"Se ha llegado a un límite de tolerancia en relación a la violencia en los barrios", advierte el dirigente social Juan Grabois. "La gente está muy cansada. Veo mucho hartazgo de vivir sin saber si vas a volver a tu casa o tu hijo se va a hacer soldadito", señala el referente del Frente Patria Grande, que visitó Rosario la semana pasada. Aquí presentó su libro "Los peores" en Luz y Fuerza y se reunió con los familiares de Máximo Jerez, el niño asesinado en el barrio Los Pumitas, expertos en seguridad —entre ellos, la ex ministra Sabina Frederic— y la ministra de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe Maria Angélica Gastaldi.
—Es un gran aporte a la unidad. Tenemos muchas diferencias respecto a cómo llevó adelante la gestión y en la orientación macroeconómica actual que lleva adelante Sergio Massa. Nuestra diferencia fundamental radica en haber aceptado las condiciones del Fondo Monetario Internacional, en el acuerdo que votaron los diputados que responden a Alberto y a Massa. Ahora bien, que Alberto se corra abre el juego y permite replantear la estrategia en el Frente de Todos. Sin ninguna persona que pueda sintetizar o reunir un consenso mayoritario de una densidad importante, es inevitable para mantener la unidad del Frente de Todos que haya primarias. Nuestra fuerza va a participar de ellas.
—La semana pasada Patria Grande obtuvo la personería electoral nacional, ¿va a ser candidato a presidente?
—Yo voy a ser candidato. La única situación que nos haría reconsiderar. esta postura es que haya un candidato o candidata de nuestra generación —un sub45, o sub50 como mucho— con una perspectiva política de soberanía nacional, del programa de tierra y trabajo que defendemos y de unidad latinoamericana. Los nombres que están hoy en danza no representan ese programa, representan la visión conservadora neoliberal asociada al FMI, alineada con los intereses geopolíticos norteamericanos, sin ninguna perspectiva de acceso y ampliación de derechos de las mayorías populares.
—Tuvo expresiones muy duras con Massa. ¿Puede ser candidato con más de 100% de inflación anual?
—Sí. Hace algo muy inteligente, que es no hablar. Como no habla, pareciera que no tiene ninguna responsabilidad en las cosas que pasan. Salvo un sector muy pequeño de la población, que se informa a través de los diarios, la atribución del número de inflación a Massa no es un fenómeno masivo en la sociedad. Se lo ve como un tipo más o menos serio, que gestiona en un momento muy difícil. A Guzmán no lo quería nada por lo del FMI, pero la tasa de inflación de los meses massistas es superior a los meses guzmanistas. Y no creo que se haya resuelto el festival de importaciones. Massa es la ficha del establishment en el Frente de Todos, así como Rodríguez Larreta lo es dentro de Juntos por el Cambio. Son las dos figuras políticas que les garantizan una subordinación colonial en la entrega de recursos naturales y un esquema parecido a la gobernabilidad. Las opciones de derecha y extrema derecha autoritaria, representadas por Bullrich y Milei, son poco serias para los intereses económicos y generan una situación de crisis y conflictividad. Massa y Larreta, como todo administrador colonial, son figuras absolutamente reemplazables y pueden aparecer otras figuras de las mismas características. Nuestro planteo político es que es un crimen que dentro del peronismo y el campo nacional y popular el candidato hegemónico sea un hombre que empezó a militar en la Ucedé de Alvaro Alsogaray y nunca perdió esa matriz de pensamiento.
Foto: Silvina Salinas / La Capital
—¿Cree que la puerta de Cristina candidata está cerrada definitivamente? ¿O se puede abrir?
—Hasta nuevo aviso no es candidata, y no tengo más nada que decir sobre eso. No estoy de acuerdo con los operativos clamor. Esta idea de que un sector de la militancia empodera a Cristina es falsa. Entiendo que mucha gente lo hace honesta y genuinamente, pero Cristina toma sus decisiones y es consecuente con ellas. Por lo tanto, hasta nuevo aviso, no es candidata. A eso se suma el factor proscripción, que es un tema integral: abarca aspectos jurídicos, mediáticos y políticos.
—Está mucho en el territorio. ¿Qué está sucediendo con la relación entre los sectores populares, que son los que organizan los movimientos sociales, y el peronismo? ¿Una parte está yendo hacia Milei o la abstención?
—El peronismo como cultura política de los sectores populares tiene una vigencia absolutamente atípica en el continente. Eso existe y se va renovando: vuelven a aparecer la figura de Perón y de Evita y el decirse compañero es una característica no del militante político, sino de cualquier pibe de barrio. Al mismo tiempo, pasa a ser también un rasgo cultural en términos de transversalidad. Alguien puede tener una identificación cultural con el peronismo y votar a Milei, porque los representantes oficiales del peronismo no necesariamente trabajan en el sentido de la doctrina de Perón, ni tienen las actitudes y la mística de Perón y de Evita. Los dos eran dirigentes políticos que buscaban la unidad nacional, pero a partir de la clase trabajadora y confrontando con la oligarquía. Hoy esa cultura y ese folklore, en el buen sentido de la palabra, no pegan mucho con la personalidad y la forma de hacer política de Alberto Fernández. Hay una disociación entre la cultura política popular y gran parte de la dirigencia. Efectivamente, en la base social hay una dispersión del voto significativa.
