El decreto se aprobó a fines de febrero de 2021: en base a su trayectoria como educadora y a su incansable trabajo por difundir los principios de la Escuela Serena de Leticia y Olga Cossettini, el Concejo rosarino decidió reconocer a la profesora Amanda Paccotti como Ciudadana Distinguida de Rosario. Pero la pandemia obligó a posponer el acto de entrega del diploma, que se concretará el próximo jueves 26 de mayo a las 18 en el recinto de sesiones del Palacio Vasallo (Córdoba 501).
Hace varias décadas atrás Amanda vivió algunos años en un pueblito cerca de Ginebra (Suiza). Era otro paisaje, otro idioma, otra cultura distante a la Rosario en la que nació. Pero cuando extrañaba mucho a su ciudad natal bajaba hasta las orillas del lago Lemán para sentir el olor del agua. Que es cierto, el lago y sus cisnes no tenían nada que ver con el marrón del Paraná. Sin embargo ella percibe que algo había en ese encuentro sensorial entre dos ciudades desde el agua. “Por supuesto que me enorgullece este reconocimiento y me pone contenta, porque si bien viví mucho tiempo afuera, esta ciudad y el río siempre fueron mi base. Me siento una ciudadana de Rosario”, dice la docente a La Capital.
Amanda Paccotti nació en Rosario y fue alumna de la escuela Nº 69 Gabriel Carrasco. Allí, en esa histórica institución de barrio Alberdi, llegó a conocer el proyecto pedagógico liderado por las hermanas Cossettini, que se desarrolló entre 1935 y 1950. “Fui muy feliz en esta escuela, siempre te recibían con música y una sonrisa”, dijo la educadora a este diario en una nota publicada a poco de conocerse la distinción. Ese día Amanda regresó a la escuela para recorrer sus pasillos y salones. A cada paso que daba, cada maestra y portera se le acercó a felicitarla por el reconocimiento, en un claro espíritu de celebración colectiva.
La docente se siente conmovida por la distinción a nivel personal, pero también lo hace extensivo al resto del magisterio: “Esto también es un reconocimiento a todos los maestros, porque están tan vapuleadas las escuelas y sus maestros. Tenemos muchas cosas que recomponer, pero los docentes en terreno son los que están salvando la situación”.
La huella escolar
A la pregunta de por qué quiso ser maestra, Paccotti responde directo: “Quería ser como las Cossettini, muy sencillo”. Se recibió en el Normal 1 y continuó sus estudios para graduarse dos años después como profesora de jardín de infantes. Su primer trabajo como reemplazante lo tuvo en la Carrasco. Entre 1962 y 1981 se desempeñó como maestra de grado en el Instituto Integral de Fisherton, donde asumió la vicedirección en 1982 y un año más tarde la dirección, cargo que ocupó hasta 1990. Para ingresar a la Integral tuvo que aprobar un concurso cuyo jurado contaba entre sus integrantes a Olga Cossettini y Rosita Ziperovich.
Entre 1988 y 1990 trabajó como documentalista en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice), para el ordenamiento y clasificación del material pedagógico de la escuela Carrasco, en donde también integró el equipo realizador del documental La escuela de la Señorita Olga, del cineasta Mario Piazza. En la actualidad es colaboradora externa ad honórem del Irice e integra el Grupo de Amigos del Archivo Cossettini. Además desarrolló trabajos vinculados a la cultura y la educación en Francia y Perú.
“Es fundamental y necesario el reconocimiento a la trayectoria de todas aquellas personas que con su accionar comprometido con la historia, el tiempo y la identidad, construyen los cimientos de nuestra ciudad”, señala el decreto del Concejo sobre la distinción, impulsada por la concejala Mónica Ferrero (bloque Socialista) y aprobada por unanimidad en la última sesión de febrero de 2021.
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“Elegí ser docente porque quería ser como las Cossettini”, dice Amanda.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Pero además de la distinción del Concejo, este año para Amanda el festejo es por partida doble, ya que se cumplen 20 años del nacimiento de la Red Cossettini, un espacio que se gestó con la intención de difundir, acompañar y contagiar a docentes desde el legado de las maestras creadoras de la Escuela Serena. Hay otro puente que traza entre esa historia y el presente, ya que el lunes 23 de mayo se cumplen 35 años del fallecimiento de Olga Cossettini.
“Esta ciudad me dio todo —dice Amanda a La Capital—, porque me dio una escuela pública que me hizo feliz y una biblioteca popular como la Alberdi. Además tuve profesores como Rubén Naranjo que me ayudaron mucho”. También dice que se siente dolida porque en estos tiempos violentos solo se habla de más gendarmes o policías, y poco de educación y cultura: “Eso me duele el corazón, porque si a los chicos no les damos vida digna, no una pobreza extrema como la que viven, y si no apostamos a la cultura y la educación no veo una salida esperanzadora”.
Frente al crecimiento de la criminalidad dice que es necesario anteponer el valor de la ternura. “Me duele —dice— que no se hable de ternura. Seguimos hablando de contenidos. Creí que la pandemia iba a servir para darle el golpe final a una escuela que agonizaba. Pero esto no lo percibo. Hay que apostar a construir otro tipo de vida. Y escuchar a los chicos y adolescentes, que parece que no existieran”.