Federico Zapata: "La sociedad terminó de quemar las naves de la política tradicional"
El director de la consultora Escenarios plantea que Milei "hizo casi todo para perder la elección", analiza el factor miedo al kirchnerismo y sostiene que el orden macroeconómico es una "segunda Constitución"
El politólogo Federico Zapata considera que el electorado "no le dio a Milei un cheque en blanco, pero sí un 'pulmotor' para que gestione".
“La Libertad Avanza hizo casi todo para perder la elección”, sostiene el politólogo Federico Zapata. Entonces, ¿por qué ganó? Para el director de la consultora Escenarios la elección bonaerense del 7 de septiembre activó una serie de reflejos en la sociedad. “Se instala la idea de que si el kirchnerismo ganaba el 26 de octubre, la microeconomía iba a empeorar. y se ponía en riesgo el esfuerzo macro del 2024. Ese miedo actuó como catalizador del voto”, explica.
En diálogo con La Capital, el director de la revista digital Panamá y autor de “Los muchachos cordobeses” (Clave Intelectual) observó que “la sociedad no le dio un cheque en Blanco a Milei, pero sí un pulmotor para que funcione”, analizó los problemas del peronismo y lo que fue Juntos por el Cambio y remarcó: “La crisis de Provincias Unidas no tiene que llevarse puesto el corazón de la alianza, que es la alianza Santa Fe-Córdoba”.
En su nota de Panamá plantea que el miedo fue un gran factor movilizador del voto. El resultado del 26 de octubre parece apoyarse sobre todo en emociones negativas más que en una valoración positiva. ¿Qué observa en el acompañamiento a Milei?
Si uno analiza todo el 2025, La Libertad Avanza hizo casi todo para perder la elección. Por eso es difícil reconstruir ese voto desde los resultados de gestión. Lo que sí ocurre es que, a lo largo del año, se fue instalando una conversación social sobre la microeconomía: “¿Con qué se come la estabilidad libertaria?”. En 2024 la sociedad reconoció la baja de la inflación, pero luego apareció el “otoño recesivo”. Desde abril o mayo comenzó a sentirse esa dinámica. Lo interesante es que esa conversación, que en principio podía traducirse en un voto castigo, cambia tras la elección del 7 de septiembre, cuando el kirchnerismo se consolida como principal minoría opositora. En ese momento se instala la idea de que si el kirchnerismo ganaba el 26 de octubre, la microeconomía iba a empeorar. Es decir, se ponía en riesgo el esfuerzo macro del 2024. Ese miedo actuó como catalizador del voto. El kirchnerismo cristalizó como una fuerza que puede servir para castigar a un gobierno, pero no para garantizar gobernabilidad ni reforma. Y eso es un problema para el propio peronismo: una primera minoría que no es percibida como alternativa de poder es, en términos simbólicos, un “muerto que habla”.
Es interesante porque, en general, el que organiza la política es el oficialismo, pero acá parece que el centro de gravedad pasa por el rechazo al kirchnerismo.
Sí. De hecho, desde 2023 para acá, el que organiza al sistema político no es el oficialismo sino la sociedad. Si uno observa la democracia argentina desde 1983 hasta 2023, la sociedad definía las elecciones, pero era el sistema político el que ordenaba las preferencias. Eso se rompió. La sociedad no estalló, como muchos pronosticaban; usó las urnas para ordenar el sistema. En 2023 barrió con el viejo orden, y en 2025 terminó de quemar las naves de la política tradicional. Dice “para atrás no volvemos”. No le dio a Milei un cheque en blanco, pero sí un “pulmotor” para que gestione. Hoy es la sociedad la que está reconstruyendo el sistema político.
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En esta segunda oportunidad que le dio la sociedad a Milei. ¿Puede consolidar una mayoría política más estable?
