En el panel que se desarrolló en Rosario participaron además Cecilia Uriarte desde el área de capacitación de la Defensoría del Público; Dolores Espeja, coordinadora de Conacai (Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia); Analía Moschini, escritora y docente, y Ricardo Valquinta, director general de aprendizajes colectivos de la Secretaría de Cultura y Educación, Municipalidad de Rosario.
—¿Cuál es el mayor desafío que enfrentan hoy los realizadores audiovisuales?
—La producción de contenido para las infancias siempre es desafiante, porque implica una responsabilidad enorme y demanda sensibilidad. Nos invitan a hacernos preguntas, son críticas y esperan que como adultos y adultas seamos creativos, innovadores y hagamos una apuesta para invitarlos a explorar el mundo. Hacer una señal pública infantil y educativa como Pakapaka implica una responsabilidad ética y política, no es lo mismo hacerlo desde el mercado que desde lo público. Resulta un desafío porque todo el tiempo debemos explorar formas de narrar que dialoguen e interpelen a las infancias. Y ahí probablemente el ejercicio más grande es correrse de la mirada adulta frente a un tema para entender la mirada infantil, y eso sucede en la medida que uno se acerca a sus audiencias, comparte, dialoga y se deja también interpelar por ellas.
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El canal público nació hace doce años y desde siempre apostó a construir vínculos con las infancias.
—¿Todavía cuesta pensar en el desarrollo de proyectos donde las infancias sean protagonistas, brindando espacios para que puedan expresarse?
—Como señal infantil que crea contenido para la pantalla de la tele, las redes y en el territorio, la participación de niños y niñas es constitutiva de Pakapaka. Desde el año pasado conformamos un Consejo de chicos y chicas, una experiencia que es inédita en el mundo, es un equipo que crea y piensa con nosotros la pantalla. Eso implica que propongan temas de agenda, intervengan guiones y personajes. Hoy tenemos 21 consejeros y consejeras de entre 7 y 10 años, de distintas partes del país. Lanzamos una convocatoria que nos sorprendió porque se anotaron 800 pibes y pibas. Es la primera vez que contamos con un espacio sostenido y permanente de diálogo y de escucha. Podemos decir que hay un antes y un después en la historia del canal desde que contamos con este Consejo.
—¿Desde qué lugar se genera el interés de los chicos? Distintas formas de narrar ponen el foco en la sorpresa, curiosidad, empatía y la identidad en el lenguaje.
—De todo un poco, primero hay temas que les resultan relevantes y que se repiten, que son preocupaciones genuinas como el cuidado del ambiente, el bullying o la violencia entre pares. También la posibilidad de narrarse a sí mismos y verse en una pantalla, de sentirse representados en alguien que tiene una historia parecida o de ser ellos mismos quienes se puedan contar. En las infancias generalmente sus voces están mediadas, siempre hay alguien que habla por ellos y ellas o los representa. La posibilidad de estar en una pantalla y contarse tiene un valor enorme. Desde lo digital producen y gestionan sus propios medios pero falta generar contenido audiovisual y en esto la tele no logró todavía ponerse al día. Habilitar la participación de las infancias y adolescencias implica hacer algo con lo que uno recoge y aceptar ser desafiado por esa mirada, algo que como adultos y adultas nos cuesta mucho.
—Un párrafo aparte es la producción de contenido para adolescentes.
—Aunque Pakapaka no se dirige a esta franja etaria, es interesante porque nos invita a pensar y encontrar formas de narrar y formatos que los interpelen. Podríamos pensar en temas que son relevantes para la población adolescente como la participación, la educación sexual integral, la relación con otros y la violencia entre pares, solo hay que encontrar formas de llegar. Los y las adolescentes están todo el tiempo buscando modos de expresión que a veces como adultos nos queda lejano y no los comprendemos. Décadas atrás, una forma de expresión eran los graffitis, hoy las redes sociales y los canales de YouTube o Twitch son las narrativas y formas de expresarse que tienen los y las jóvenes. En esos espacios dicen, opinan sobre la realidad y las cosas que pasan.
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Zamba junto a San Martín. El dibujo animado es uno de los íconos de la programación de Pakapaka.
—Como investigadora de comunicación e infancia, ¿Considerás que hoy pesa más el formato que el contenido?
—No se puede pensar por separado. Podemos tener un contenido interesante para las infancias y adolescencias pero si no tiene un formato atractivo, no sirve. Y por otro lado, el formato no tiene sentido si no representa ningún aporte para sus vidas. Entonces nuestra preocupación tiene que ser encontrar ese par, la mejor forma de contar aquello que tiene valor.
—Los hábitos de consumo hoy son desde los dispositivos y conectados con las redes sociales, ¿es posible pensarlo desde otro lugar?
—La forma de comunicar es a través de un ecosistema que involucra distintas formas, porque la realidad es que en nuestro país no todos acceden a la conectividad ni a los dispositivos. Hay muchos chicos y chicas que nos miran en la tele, otros que lo hacen desde el canal de YouTube, en la computadora o en el celular. Cuando se inició la señal nos preocupaba que el contenido de las redes no compitiera con lo que pasaba en la tele. Hoy ocurre de todo y de manera simultánea. Con una pantalla de televisión, perfiles en las redes y espacios con distintas narrativas y formas de contar, buscamos aprovechar esas potencialidades expresivas que nos permiten distintas interacciones.
