Roy López Molina, diputado provincial por el PRO, quiere volver a ocupar una banca en el Palacio Vasallo, lugar donde ya cumplió un mandato de cuatro años para saltar luego, en 2015, a la Legislatura provincial. "El Concejo es el lugar para patear el tablero y comenzar a construir una Rosario para los próximos 30 años. La ciudad está en un momento único para subirnos al cambio", afirma el actual legislador macrista, una consigna a tono con su referencia política nacional. Niega, a la vez, que su intento por regresar a la ciudad tenga que ver con que un hipotético triunfo lo catapulte a una candidatura a la Intendencia dentro de dos años. Eso, asegura, es lo que lo diferencia de su rival en la interna, la diputada nacional Anita Martínez, quien también bajó del Congreso nacional para pujar por una banca en el Concejo. Es una disputa entre conocidos y, por ende, un tanto agria para el espacio.
"A pesar del respeto y el cariño que le tengo, yo siento que Anita está obsesionada con ser intendenta de la ciudad. Y cuando uno está obsesionado demasiado en lograr un cargo a futuro termina descuidando el lugar que cada uno tiene hoy. Eso tiene un riesgo, y es que en tus pasos por los lugares (fue concejala, candidata a intendenta, actual diputada y ahora postulante a concejala) no hayas dejado huella, no hayas dejado algo por el cual te recuerden o un aporte para la ciudad", criticó López Molina a su contrincante en el frente Cambiemos.
—¿Por qué la decisión de volver al Concejo de Rosario cuando aún te faltan más de dos años para completar el mandato de diputado provincial?
—Lo que más me entusiasma de volver a ser candidato a concejal tiene que ver con el momento en que se encuentra la ciudad. Rosario está en un momento único para subirnos al cambio y garantizar que ese cambio llegue a cada rincón, sobre todo en una ciudad que tiene muchos contrastes. Creo que el Concejo es el lugar para patear el tablero y comenzar a construir una Rosario para los próximos 30 años. Esto no significa tirar por la borda lo bueno que se hizo en estos años, pero también entiendo que 30 años de un mismo gobierno implica agotamiento, falta de creatividad. Es necesario que sean otros los que tomen la posta para hacer una ciudad más linda, tranquila e integrada.
—Tu caso no es el único; sobran ejemplo de candidatos que se postulan a un cargo teniendo ya otro por mandato popular. ¿No hubiese sido ético renunciar a tu banca de diputado para hacer campaña para concejal?
—Nosotros tomamos el compromiso de encabezar esta lista, y si somos elegidos para llegar al Concejo, en diciembre vamos a renunciar al cargo de diputado provincial. Cuando fui concejal (2011-2015) le intenté sacar el máximo jugo presentando proyectos. En este año y medio de diputado pudimos instalar discusiones importantes, como por ejemplo cuando impugnamos el nombramiento de Raúl Lamberto a la Defensoría del Pueblo porque entendíamos que una persona que nos había dejado una provincia con récord de homicidios siendo ministro de Seguridad no merecía recibir ese "premio".
—¿Cómo evalúa la actual gestión de Seguridad en la provincia? ¿Nota que mejoró algo?
—Lamberto tuvo la peor gestión en materia de seguridad, con lo cual empardar esa situación es difícil. La vara estaba muy baja. En eso se han dado algunos pasos, por lo menos desde la presencia o el perfil del nuevo ministro (Pullaro). Se dieron avances importantes en materia de lucha contra el narcotráfico a partir del trabajo conjunto y en equipo con el gobierno nacional. Antes, para que Rosario tenga gendarmes, el kirchnerismo nos lo cobraba. Ahora no solamente el gobierno nacional no cobra, sino que también vienen con un plan de seguridad para que cada acción que se haga en el territorio tenga resultados. Todavía falta muchísimo. Una reforma profunda de la policía, atacando los nichos de corrupción que aún existen y son muchos, y después trabajando sobre la capacitación de la fuerza. También falta una reforma de la Justicia provincial y del Servicio Penitenciario.
