La posición del gobierno argentino en la ONU respecto a Venezuela abrió una polémica y tensiona a la coalición gobernante que llevó al poder a Alberto Fernández. Ayer, la designada embajadora argentina en Rusia, Alicia Castro, anunció su renuncia a la postulación en desacuerdo con la “actual política de relaciones exteriores”, aunque aseguró que el presidente le pidió que “revea su decisión” de declinar su nombramiento en esa delegación diplomática.
La ex diputada nacional y ex embajadora en Venezuela contó que su intercambio telefónico con Fernández “fue muy breve, donde yo le dije que esperaba que le hubiera llegado bien mi carta, porque no estaba segura de los correos electrónicos que lee habitualmente”.
Castro detalló que le expresó al presidente que “lamentaba mucho” la decisión del gobierno de respaldar con su voto el informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, en el marco de la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se desarrolló el martes en Ginebra.
La ex dirigente gremial agregó que le dijo al mandatario que “no estaba de acuerdo con la política de relaciones exteriores” y que “por lo tanto, no resulta responsable” de su parte tomar el cargo “como embajadora”.
“Quiero agradecer al gobierno nacional, en especial a nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por haberme honrado con la designación como embajadora en la Federación Rusa”, dijo Castro, en su extensa carta de renuncia difundida ayer a la mañana en el sitio La García.
Para Castro, “el voto de Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro” en la “política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de (Mauricio) Macri”.
“La falta de rigor de los argumentos expuestos en esta resolución, solo apuntan a demonizar a la República Bolivariana de Venezuela, sus autoridades legítimas y su pueblo”, opinó Castro y añadió que la Argentina “podría haber optado por abstenerse, en todo caso, si no quería comprometerse con ninguna de las dos resoluciones”.
Si bien las voces que salieron públicamente a condenar la posición argentina frente a Venezuela partieron de dirigentes que se mueven más en los márgenes que en el centro de la alianza gobernante, su base electoral, fundamentalmente aquella identificada con el kirchnerismo, exhibió en estos días su malestar y lo expresó masivamente por las redes sociales.
Por caso, Juan Grabois, presidente del Frente Patria Grande, integrante del Frente de Todos, criticó fuertemente la decisión de la Argentina de votar en contra de Venezuela en la ONU: “Me preocupa la política exterior argentina cada vez más alineada con Trump y el Grupo de Lima. No es solo cuestión de principios. Es malo para el interés nacional. Con Macri, Menem y las relaciones carnales aprendimos que Roma no paga traidores”.
En la misma sintonía se expresó la titular de las Mades de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. “Más que nada les quiero pedir perdón al pueblo de Venezuela, a Maduro y también a Néstor y a Chávez, porque Chávez nos dio una mano cuando nadie nos daba. Nos dio dinero. Lo ayudó a Néstor. Y Néstor lo quería y lo respetaba mucho a Chávez y al pueblo de Venezuela”, afirmó.
En una intervención radial, Bonafini se cuidó de mencionar al presidente, pero cargó toda su bronca contra el canciller Felipe Solá. “Estoy avergonzada de lo que hicieron ayer (por el martes), avergonzada del canciller. Es un tipo que no sabe dónde está parado ni qué es lo que está representando. Me dio mucha vergüenza. No sé cómo pedirles perdón y disculpas. Ellos recibieron a tantos argentinos que se iban del país cuando la dictadura nos corrió. Y con qué amor”, aseguró De Bonafini.