—La vinculación entre diferentes soportes dan lugar a una diversidad de relatos que, además de entretener y divulgar saberes, pueden transformar modos de ver, entender y empatizar con el entorno.
—Con todo lo que hacemos buscamos entretener y que eso además tenga un valor o constituya un aporte significativo, como por ejemplo lo es una serie de terror, que permite procesar miedos y es un género que los chicos y las chicas sienten cercanos, les llama la atención y hasta se puede trabajar comprensión lectora. Buscamos que capte la atención para algo más. Estrenamos hace poco Historias entre tumbas con personajes 3D y fondos reales para un público un poco más grande.
—Analizando el trayecto de la señal, ¿qué cosas podrías decir que cambiaron en las infancias desde su inicio?
—Cambiaron las formas de consumir culturalmente. Las infancias buscan formatos más cortos, antes teníamos capítulos que duraban 25 minutos, ahora existe cierta voracidad de consumo que hacen que sean de 5 o 7 minutos. Hace una década atrás, no podíamos agotar una serie entera en una tarde, hoy una parte de la audiencia no pasa por la tele y puede maratonear todos los capítulos desde la plataforma. Cambiaron los modos de acceder al contenido y los formatos, pero hay otras cosas que permanecen porque los chicos y las chicas siguen eligiendo una historia que los haga sentir queridos o queridas, valorados y representados con honestidad, respeto y cuidado, y eso no cambia de una generación a otra. La complejidad de estos tiempos y de las infancias es algo que nos interpela en estos momentos en nuestro país pero cuando existe un espacio que mira a la niñez, la nombra, la representa auténticamente, le permite procesar temores y hacerse preguntas siempre será aceptado. Ojalá dentro de diez años esta pregunta tenga la misma respuesta.
Chicas y chicos reflexionan sobre cómo se los representa en los medios
Manifiesto del Consejo de Inventar Pakapaka
Durante su participación en el panel del festival Ojo al Piojo, Salviolo leyó el manifiesto “Nuestros cuerpos cuentan”, redactado por el Consejo Inventar Pakapaka. Allí, niñas y niños de todo el país convocados por la señal infantil reflexionaron sobre su representación en los medios de comunicación.
Los medios de comunicación, las publicidades, las redes sociales ponen a disposición de todos y todas representaciones de cuerpos que, por lo general, están atravesados por estereotipos. Las chicas y los chicos encuentran en esas imágenes —en esas representaciones de ser niño o niña, de ser mujer o varón—, ideas, acciones, movimientos que no los representan”.
En ese marco, las chicas y los chicos del Consejo Inventar Pakapaka 2022 trabajaron en torno a las imágenes y las representaciones de las infancias en los medios de comunicación. Cómo son esos cuerpos, se parecen a los de ellos/as, qué tienen que ver esas imágenes y esas actitudes con ellos y ellas, fueron algunos de los interrogantes sobre los que reflexionó el Consejo. En base a eso, pensaron qué imágenes de niños y niñas no hay en los medios y cuáles son las que les gustaría ver a ellos y ellas. Con esta idea desarrollaron el manifiesto “Nuestros cuerpos cuentan”, que sistematiza sus ideas y reclamos.
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“Inventar Pakapaka” está integrado por niños y niñas de todo el país.
Para esta actividad en particular, se reunieron a pensar cómo se representan sus cuerpos en la televisión, las publicidades, el cine y las redes. En base a esa observación, elaboraron un manifiesto donde establecen —entre otras cosas— que quieren ver “personajes con anteojos que no estén preocupados por cómo les quedan; personajes de distintos colores de piel (más morochas, albinas), que jueguen entre sí y que no haya diferencias; personajes gordos que sean felices con sus cuerpos, pero también personajes flacos, con silla de ruedas, con retraso madurativo, con autismo, con discapacidad visual, con síndrome de down y con muletas que vivan aventuras como todos los demás; y protagonistas mujeres que no sean reconocidas solo por ser inteligentes, que puedan luchar juntas y no necesiten de los varones para que las salven; y protagonistas varones que no sean siempre fuertes, que puedan pedir ayuda y llorar”.
“No ver en los medios a estos tipos de personajes nos provoca muchas emociones: nos ofende, nos da tristeza, nos aburre, nos molesta. Por todo esto, las consejeras y consejeros de Inventar Pakapaka 2022 les pedimos que nos escuchen y nos ayuden a que todos estos personajes sean representados en los medios. ¡Con los medios nos divertimos, conocemos y también aprendemos!”, cierra la carta.
El Consejo Inventar Pakapaka 2022 es un espacio de participación que cuenta con representantes de diferentes provincias del país, y sus testimonios buscan dar cuenta del carácter federal del manifiesto. El comité está compuesto por veintiún chicos y chicas de 7 a 11 años, tres integrantes por región, con representatividad y diversidad de géneros, y coordinado por un equipo de personas adultas miembros del equipo de Pakapaka.