—Al ser un área de incumbencia federal y provincial, ¿qué es lo que se puede hacer sobre este tema desde el Concejo?
—Por ejemplo, trabajar mucho desde la obra pública, porque la infraestructura bien realizada es sinónimo de seguridad. También utilizar la tecnología. Una de las propuestas concretas que vamos a trabajar es incorporar en los ingresos a la ciudad el sistema de lecturas de patentes. Son arcos que tienen incorporado toda la información de las patentes de los autos que tienen pedido de captura. Cuando el auto pasa por debajo de ese arco, registra la patente, la compara y confronta con la base de datos, y si tiene pedido de captura se dispara una alarma a las fuerzas de seguridad.
—¿Cuál es la principal diferencia que tiene que observar el votante para elegir entre tu lista y la de Anita Martínez?
—Tenemos diferentes perfiles, diferentes compromisos, diferentes formas de trabajar y diferentes equipos. A pesar del respeto y el cariño que le tengo, yo siento que Anita está obsesionada con ser intendenta de la ciudad. Y cuando uno está obsesionado demasiado en lograr un cargo a futuro termina descuidando el lugar que cada uno tiene hoy. Si uno mira los últimos cuatro años, Anita fue concejal, candidata a intendenta, a diputada nacional, ahora de nuevo a concejal. Quiere utilizar el Concejo como trampolín para llegar a la Intendencia. Y eso tiene un riesgo, y es que en tus pasos por los lugares no hayas dejado huella, no hayas dejado algo por el cual te recuerden o un aporte para la ciudad. Yo entiendo a la política en otros términos. Creo en objetivos colectivos.
—Pero si ganás las Paso, también te posicionás a futuro como candidato a intendente. ¿No es eso lo que se dirime en la interna de Cambiemos?
—No creo que el voto de la gente o la decisión de los rosarinos se pueda manejar por botonera, que el que gane queda naturalmente posicionado para dentro de dos años y quien pierda queda afuera de la cancha. Hay muchos ejemplos de algunos que ganaron y después perdieron o salieron terceros. Sí creo que es el momento para tomar conciencia de que los rosarinos queremos cambiar. Y que ese cambio se empieza a llevar adelante desde el Concejo Municipal. A mí no me obsesiona el cargo que voy a tener en un futuro. Me obsesiona, como padre de una nena cinco meses, tratar de dejarle una ciudad más segura a mi hija Sol.
—¿Por qué razón el PRO le trabó el endeudamiento a la intendenta Mónica Fein en el Concejo, mientras el gobierno de Mauricio Macri utiliza esta misma herramienta para financiar obras e incluso gastos corrientes?
—En realidad fue la mayoría del Concejo el que le dijo que no al endeudamiento. Desde nuestro bloque dijimos que estábamos dispuesto a discutir sobre ese crédito por 200 millones de dólares, pero también dar un debate completo, que tiene que ver con la política de gastos. Porque hay barrios que hace 30 años que esperan el pavimento, como en Pedro Lino Funes y Casilda, pleno corazón del barrio Ludueña. Cuando uno mira cómo gasta la Municipalidad se da cuenta que no todo es problema de plata sino del sentido de la inversión. Mientras tenés barrios enteros sin cloacas ni iluminación, el municipio invierte casi 20 millones de pesos en la plaza San Martín. Que alguien me explique el sentido común de esa inversión. Una de las propuestas concretas que vamos a llevar al Concejo para evitar estas cosas es incorporar en cada presupuesto que se vote una cláusula de reparto equitativo para fondos de obra pública. De manera que sea obligatorio cada año, con la partida de obra pública, invertir un porcentaje definido por distrito. De lo contrario, seguimos profundizando ese desequilibrio que tiene hoy Rosario.
"30 años de gobierno del socialismo implica agotamiento y falta de creatividad", sostuvo Roy.