De acuerdo con las primeras investigaciones, el novio de la joven, Rodrigo Gaspar Cinco, de 28 años, le dio una botella con lo que definió como agua bendita a su novia, para que le suministre al pequeño y de esa manera contribuir a que se cure, ya que estaba un poco enfermo.
La joven y el niño tomaron de la botella, se descompusieron y fueron llevados a una clínica privada, donde en primer lugar murió el niño y luego la mujer.
Lo que en primer lugar se pensó que era un caso de intoxicación accidental, dio un vuelco ese miércoles cuando una mujer llamó a la fiscalía actuante y le dijo que Gaspar Cinco le había confesado que se mandó "una macana".