stivala, integrante de Ohache, la asociación civil que articula la organización, se mostró sorprendido por la afluencia de visitantes: “Creo que va a superar la gran cantidad que tuvimos en 2019, porque en 2020 tuvimos pandemia y en 2021 costó iniciar luego de eso. Este año explota por la necesidad de salir que tiene la gente”, estimó.
“¿Nunca sentiste curiosidad por conocer la casa de otro?”, es el slogan de OH, que juega con esa idea voyeurística de espiar la vida cotidiana ajena. Casa Antonio (3 de febrero 2653) es uno de esos lugares. La arquitecta Agostina Bernacchia reformó y amplió la casa de su abuelo, una vivienda de pasillo de 1921 que pertenece a una antigua tipología llamada “casas de departamentos”, nacidas como respuesta al problema habitacional de la clase obrera. En 70 metros cuadrados montó el hogar en el que vive con su pareja, que es a su vez el Estudio Palta que ambos comparten, y que propone la convivencia entre lo antiguo y lo contemporáneo.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
“Hubo mucha concurrencia en los edificios vedettes de siempre, como Casa Fracassi (San Luis 1384) o el Palacio Cabanellas (Sarmiento 1020), que tienen recorridos más largos, porque en algunos casos los propietarios quieren contar un poco más de la historia. Pero también tuvo éxito la propuesta de este año de entrar a más viviendas privadas, en escala de todo tipo”, contó Stivala. Las residencias privadas fueron la apuesta de esta edición post pandemia, viviendas que ponen en valor el poder seguir viviendo en la ciudad y teniendo espacios de calidad en los interiores de manzana, donde interviene lo doméstico.
Instituciones
Pero también tuvo la pata fuerte de siempre, ligada a otro tipo de espacios de gran valor cultural, arquitectónico e histórico que habitualmente están cerrados al público, como los de diversas instituciones y organismos locales. La idea es que los visitantes puedan entrar y descubrirlos de manera gratuita, al igual que sucede en otras 50 ciudades del mundo que celebran el festival anual surgido en Londres en 1992.
Por ejemplo, el Club Alemán Deutscher Verein (Paraguay 462), es un inmueble que funcionó como vivienda particular de Rafael Candia, titular de una empresa que construyó una gran cantidad de edificios de valor arquitectónico en la ciudad, como La Favorita y el Jockey Club Rosario. Como curiosidad guarda en su fondo una cancha de bolos alemanes (Kegeln), una de las pocas del país. Es como un bowling pero los pinos, la bola y la cancha son de madera, y las reglas son distintas. Todavía se usa.
Otra es Casa Vanzo (Cochabamba 2010), construida en 1942 por el arquitecto Ermete de Lorenzi. Era el estudio del artista Julio Vanzo, uno de los más importantes de Rosario que dejó un impresionante legado compuesto de pinturas, dibujos, grabados, murales e intervenciones arquitectónicas en edificios de la ciudad. La propiedad de dos pisos, con un interior de impronta moderna y osada para la época, fue restaurada en acuerdo público-privado luego de que fuera donada a la Municipalidad en el 2006. Allí funcionará en breve la biblioteca, centro de documentación y archivo del Museo Castagnino Macro.
El Palacio Remonda Monserrat (Entre Ríos 583) fue uno de los más visitados. Popularmente conocido como la Casa de los Dragones, fue realizado en 1915 como edificio de rentas por Francesc Roca i Simó, y se enmarca en el modernismo art nouveau. Es reconocido desde el punto de vista cultural por alojar el tradicional y emblemático bar La Sede, la sala de teatro independiente El Cultural de Abajo, Oliva Libros y espacios nuevos como la galería de arte On Gallery y High Hostel.
“Este tipo de actividades le dan vitalidad a la ciudad los fines de semana. El evento, años tras año, prueba que en Rosario se pueden hacer cosas”, cerró Stivala.