Fabián Ramón D., un vendedor ambulante de 48 años, fue baleado el martes en su puesto de venta de tortas asadas ubicado en Espinillo y bulevar Seguí, en la zona suroeste de la ciudad. Al momento de la agresión estaba junto a Matías Nicolás M., de 22 años, quien llegó al lugar a comprar algo para comer. Como consecuencia del ataque, el comerciante recibió un balazo en la espalda, a la altura del omóplato; en tanto su compañero fue alcanzado por dos tiros: uno en el abdomen y otro en el tobillo izquierdo. Los dos ingresaron al Hospital de Emergencia Clemente Alvarez (Heca) pasadas las 21 del mismo martes y fueron derivados a quirófano, tras lo cual permanecen internados en ese centro asistencial con pronóstico reservado.
Matías Nicolás M. vive en la zona y fue trasladado al Heca por una patrulla del Comando Radioeléctrico que arribó al lugar alertado por los vecinos; en tanto el comerciante baleado, quien reside a pocos metros de su puesto, ingresó por sus propios medios al mismo hospital.
Si bien los autores no estarían identificados, se estimó que se trataría de dos personas que se desplazaban en una moto y que luego de los disparos se fugaron por calle Espinillo en dirección al sur.
Según pudo reconstruir la policía por dichos de testigos, el vendedor Fabián D. habría discutido durante la tarde de anteayer con dos hombres que viven en el mismo barrio por motivos que se desconocen. Y esas dos personas, pasadas las 20, volvieron hasta la esquina donde está el puesto de venta de tortas asadas y lo balearon sin más, en momentos en que el otro joven estaba comprando algo para comer. "Pasaron con una moto y les dispararon", declararon algunos testigos.
Luego de la intervención en el Heca, Fabián Ramón D. quedo en observación pero carente de vestimenta y sin familiares que lo asistan, en tanto el otro herido salió del quirófano y fue derivado a una sala común.
Personal de la Policía de Investigaciones (PDI) comenzó en la misma noche con las primeras pesquisas para averiguar quienes podrían ser los agresores, mientras la fiscal Georgina Pairola ordenó el "relevamiento de cámaras de seguridad que haya en la zona y recabar testimonios" para obtener alguna pista.
Según lo que contaron vecinos y se reflejó en distintas crónicas policiales, en inmediaciones de Juan XXIII (la prolongación de calle Biedma al oeste de las vías paralelas a Felipe Moré) y Espinillo funciona una boca de expendio de venta de drogas. O en su defecto existen vendedores del tipo delivery de estupefacientes. Otro detalle que no escapa a los vecinos es que en la zona, en los últimos años, varios taxistas denunciaron haber sido robados, en muchas ocasiones con violencia. Y que habitar el Fonavi de bulevar Seguí y Rouillón se presenta como un territorio complejo tanto para propios como para aquellos extraños que lo estigmatizan.