Es una pregunta abierta. Depende de su capacidad de transformación. Si La Libertad Avanza se queda con la genética política que tuvo hasta 2023, va a ser difícil. Pero si Milei realmente aprendió, como dijo, y logra evolucionar, puede armar al menos un gobierno más sólido. La sociedad le dio aire, le dio un hachazo al banquito de los gobernadores y les impuso una mesa de negociación. Ahora todo depende de si Milei puede pasar de la motosierra al bisturí. Ya no alcanza con destruir, tenés que construir un ordenamiento de la reforma.
¿Cómo analiza los cambios en el gabinete tras el empoderamiento de Karina, la salida de Francos, el ingreso de Santilli y un Santiago Caputo que conserva el poder que tenía?
Da la sensación de que el triángulo original dejó de ser tal. La historia política de Javier y Karina Milei es la de ir construyendo independencia. Santiago Caputo ya no es el centro del dispositivo: pasa a ser uno más entre varios actores relevantes. Hoy el núcleo es claramente el tándem Javier-Karina. En lo económico se consolida Toto Caputo, y eso se refleja incluso en la Cancillería, que abandona la batalla cultural para enfocarse en la inserción económica y financiera. El ingreso de Santilli, en cambio, es un mensaje al sistema político. Es un hombre con experiencia en gestión y articulación, y su rol debería ser construir la diagonal con el Congreso y los gobernadores para viabilizar las reformas. Tanto él como Adorni refuerzan el dispositivo de poder de los Milei.
El futuro del peronismo y el PRO
El peronismo siempre tuvo la capacidad de mutar, de leer el signo de los tiempos. ¿El kirchnerismo está poniendo en riesgo la supervivencia del peronismo?
El peronismo, ante todo, es una identidad social. No creo en su acta de defunción. Pero sí es evidente que el liderazgo de Cristina dejó al peronismo político en una trampa: obtura la renovación. Después de veinte años, el kirchnerismo se convirtió en una estructura cerrada. Hoy Cristina, Massa, Grabois, Kicillof y Moreno son parte de un mismo paquete que la sociedad identifica como “el pasado”. Los dirigentes con gestión real —gobernadores, intendentes— están buscando sobrevivir. Y eso implica despegarse del kirchnerismo para no poner en riesgo sus propios gobiernos. El problema es que dentro del kirchnerismo no aparece nada nuevo: solo distintas formas de kirchnerismo. Es un espacio que se volvió sectario.
"Si La Libertad Avanza se queda con la genética política que tuvo hasta 2023, va a ser difícil. Pero si Milei realmente aprendió, como dijo, y logra evolucionar, puede armar al menos un gobierno más sólido" "Si La Libertad Avanza se queda con la genética política que tuvo hasta 2023, va a ser difícil. Pero si Milei realmente aprendió, como dijo, y logra evolucionar, puede armar al menos un gobierno más sólido"
¿Y qué pasa con el PRO? Da la impresión de que, a diferencia del peronismo, como actor nacional está en vías de extinción.
Sí. En el caso de Juntos por el Cambio sí puede hablarse de una partida de defunción. La sociedad no tiene ninguna intención de volver a las experiencias del pasado, y eso incluye tanto al kirchnerismo como a las opciones “racionales” de centro-derecha. El PRO tiene el mismo desafío que los peronistas con gestión: usar el poder local para preservarse y en todo caso si el proyecto de Milei entra en crisis tratar de tener un nuevo diálogo con la mayoría del centro a la derecha que hoy prefiere a Milei. Puede intentar una modernización al estilo del PP español, pero si sale a competir nacionalmente hoy, pone en riesgo lo poco que le queda. La sociedad separó lo nacional de lo subnacional y no quiere interferencias cruzadas.
Provincias Unidas y el eje Santa Fe-Córdoba
Hablando de ese corte, los gobernadores de Provincias Unidas parecen haber sobreestimado el desgaste de Milei y cuánto podían trasladar la imagen de su gestión a una propuesta electoral. ¿Tiene futuro ese proyecto?
