Pamela y Darío Serpi desandaron la historia de Albino, su padre, en el bar Lido de avenida San Martín / Diario La Capital / Marcelo Bustamante.
Entre Tablada y Mardel
Albino nació el 25 de mayo de 1934 en la casa familiar de Amenábar y Alem, en Tablada, y se crió en un barrio donde los vecinos y los gringos (inmigrantes de diferentes nacionalidades) eran (como) de la familia.
Era hijo de Erbino Serpi (se supone que se llamaba Albino pero fue mal anotado en su documentación argentina), quien había llegado al país desde su Cagliari natal, en la isla italiana de Cerdeña, y de Esmeralda Pedrido, proveniente de Cima de Vila, una localidad de La Coruña, España. Hizo la primaria y la secundaria en la Escuela Gobernación del Neuquén desde 1945 llamada Escuela Nº 615 República de Perú de calle Alem al 3000.
Erbino era cocinero y acostumbraba “hacer la temporada” de octubre a abril en la ciudad turística de Mar del Plata y hacia allí todos los años marchaba con su familia y sus ollas. Desde los 14 años Albino trabajó como botones, en la recepción de hoteles y como asistente gastronómico. A veces viajaban a Córdoba.
Albino a los 12 años y sus padres, Esmeralda Pedrido y Erbino Serpi, en una de sus tantas temporadas laborales en Mar del Plata / Gentileza: Archivo Familia Serpi.
Darío relata que Albino tenía un gratísimo recuerdo de sus estadías marplatenses y evocaba siempre las caminatas al lado del mar a la salida del trabajo. Ya mayor, seguía visitando La Feliz y repitiendo sus paseos: “Me contagió su cariño por Mar del Plata y hoy disfruto de ir y hacer las mismas caminatas que hacía con mi papá”.
La vecinal y la biblioteca
El barrio de laburantes donde nació Serpi decidió en 1933 crear la Sociedad Vecinal Tablada y Villa Manuelita, inaugurada el 3 de marzo, y que luego se asentaría en el local de Alem 3033. Como parte de sus servicios, desde 1944 abre una pequeña biblioteca con unos 200 libros que desde el 26 se septiembre de 1953 gestionará la Subcomisión de Biblioteca.
Desde los 16 años Albino colabora con la vecinal y la biblioteca. Con la colimba de por medio, aprende a manipular títeres de cartapesta y ofrece obras del "Teatrito de Marta y Jorge" para los más chicos, sobre todo de Villa Manuelita. A Serpi se le endilga la frase "no sirve que tengamos sólo acá la biblioteca". Había que llevarla donde los pibes que más la necesitaban. Sorprendido, Darío destaca la edad de esos pibes de barrio que ya tenían “sueños colectivos”.
Retratos de 1958 y 1959 en la rambla marplantense cuando Albino surcaba una juventud colmada de trabajo y sueños colectivos / Gentileza: Archivo Familia Serpi.
El 26 de diciembre de 1963 Albino contrae matrimonio con Elsa Giurca, una profesora de educación física, y juntos se van a vivir a una casa en Entre Ríos y 27 de Febrero. La pareja ampliará la familia con la llegada en julio de 1965 de Darío y en abril de 1968 de Pamela. Elsa fallecerá en 1995 a los 57 años.
"Caramba que se hizo mucho"
Albino también trabajó en la empresa metalúrgica Hierromat y en la agencia Play Publicidad. Pero “la Biblioteca era su vida”, concuerdan sus hijos. Todavía lo escuchan. “Voy a Biblioteca”, decía y partía hacia su infinita gama de labores que se resumen en su función de secretario eterno de la Vigil.
La Biblioteca Popular Constancio C. Vigil era algo más que eso. Fue un proyecto barrial que fundó jardines de infantes, escuelas primaria y secundaria, observatorio astronómico, editorial, teatro, caja de ayuda mutua, centro recreativo y deportivo, una isla y edificio propio en Alem y Gaboto.
La envergadura del proyecto merecía una idea genial. Se considera a Albino Serpi el creador de la famosísima rifa en cuotas de la Biblioteca Vigil que tuvo alcance nacional y que según su autor tenía el tacto de que los premios se pensasen según reales necesidades de los sectores populares.
La Biblioteca Vigil se convirtió en el emblema de un barrio y de una ciudad gracias a una idea genial de Serpi: la rifa en cuotas / Contacto Ciudadano.
La intervención militar a la Biblioteca Vigil fue el 25 de febrero de 1977 cumpliendo con un decreto provincial del gobierno de facto. Se acusó a los representantes de incurrir en “graves falencias económicas” que nunca fueron probadas, aunque el objetivo final, según el ex socio, detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) en 1977 y autor de una historia de la Vigil, Raúl Frutos, era la “aniquilación del complejo Biblioteca Vigil”.
