“Desaparecido” como concepto no es un término más para la historia de los argentinos. Es una palabra con un peso específico determinante. Un término que con su sola mención pone en caja a cualquiera que la escuche. “Desapareció” fue el término elegido por la dirección de la cárcel federal de Devoto para enmarcar la ausencia de su celda en el pabellón 11 de la planta 3 de Mauricio “Caníbal” Laferrara . El caníbal, de 27 años, fue sindicado como jefe de sicarios de la banda de Esteban Lindor Alvarado y purgaba en la cárcel porteña dos prisiones perpetuas por asociación ilícita y al menos tres crímenes.
Ante su ausencia, por orden del Ministerio de Justicia de la Nación, alrededor de 150 agentes penitenciarios hicieron una requisa a fondo para determinar si se fugó, o si, como se maneja en otra versión, fue asesinado por parte de la población carcelaria y, una vez descuartizado, sacado del penal en un camión de basura. Al cierre de esta nota no se lo encontraba vivo ni muerto.
“Nos notificaron, pero informalmente. Lo concreto es que cuando hicieron el conteo no estaba en el pabellón. Un verdadero desastre. Estamos a la espera de novedades desde Buenos Aires”. Menos de 30 palabras en boca de un vocero judicial consultado bastaron para poner en valor la poca información que brindaron las autoridades del Servicio Penitenciario Federal (SPF) a la Fiscalía Regional Segunda Circunscripción respecto a la situación de Laferrara. Y también sirvió para comprender la desazón que la noticia les generó.
La información surgida desde la cárcel de Devoto estaba compuesta por un mínimo de información oficial y un máximo de versiones y conjeturas. De ese pajonal de datos se pudo separar que este viernes fue día de visita en el penal. Pero cuando la visita esperaba Laferrara este nunca apareció. Lo buscaron y no lo encontraron. Ya por la tarde cuando hicieron el conteo de internos, Laferrara no estaba. Esto motivó una requisa general en toda la prisión sin resultados positivos.
Vivo o muerto
En Rosario la noticia de la desaparición de Laferrara no tardó en llegar a partir de consultas varias de colegas porteños. Mientras las autoridades del penal examinaban las cámaras de videovigilancia, para tratar de esclarecer la misteriosa desaparición, la usina de rumores se puso al rojo vivo.
Así comenzó a ganar espacio la versión de que Laferrara pudo haber sido blanco de una vendetta o ajuste de cuentas y que su cuerpo pudiera haber sido descartados entre la basura de la prisión. Dentro de este último rubro, también se infirió que por esa misma vía pudiera haberse fugado.
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Otro dato tirado a la usina de rumores fue que la tarde del martes pasado en el pabellón 17 de la cárcel de Piñero fue asesinado a facazos Gustavo “Bocha” Figueroa, ligado a la banda de Los Monos y tío de Cristian Enrique, una de las víctimas por la que fue condenado Laferrara. Enrique fue secuestrado el 23 de octubre de 2018 y su cuerpo, molido a golpes, fue encontrado la mañana del 10 de noviembre de 2018 en uno de los ingresos a Soldini, entre los kilómetros 6 y 7 de la ruta 14.
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El Complejo Penitenciario Federal de CABA, reconocida popularmente como la cárcel de Devoto.
En el contexto de la desaparición de Enrique una persona llamó a la madre del muchacho, desde un celular que se activó en una antena de barrio Las Flores, y le advirtió donde estaba tirado el cuerpo. “El bocón de su hijo está tirado a la salida de Soldini, en la ruta 14 entre el kilómetro 6 y 7. Decile al Bocha que con la mafia no se jode”.
Asesinado y a la basura
“Dicen que lo «picaron» (mataron) y luego descuartizado (o no, las versiones varían) y lo descartaron con la basura. Se fue en el camión del martes”, publicó este sábado el diario Clarín dando estamento a una de las tantas versiones que corren por los pasillos de Devoto. Al notar la falta del interno los penitenciarios realizaron una serie de operativos dentro, para descartar que estuviera oculto en alguno de las decenas de recovecos que tiene el penal, y fuera de la prisión.