El domingo 26 la sociedad le puso un límite a una hipótesis equivocada. Provincias Unidas terminó funcionando como una “ambulancia del viejo sistema político”, sobre todo en los distritos que no gobiernan. El paso de “grito federal” a “Provincias Unidas” marcó una involución. En lugar de jerarquizar la novedad de los nuevos gobernadores, los enchastró. Hoy ese espacio queda reducido a una instancia de coordinación provincial, no a una herramienta nacional. La crisis de Provincias Unidas no tiene que llevarse puesto el corazón de la alianza, que es la alianza Santa Fe-Córdoba, clave desde el punto de vista geopolítico y económico. Esa alianza necesita reencontrar una hipótesis de productividad política. Si se repliega en una visión solo defensiva, la región centro volverá a quedar atrapada entre los poderes concentrados del Amba y la Patagonia. Esa alianza puede ofrecer un paradigma distinto de desarrollo; para eso necesita un nuevo GPS político.
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Pensando en lo que viene, hay quienes ven cierto aire de familia con el macrismo de 2017: un gobierno no peronista que gana las urnas y encara una etapa de “reformismo permanente”. ¿Ve algo parecido?
La diferencia es que Milei tiene el ajuste detrás, no por delante. Después de un año y medio de radicalidad, ya pasó la parte más dura. Su problema ahora es acumular reservas y bajar tasas. La segunda ventaja que tiene es que la sociedad lo dejó solo. Quemó todas las naves y lo obliga a gobernar sin el kirchnerismo enfrente. No hay posibilidad de un “Frente de Todos II”: cualquier intento en ese sentido ya está identificado como un fracaso. Milei navega en una soledad institucional impresionante. Eso es debilidad, pero también una ventaja estratégica: la sociedad lo eligió como único responsable y mandó al resto a “pensar y traer algo nuevo”. El problema que tiene Milei es la torpeza. Lo terminó salvando el bono geopolítico de Estados Unidos y el bono social en las urnas.
El orden macro, un consenso social
En su consultora hicieron un estudio sobre cómo llegaba la sociedad a las elecciones. ¿Cuáles son las políticas de Milei que la sociedad acompaña y en cuáles marca límites?
La sociedad valora sobre todo el ordenamiento macroeconómico como punto de partida para cualquier recuperación futura. Entiende que sin eso no hay producción ni consumo posible. No le cree a la oposición cuando critica el ajuste, porque interpreta que esas críticas ponen en duda el esfuerzo colectivo, pero tampoco le da a Milei un cheque en blanco. Le dice: “Ordenaste la macro, ahora ordená el gobierno, la economía cotidiana, el trabajo, la inversión”. Si La Libertad Avanza confunde este voto con una convalidación de todo lo anterior, puede volver a chocar rápido. Si lo lee como una prórroga para resolver sus propios errores, tiene una oportunidad para construir un nuevo orden económico y político.
"No hay posibilidad de un “Frente de Todos II”: cualquier intento en ese sentido ya está identificado como un fracaso" "No hay posibilidad de un “Frente de Todos II”: cualquier intento en ese sentido ya está identificado como un fracaso"
Desde su mirada de politólogo enfocado en el desarrollo: ¿ve en el proyecto libertario alguna posibilidad de crecimiento sostenido o se encamina hacia una nueva desilusión?
Lo que veo con optimismo es que la sociedad argentina está construyendo, incluso más que Milei, una “segunda Constitución”: la del orden macroeconómico. Que eso ya no vuelva a discutirse es un avance. Ahora bien, La Libertad Avanza es muy débil en su programa de desarrollo. Ahí hay un vacío que podría ocupar una oposición moderna. Pero para hacerlo necesita un nuevo lugar de enunciación: no puede ser una ambulancia de la decadencia. Si el kirchnerismo sigue siendo la primera minoría, es difícil que la sociedad arriesgue por algo nuevo. Si su crisis se profundiza, habrá espacio para la innovación. Por ahora, Milei es “lo macro”; el desarrollo y la microeconomía siguen siendo un territorio vacante.
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