Las multiempresas del delito se extienden como serpientes venenosas y lo que en un momento fue una investigación de la Justicia federal en una causa por drogas develó, merced a intervenciones de llamadas entre celulares, la punta del iceberg de una serie de crímenes por encargo del tipo sicariato pactados a partir de un precio. Una de esas muertes fue la de Nicolás “Fino” Ocampo, quien fuera uno de los principales laderos del detenido empresario narco Esteban Lindor Alvarado. En una conferencia de prensa brindada el lunes en la sede de la Policía Federal distintos funcionarios y altos oficiales de la Policía Federal explicaron que una investigación iniciada por Drogas Peligrosas de la Policía Federal en febrero derivó en el desbaratamiento de una banda de sicarios y narcotraficantes.
“Se desprendió un tentáculo y se detectó una banda que actuaba en barrio Godoy y que estaba conectada con detenidos en la Unidad 3 de Riccheri y Zeballos. Esta banda organizaba atentados a pedido”, sostuvo Inés Martínez, superintendenta de Drogas Peligrosas de la Federal, a cargo de esta investigación.
Conferencia
Para determinar los alcances de esa investigación la mañana del lunes funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Nación y de la Policía Federal convocaron a una conferencia de prensa en la cual se deslizaron otras hipótesis de nombres ligados a las organizaciones que manejaban este negocio criminal.
En el patio principal de la sede de la Policía Federal en Rosario, el Secretario de Seguridad e Investigación del Ministerio de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, sostuvo que “desde que desembarcaron las fuerzas federales, alrededor de 3.200 hombres, no sólo trabajamos en una mesa de coordinación común para garantizar la seguridad ciudadana con efectivos en la calle y en distintos barrios, sino que también hicimos un trabajo muy profundo con algo que no se ve y es la investigación. Con este trabajo medular llegamos a desbaratar esta banda que está ligada a otros grupos consolidados en el delito complejo en la provincia de Santa Fe”. El funcionario ahondó en que “así tuvimos la oportunidad de lograr un trabajo de prevención del delito”.
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A su turno la subsecretaria de Investigación Criminal y Cooperación Judicial del ministerio de Seguridad de la Nación, Valentina Novick, expresó que “el método de trabajo que nos impuso la ministra Sabina Frederic es el de abordar la investigación sobre la organización criminal y no sólo sobre el delito, lo que permite además un trabajo mancomunado de todos los actores del sistema, Justicia Federal y provincial, ambas fuerzas y los ministerios públicos. Y esto es lo que nos da la posibilidad de salvar vidas con ese trabajo”. En el mismos sentido aseguró que “hay más de 200 causas federales en investigación de las distintas fuerzas”.
En este caso la investigación de la causa principal, a cargo del juzgado federal de Carlos Vera Barros, se trató de comercialización de drogas sintéticas. Así, en las mas de 20 líneas intervenidas en la investigación se estableció que la misma persona alojada en la cárcel que habría participado en la gestión del asesinato de Nicolás Ocampo participaba en el armado del atentado a un empresario del rubro de suplementos dietarios por encargo de otro comerciante del rubro.
Ese crimen iba a concretarse el pasado lunes 10 de mayo, pero horas antes se realizaron distintos allanamientos que impidieron la concreción del atentado. También se detuvo al empresario Lucas F., como presunto instigador del homicidio que se evitó. En este sentido, para este martes a la mañana está prevista la audiencia imputativa del empresario así como de otros tres sospechosos de haber participado del plan; entre ellos, dos de los cuatro imputados por el crimen del Fino Ocampo.
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“En los domicilios allanados el 10 de mayo se logró desbaratar la organización que se dedicaba al narcotráfico y al sicariato”, sostuvo el comisario Alejandro Falcón, también a cargo de la investigación, para agregar: “Quien se encontraba detenido le encomendaba a su esposa el pago de los sicarios, con movilidad y todo. En esta investigación estánn mencionados cabecillas de importantes grupos criminales de distintas bandas que reclutaban a los sicarios entre la gente disponible y la mano de obra calificada, encargaban trabajos menores a lo que llamaban el «pintado de casas» y trabajos de otro tipo como las muertes”.