Suele ser conveniente tomarse un tiempo y analizar fríamente antes de realizar cualquier tipo de análisis, pero en este caso en Central no parece un paso necesario. Desde hace tiempo hay una realidad marcada a fuego en Arroyito y el último partido, ante Colón, no iba a cambiar un ápice el parecer de lo que fue el semestre futbolístico del canalla. Es más, el empate del lunes en el Gigante sirvió para abonar la idea de lo mal que se hicieron las cosas en un torneo que transcurrió sin pena ni gloria para el canalla, que finalizó en el puesto 20 de 28. Contra eso hay poco por agregar, aunque sí se pueden desmenuzar algunos de los ingredientes que llevaron a Central a protagonizar un campeonato decididamente malo (eliminación mediante de Copa Argentina en 16avos de final), en el que lo poquito bueno que tuvo para rescatar fue la victoria en el clásico ante Newell’s. No mucho más que eso.
Carlos Tevez declaró tras el empate ante Colón que su intención es continuar como entrenador canalla, pero dejó en claro que habrá algunos requisitos que deben cumplirse y apuntó a la llegada de refuerzos como el primordial, lo que habla a las claras de que habrá un plantel nuevo que armar.
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Central ante Gimnasia, el primer partido de Tevez como entrenador, tras el portazo que dio Somoza.
Marcelo Bustamante / La Capital
El Central que venía a los tumbos tras el alejamiento del Kily González y el arribo de Leandro Somoza en el torneo pasado no tuvo ninguna capacidad de reacción en este que acaba de finalizar, en el que las responsabilidades desde lo estrictamente futbolístico corren por cuenta de Somoza y Tevez. Por supuesto que hay otro tipo de responsabilidades, que tienen que ver con la confección del equipo y en ese terreno también hay lugar para la dirigencia.
Un equipo que logra el 35 por ciento de los puntos en juego no tiene otra alternativa que ponerlos en la columna del debe. Por eso, por más atenuantes que puedan marcarse, no hay otra forma de analizar este presente sin prescindir de la idea de la frustración y la decepción.
Se sabe que la clasificación a copas internacionales contempla la sumatoria de toda la temporada y en ese punto los males venían ya de arrastre, pero ya con muchas fechas por jugarse Central se había despedido de la posibilidad de meterse en la próxima Copa Sudamericana. Necesitaba estar entre los 11 o 12 primeros, pero finalizó diez puestos más abajo. Sí, diez puestos. Y que un club como Central no llegue ni por aproximación a soñar con clasificarse al menos a la Sudamericana hace que las palabras en cierta forma sobren.
De principio a fin Central fue un equipo que nunca encontró conectividad con el juego. Es cierto, hubo un mayor equilibrio y algún pequeño crecimiento tras el cambio de entrenador, pero fue algo efímero en relación a aquellas ilusiones que pudieron generarse antes del inicio del campeonato.
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La mayor alegría Central la logró en el clásico frente a Newell's, al que venció por 1 a 0 con gol de Alejo Veliz.
Héctor Rio / La Capital
Una vez más Central le dio vida a esa vieja frase que dice que “lo que mal anda, mal acaba”. Un mercado de pases iniciado por un entrenador y cerrado por otro. En comparación, las responsabilidades de Somoza son pequeñas al lado de las de Tevez, pero al exDT canalla también les caben las de la ley.
Fueron apenas dos partidos los de Somoza al frente del equipo en este torneo, pero en ese corto tiempo demostró la incapacidad que había mostrado en el anterior. Protestó una y mil veces por la no llegada de refuerzos, hasta que decidió dar el portazo. Lo hizo después del segundo partido.
Llegó el interinato de Pirulo Rivarola, mientras desde una dirigencia partida al medio, se negociaba en paralelo con Pablo Vitamina Sánchez y con Tevez. Resultó triunfadora la propuesta sobre la que se abrazó ya prácticamente presidente en ejercicio (en esos días se tomó licencia Rodolfo Di Pollina) Ricardo Carloni. De ahí en más, todo fue obra del Apache.