Como una corroboración de los más estúpidos prejuicios argentinos el “algo habrán hecho” hizo el resto. Los fundadores de la Vigil fueron tratados como terroristas, algunos de ellos encarcelados y otros murieron sin saber de la restitución de la institución a sus beneficiarios. Pamela recuerda con dolor que la misma gente del barrio se cruzaba de vereda cuando veía a los Serpi por la calle y que, cuando se graduó, no dejaron entrar a su padre a la escuela. Él la esperó a dos cuadras para saludarla al final del acto.
El miércoles 26 de diciembre de 2018 Albino Serpi declaró en la causa Feced III por crímenes de lesa humanidad que se tramitaba en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº2 de Rosario en bulevar Oroño. "Caramba que se hizo mucho", respondió Serpi a su turno como testigo del desguace de la Biblioteca y de la persecución sufrida al viejo e hiriente “algo habrán hecho”, afirmó que la "Vigil fue injustamente maltratada” y que le dio "impotencia" el destrozo perpetrado. “Dónde hubiésemos llegado” (sin la intervención), se le escuchaba lamentarse. Según sus hijos, si bien Albino volvió a la Biblioteca y a su trabajo en ella, nunca pudo reponerse del despojo. Habían pasado 35 años.
En noviembre de 2012 la Legislatura santafesina aprobó la restitución de los bienes expropiados a la Biblioteca Vigil desde 1977 y que la entonces ministra de Innovación y Cultura de la provincia, María de los Ángeles González, hizo efectivo en enero de 2014.
Serpi, Armando Durá, primer presidente de la Biblioteca, y el gobernador Miguel Lifschitz el 30 de noviembre de 2018 con motivo de la restauración de la fachada de la Vigil / Facebook/ La Biblioteca Vigil.
Pasión, trabajo y libros
Conspicuo lector de La Capital, Serpi amaba la radio, sabía mucho de Rosario, formaba parte del grupo de historiadores barriales, escribía muy bien, “la gente siempre le decía que tenía que escribir un libro” apunta Pamela, y más de 50 cajas con recortes de diarios y revistas conservadas aún en su casa son mudas testigos de su pasión por su trabajo. Dedicación que le quitó tiempo para sus hijos. “¿Viste ese chico que queda solo porque no lo van a buscar a la salida de la escuela?, ese era yo”, se ríe ahora Darío.
Albino Serpi retratado por La Capital en mayo de 2010 cuando llamó la atención sobre los mástiles de la ciudad sin banderas / Diario La Capital / Ángel Amaya.
Solidario, muy conocido en el barrio, relacionado con muchas instituciones culturales y educativas de la ciudad, Albino recibía hasta pedidos de trabajo. “Salí a caminar, a ver gente”, obtenía el solicitante como inesperada respuesta. “No sé cuándo se jubiló”, resume Pamela con picardía para ilustrar que nunca dejó de trabajar.
Fue casi insuperable su amor por los libros y la Biblioteca Vigil fue un claro ejemplo. Compraba libros para leer y para regalar, tenía contacto con editoriales de diferentes paises y provincias y hacía circular libros por donde anduviese. Era denodado su esfuerzo por promover los libros y los autores locales. Y tenía una rara forma de no enojarse cuando prestaba uno y no se lo devolvían: "Los libros tienen que viajar", decía, "y éste debe estar viajando".
Leé el bello perfil que publicó La Capital en 2017 de Albino Serpi llamado "El regalador de libros"
Como distinguido hincha de Central Córdoba e historiador del club, su agenda estaba atravesada por el camino del Charrúa por el fútbol argentino. Es decir, estaban tachados los días y horarios cuando el Gabino Sosa convocaba. Cuentan sus hijos que la muerte de algunos amigos cercanos y en mayo de 2020 de Felipe "Trinche" Carlovich, ídolo máximo de la afición charrúa, dejó a Albino triste.
La última vez que Albino estuvo en la Vigil fue el 12 de septiembre de 2018 para la presentación del libro “Una piba peronista” y habló de los 60 años de la Biblioteca. Pamela cuenta que para esa fecha Albino ya estaba enfermo y hacía diálisis, y que cuando caminó desde el auto hasta los Tribunales Federales para testimoniar en la Causa Feced III fue "la cuadra más larga de su vida".
Serpi se fue el 25 de noviembre de 2020 a los 86 años, en silencio, como a él le gustaba, sin alharacas ni cumplidos, mientras el pueblo y los medios lloraban a Maradona. Pamela tiene otra hipótesis sobre el día de la muerte de Albino: “Prefiero pensar que ese día Diego lo tomó de la mano para juntos ir a darle un abrazo al Trinche”.
Albino en sus últimos años con camisa, saco, sonrisa y amabilidad incorporada, una marca registrada de un vecino imprescindible / S/D