Lo concreto es que, al menos oficialmente, al cierre de esta nota los responsables del penal no lograron establecer cómo habría desaparecido Laferrara. Por las dudas este sábado se libró una orden de captura para Laferrara. En paralelo el Ministerio de Justicia inició un sumario interno para determinar si hay responsabilidad de agentes penitenciarios en la desaparición.
La cárcel de Devoto
El Complejo Penitenciario Federal de CABA _reconocida popularmente como la cárcel de Devoto_ fue inaugurada en 1927 como una prisión para contraventores. Dependió de la Policía Federal y es la única prisión en funcionamiento dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También funcionó como centro clandestino de detención y torturas entre 1976 y 1983 en el marco de la dictadura cívico militar.
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En sus entrañas el 14 de marzo de 1978 se produjo el trágico motín recordado como “La masacre del pabellón séptimo” en el cual murieron por asfixia, quemaduras (por los colchones incendiados) o baleados 65 internos. La masacre fue recordada en 2004 en la canción “Pabellón séptimo (relato de Horacio)” del Indio Solari. La cárcel, según los datos de la Procuración Penitenciaria de la Nación, cuenta con capacidad para 1692 privados de la libertad.
En 2016 Devoto fue categorizada, en cuanto a su seguridad, como “clase C”, es decir sin las condiciones mínimas para alojar privados de la libertad con expectativas de condena que superen los diez años. Laferrara llegó a esta cárcel el 17 de octubre de 2022 tras ser declarado por el Servicio Penitenciario de Santa Fe como interno de “alto perfil”. Con ese mote tras la fuga de ocho presos de la cárcel de Piñero el 27 de junio de 2021, Laferrara partió hacia el Complejo Penitenciario 2 de Marcos Paz, lugar donde está alojado Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de Los Monos. Pero esta circunstancia motivó que sus abogados solicitaran su traslado a Devoto.
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Mauricio Jesús "El caníbal" Laferrara, sindicado jefe de sicarios de la banda de Esteban Alvarado. No se sabe si se fugó o si fue asesinado.
Mauri o El Caníbal
Mauricio Jesús Laferrara es hijo de Jorge Alberto, un viejo hampón que supo estar ligado a principios del siglo XXI a Ariel Máximo Cantero, hoy reconocido como el “Viejo”, uno de los socios fundadores de la banda más temible de la región: Los Monos. Si bien ahora lo reconocen por el apodo El caníbal, el apodo que se supo ganar por su recorrido criminal como líder de sicarios del temido Alvarado, en nuestra región siempre será “Mauri”. Un alfil en el campo de batalla entre Los Monos y quien fue presentado como su patrón: Alvarado.
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Su nombre sonó en las investigaciones por el triple asesinato en Granadero Baigorria de los hermanos Ezequiel David “Parásito” Fernández, su hermano José Horacio “Grasita” Fernández y Gerardo “Abuelo” Abregú, el 16 de abril de 2018. Todas estas víctimas aparecen en el legajo del caso citadas como sicarios de Los Monos. Parásito Fernández fue uno de los cómplices de un secuestro extorsivo por el cual Ariel Máximo "Guille" Cantero, líder de Los Monos, fue condenado a 10 años.
Laferrara fue penado en junio de 2022 con prisión perpetua, junto a Alvarado, por los asesinatos de Cristian Enrique y del prestamista Lucio Maldonado, ambos en noviembre de 2018. El primero de los crímenes fue considerado un vuelto por un ataque a Jorge Laferrara. El otro fue instigado por Alvarado. El sexto crimen en el que se mencionó a Laferarra tuvo como víctima a Cristian Béliz, quien quedó en medio de una balacera contra la distribuidora de bebidas de Oscar “Manco” García, ubicada en Constitución al 5100, el 7 de septiembre de 2019. El Manco García es tío de Laferrara.
Por este expediente fue condenado a su segunda perpetua el 10 de abril pasado. El caníbal también tiene una causa federal tras su detención en un departamento de 9 de julio al 3300 el 18 de octubre de 2019 en el que le incautaron medio kilo de cocaína y más de dos millones de pesos.