"Es muy difícil vivir como lo estamos haciendo. Pasa una moto y no se sabés si te están marcando la casa para robarte o si se van a agarrar a tiros por la venta de droga". Una doña del barrio Casiano Casas sintetizó en pocas palabras el diario vivir de los vecinos de esta barriada de la zona norte. En las últimas horas el barrio fue escenario de al menos dos balaceras y otros tantos robos a viviendas (ver aparte). Las balaceras tuvieron como escenario las inmediaciones de un histórico punto de venta de drogas ubicado en Chiclana entre Machain y las vías del Nuevo Central Argentino. Una ocurrió a la hora de la siesta y la otra bien entrada la noche. En la primera un hombre de 34 años que estaba con arresto domiciliario por una tenencia de arma resultó con múltiples heridas de bala y terminó internado en observación el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.
Desde hace más de una década que en inmediaciones de Chiclana y Machain funciona un puesto de venta de drogas. Algo que los vecinos han denunciado públicamente muchas veces. El quiosco, varias veces allanado, pasó por muchas manos : perteneció a Olga Medina, transera conocida como "La Tata" o "La Rubia", y en la actualidad es regenteado por dos hombres: un tal "Checho", de 34 años, y un hombre apodado "Enano".
Con este telón de fondo el lunes ocurrieron dos balaceras: una fue enfrentamiento entre dos gavillas y la otra, un ataque a tiros.
Hartos y hastiados vecinos de Machain y Chiclana contaron que el lunes, pasadas las 15.30, hubo un enfrentamiento importante. En el barrio trascendió como la historia de un hombre que fue cobrar un alquiler y al ingresar a un pasillo fue baleado.
Esa primera versión oficial del fue la que brindó Checho, con múltiples heridas de bala, a los policías que lo entrevistaron cuando llegó al hospital Alberdi, antes de ser trasladado al Eva Perón. La víctima ya estaba en falta porque estaba gozando del beneficio de la prisión domiciliaria luego de firmar un acuerdo abreviado por la tenencia ilegal de un arma.
Checho llegó al Alberdi en un auto color champagne. Sus allegados lo dejaron y se fueron. En la escena de la balacera la policía revisó un auto que había sido descripto por un vecino que llamó al 911. Según el llamado el vehículo había sido utilizado por una de las facciones en pugna. En su interior hallaron un pistolón, con un cartucho en su interior, y tres cartuchos calibre 32 debajo del asiento. Además entre las ropas de Checho se encontró una munición calibre 45.
Los fiscales de Flagrancia Rodrigo Urruticoechea y César Cabrera comisionaron a un gabinete de Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajara en la escena y ordenaron que Checho quedara detenido por desobediencia judicial tras violado la morigeración de prisión.
"Todo está a la vista"
"Se dieron con toda, fueron entre 12 y 14 tiros. Estábamos en la vereda y empezamos a escuchar el silbido de las balas, así que nos metimos adentro", comentó un vecino, mientras otro explicaba el panorama. "Esto es muy sencillo. El Enano vendía para Checho y de un día para el otro empezó a vender para otro. Checho vino a poner orden y lo recibieron con plomo. Fue un conflicto de intereses. Los vecinos ya sabemos como funcionan las cosas. Ahora se va a reacomodar la cosa y va a venir otro a vender falopa. Todo está muy a la vista", explicó un vecino de la zona.
"Cómo puede ser que se venda falopa así nomás si el patrullero pasa por acá cada dos por tres", agregó otro residente remarcando la ironía con una amplia sonrisa.
Tiroteo nocturno
Pero tras la balacera de la tarde la zona no se tranquilizó. "Hubo dos balaceras. La de Checho fue a la hora de la siesta, pero después de las 21.30 se escucharon un par de balazos más. Pero ahí no se tiraron de los dos lados. Fue como que fueron a tirar y ya", indicó otro vecino.
"Todo lo que te pueda decir es catarsis y no sirve para nada. Esta balacera va a pasar y en ese lugar van a seguir vendiendo droga. Antes de esta balacera vos pasabas por Machain y Chiclana y lo veías al Enano vendiendo. Pasaban autos, motos y bicicletas. El loco se quedaba sin carga, iba y recargaba. Todo eso a cielo abierto y a la vista de todos. ¿Te parece que podemos pensar que esto se va a terminar?", se preguntaba otro vecino.