También el tema del mercado de pases. Porque si hay algo que no debe pasarse por alto es que Tevez dispuso de un tiempo importante para trabajar en el libro de pases. Siempre dijo que los jugadores que llegaran lo iban a hacer bajo su aprobación, por lo que, a excepción de José Leudo (no sumó ni un minuto) y Francis Mac Alliser (ambos llegaron mientras Somoza era el entrenador auriazul) todos los refuerzos estuvieron bajo la órbita de su análisis.
Tampoco es cuestión de focalizar todo pura y exclusivamente en los refuerzos, porque el año futbolístico lo protagonizaron esos jugadores más todos aquellos que ya estaban en el plantel. Y con todos ellos, Central fue un equipo que jamás logró superar la medianía.
Así, el único veranito que vivió el canalla en este torneo fue esas dos fechas de locura extrema, que se inició con la victoria en el clásico y prosiguió con una goleada en cancha de Arsenal. Y aquí es donde amerita detenerse en el paneo para rescatar justamente lo efímero que fue todo en Central. Porque obligar a que los hinchas deban conformarse sólo con haber ganado el clásico es ofrecerles la nada misma. No obstante, fue la gran alegría que tuvo Central y de la que ni siquiera pudo sacar provecho, porque si bien goleó al toque a Arsenal, lo que vino después fue un subibaja permanente.
Así, de a poco, las chances de copas se fueron reduciendo a su mínima expresión y, sobre el final del torneo, a lo que se le empezó a prestar mayor atención fue al promedio de la próxima temporada. El triunfo que el canalla se regaló en el Monumental fue apenas un mimo en medio de tanta chatura. A tal punto que tampoco de eso pudo sacar un rédito futbolístico ni emocional para poder cerrar el ciclo con una alegría, ante Colón.
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En cancha de Racing, Central sufrió una de las mayores decepciones. Lo ganaba por tres goles y lo terminó perdiendo.
Marcelo Bustamante / La Capital
Como en varios de los últimos torneos, Central despide un nuevo año, en este caso un semestre, en el que los sueños se dieron de frente contra la realidad. Una vez más los cambios de DT no lograron enderezar un camino que venía torcido del inicio, con un pobre mercado de pases en el medio (no llegó ninguno de los nombres que desde el club y desde el círculo íntimo de Tevez hicieron trascender) que no fue bueno. Y en el medio hasta el director deportivo, el Mono Gordillo, dejó su cargo.
Tevez jamás pudo imponer un sello distintivo en el equipo y así transcurrió el campeonato para Central, con saltos permanentes, pero con muchas más espinas que rosas. Hasta aquí no se había hecho mención de lo político para no confundir los tantos, pero una vez finalizado el torneo, lo político sí debiera tapar este presente olvidable desde todo punto de vista y lograr un impacto positivo a futuro.
El fracaso de Copa Argentina
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Rápida despedida. Central no pudo en los penales contra Quilmes y le dijo adiós a la Copa Argentina. Jugó muy mal.
Marcelo Bustamante / La Capital
Es imposible realizar el balance del semestre de Central obviando lo que fue la participación en Copa Argentina, en la que el canalla se despidió de la competencia en 16avos de final, frente a Quilmes (Primera Nacional). Es que ahí radica otro de los puntos negros de la campaña. Esta vez este torneo no le sirvió para maquillar sus problemas futbolísticos, como tantas otras veces lo hizo.
Fueron apenas dos partidos de Central, el primero contra Sol de Mayo, bajo la conducción de Leandro Somoza (en el semestre pasado) y el restante, ya con Tevez como entrenador y en ambos el canalla los definió por penales.
Había sido muy mala la imagen que dejó Central en aquel partido en Santa Fe contra un equipo del Federal A, pero fue peor lo ocurrido en Córdoba, donde hizo los méritos necesarios para quedar eliminado en los 90 minutos reglamentarios. Empató de milagro y la lotería de los penales esta vez le jugó en contra.
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Ante el endeble Sol de Mayo, Central logró pasar la primera fase de Copa Argentina por la vía de los penales.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Central venía de dos ediciones en las que había sido eliminado en primera ronda (ante Sol de Mayo, con el Loncho Ferrari y frente a Boca Unidos, con el Kily) y frente a la necesidad y la obligación de mejorar esas producciones flaqueó en el intento. Fue un golpe más que sufrió el canalla en una segunda mitad del año para el olvido.