Foto: Silvina Salinas / La Capital
—¿Milei puede llegar a ser presidente?
—Sí, es un fenómeno social que no hay que subestimar. Tiene diagnósticos que pueden ser acertados en algunos puntos, pero su lógica llega a conclusiones deshumanizantes. Hay un debate conmigo, lo pueden ver en YouTube, donde él plantea que es legítimo que una madre que quiere alimentar a su hijo se automutile y venda un órgano antes que tocar la propiedad privada. Cuando hablo de propiedad privada no me refiero a una persona que tiene tres departamentos, sino a poner un impuesto un poco más alto. Desde el punto de vista no del marxismo sino de la tradición de la estatalidad republicana europea, por ejemplo de los países nórdicos, en todos los Estados que tienen un índice de desarrollo humano elevado, los impuestos siempre fueron un mecanismo redistributivo.
—Me interesa profundizar sobre la primera parte de su respuesta anterior. ¿Qué diagnóstico acertado cree que tiene Milei?
—Milei logró apropiarse del concepto de casta, que viene de Podemos, de la izquierda española. Efectivamente, hay algo de casta: son siempre los mismos nombres y apellidos, hay amiguismo en la política, que tiene una mentalidad disociada de la población. Existen privilegios injustos y es un problema para la Argentina. También es cierto que el sistema vigente viene en picada hace por lo menos siete años y el Estado no le resuelve ningún problema a nadie. Para un pibe que tenía 15 años en 2015 y ahora tiene 25 y lo que vio desde entonces fueron años de tobogán donde no se ve la arena es lógico que cuando escuche el sonido de cierta rebeldía frente al statu quo le guste. Entonces, ¿cuál es el diagnóstico correcto? Que hay un sistema político y económico que no está funcionando. ¿Cuál es la conclusión equivocada? Que para resolver los problemas hay que entrar en una deshumanización absoluta y en la destrucción del Estado, porque eso es lo que hace es consolidar los privilegios de las minorías.
—¿Qué país imagina si Bullrich llega a la presidencia?
—Un país muy parecido a Perú. Un Estado represivo, con un aumento significativo del narcotráfico. Es lo que se genera cuando se destruye el tejido social y las políticas sociales. Imagino mucha violencia y mucha conflictividad.
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—¿Cómo está viendo la situación social en los barrios de Rosario?
—No quiero reproducir los abordajes que se hacen en general desde afuera, que abonan a planteos muy espasmódicos. Un día se decide mandar al Ejército y la Gendarmería, y como no vuelven a amenazar a Messi el tema desaparece de la agenda y se pierde la continuidad para desarrollar una política seria. Lo que sí me cuentan nuestros compañeros es que se ha llegado a un límite de tolerancia en relación a la violencia en los barrios. La gente está muy cansada. Veo mucho hartazgo de vivir sin saber si vas a volver a tu casa o tu hijo se va a hacer soldadito, porque laburando en una cooperativa gana 40, 50, 60 lucas y encima lo tratan de planero y laburando en el pasillo gana 100 mil por semana en el rango más bajo y, entre comillas, lo respetan. Esto de no saber qué va a pasar con tu integridad y la de tu familia es una cosa muy jodida, es una suerte de terrorismo paraestatal.
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Esto que está avanzando acá se está empezando a ver, con características distintas, en algunos distritos del conurbano: un nivel de anomia muy grande y grupos que no están estructurados como en México, Colombia o Brasil, pero que sí están agrandados. Hay una serie de elementos que ayudan a que eso crezca: un sistema carcelario que no funciona, una Justicia totalmente corrupta y penetrada por pequeños intereses, y la falta de abordaje de un tema del que se habla poco y para mí es clave. Es la deserción escolar: los pibes que terminan haciendo cosas que no les hacen bien a ellos ni a la sociedad son, en general, pibes que dejaron la escuela. Hay una correlación muy dura entre la deserción escolar y la criminalidad altamente lesiva. Tenemos que entender bien el fenómeno, desde el abajo, desde el medio, con las agencias de policía, y desde el estrato superior, que es la legitimación de sus activos a través de lavado.
—Hace unas semanas anunciaron un acuerdo para competir en las Paso Roberto Sukerman y Juan Monteverde, que es aliado de su espacio político. ¿Cómo ve este entendimiento?
—Es un modelo que hay que aplicar a nivel nacional: buscar el debate interno sin agresión, y garantizar que se expresen sectores que tienen trayectos distintos, En este caso, con el agregado de que hay un elemento generacional: los dos son candidatos relativamente jóvenes. Desde luego, apuesto a Juan, porque Patria Grande y el compañero Fernando Rey apoyan a Juan. Tenemos una historia compartida y creemos que tiene virtudes como poco comunes en la política. El esquema que han encontrado nos parece un hallazgo digno de ser considerado en otras latitudes de nuestra patria y a nivel nacional.