No solo los vecinos de Tiro Suizo saben que en Lamadrid al 1609 funciona un búnker de drogas. También lo saben la Justicia provincial y la Justicia Federal, las autoridades policiales y los funcionarios del Ministerio de Seguridad de Santa Fe. Al menos así lo indican las investigaciones a la banda "Los Gorditos" en las que esta vivienda aparece como un punto de venta y acopio de drogas. Incluso fue allanada el 15 de septiembre de 2021, cuando se secuestraron 150 bolsitas con cocaína y 15 con marihuana. La mujer detenida entonces fue condenada, pero el búnker siguió funcionando, a la vista de todos, hasta que este miércoles por la tarde fue asesinada Camila Celeste Escobar, de 21 años, hecho en el que también resultó herida una mujer de 33 años.
Este jueves por la mañana una lluvia incipiente apenas mojaba las calles del barrio Tiro Suizo. La vivienda de dos pisos de Lamadrid 1609, casi esquina Roca, había quedado vacía y tenía su puerta abierta. En ella solo quedaron dos perros negros apesadumbrados que reposaban en el suelo, a centímetros de un charco de sangre ya seco. Un poco más atrás se veía una cama de una plaza con un colchón flaco, una alacena vacía y un cuadro con el escudo de Newell's. Los vecinos cuentan que desde hace unos ocho años funciona ahí un punto de venta de drogas con dealers que no son del barrio y que cambian de manera permanente. También recuerdan que antes en esa casa vivía una familia que fue despojada a la fuerza.
Sobre la fachada de la vivienda quedaron las marcas de los 17 disparos que dos personas en moto efectuaron cerca de las 19 del miércoles, cuando Camila Celeste Escobar, de 21 años, y Pamela F., de 33, estaban justo en la puerta. Las dos quedaron heridas y fueron trasladadas al Hospital Roque Sáenz Peña, desde donde las derivaron al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Allí la más joven falleció a los pocos minutos de ingresar, mientras que la otra mujer quedó internada con heridas leves.
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Afuera de la casa quedó un sillón desvencijado y una silla tumbada. Los vecinos de ese sector del barrio solían ver a las chicas en ese lugar, aunque ninguna de las dos vivía ahí. Al estar referenciada por el vecindario como un punto de venta de drogas, el vínculo con ellas era nulo. Quienes hablaron con La Capital este jueves solo contaron cómo se acostumbraron a vivir alrededor de un búnker, donde el homicidio de este miércoles no es el primer hecho violento que ocurrió en la cuadra. Se trata de hacer como si nada pasara, de mirar para otro lado y cuidarse al punto de evitar andar en la calle al caer la noche.
"Acá a la tarde ni a la vereda salimos, si queremos tomar fresco vamos al patio", contó una mujer. Otro vecino lamentó la transformación que vivió ese punto del barrio, y toda la zona alrededor, desde hace unos diez años. "Yo salgo solamente para ir a trabajar. Hoy no pude ir por el clima, por eso me asomé a la vereda. Pero así están las cosas acá por los narcos, mejor ni hablar de esto porque no sabés qué te puede pasar después", agregó otro vecino.
Los Gorditos
"Los Gorditos" es un grupo liderado por Brandon Bay desde la cárcel de Marcos Paz, donde cumple condena por un homicidio y otros delitos. Bay se convirtió en la cabeza del grupo en 2015 y a partir de entonces tomó el control del narcomenudeo en los barrios Tiro Suizo, Flammarión, Las Delicias y también en San Lorenzo y Puerto San Martín. Además de la venta de drogas, incursionaron en robos y extorsiones. A fines de octubre, el fiscal de San Lorenzo, Aquiles Balbis, solicitó la pena de prisión perpetua para Bay y cuatro integrantes del grupo, y penas de entre 4 y 20 años de cárcel para otros cuatro miembros.
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Con Bay en prisión, el liderazgo en la calle lo tenía su madre, Erica Altamirano, imputada en diciembre pasado por el fiscal Pablo Socca como jefa de la asociación ilícita. También formaba parte de la banda Giuliana Bay, de 26 años y hermana de Brandon, condenada en abril a tres años de prisión condicional como colaboradora del grupo. Junto a ella fue condenada Mabel Aranda, de 39 años, por acopiar drogas en su casa de Lamadrid 1609, que pesar de su caída continuó funcionando como punto de venta de drogas hasta el asesinato de Camila Escobar este miércoles.
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En su momento, así describió la Fiscalía provincial lo que sucedía en Lamadrid 1609: "Mabel Aranda se encarga de tener en el domicilio de calle Lamadrid 1609 de Rosario material estupefaciente, ya sea para su venta en el lugar, que funciona como búnker de la organización, pero también funcionando como depósito y almacenamiento del material estupefaciente para su posterior entrega a terceras personas que van a comercializarla en otros puntos de venta pertenecientes a la banda. Ello al menos desde el mes de julio de 2020 y hasta el día 15 de septiembre de 2021, fecha en que se secuestró material estupefaciente en calle Lamadrid 1609".
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Un policía corrupto
Junto a Mabel Aranda y Giuliana Bay también fue condenado un policía de la provincia. Se trata de Axel Federico Téliz, de 30 años, quien si bien no fue considerado miembro de la organización recibió la pena de 3 años de prisión por delitos de cohecho pasivo, encubrimiento agravado por ánimo de lucro y por ser funcionario público, incumplimiento de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica en grado de tentativa y consumado.
Téliz trabajaba en la comisaría 32ª, donde en septiembre de 2021 recibió 50 mil pesos como parte de una coima de Erica Altamirano. Fue con el fin de que una mujer y un hombre, miembros de la banda, que habían sido demorados recuperaran la libertad de manera fraudulenta. Habían caído en un procedimiento policial en el cual se determinó que circulaban en un auto con pedido de secuestro activo.
A cambio de esa cantidad de dinero, el policía introdujo en las actuaciones policiales un boleto de compraventa firmado por el supuesto vendedor del auto, con el fin de desligar a los detenidos y lograr su libertad. Se comprobó que la documentación no había sido secuestrada en el operativo del Comando Radioeléctrico en el que habían sido detenidas estas personas, y que por el contrario la maniobra se había realizado minutos después de la detención cuando la mujer aprehendida llamó a Altamirano desde su celular, que había sido secuestrado. Es decir que dentro de la comisaría 32ª el detenido accedió a su celular, que estaba en poder de los policías, para acordar la entrega de dinero. Por esas maniobras están imputados otros dos policías.