Un comerciante de la comunidad gitana fue secuestrado a punta de ametralladora por un grupo integrado por al menos cinco personas, quienes llegaron en dos autos a un negocio de compraventa de vehículos de Arijón y Crespo y se llevaron a empujones a su propietario. Cuatro horas después el hombre retenido fue liberado en Presidente Perón y Circunvalación. Lo fueron a buscar sus familiares a raíz de una llamada de los captores y lo llevaron a su casa en la zona de Oroño al 4300, a donde llegó algo obnubilado pero en buen estado de salud. Según palabras de la familia pagaron como rescate un millón de dólares.
La secuencia del ilícito, en toda su expresiva violencia, quedó captada por una cámara de vigilancia situada a la entrada del comercio. Los secuestradores irrumpieron en la concesionaria Merri de vehículos usados a bordo de una VW Suran oscura y un Nissan gris claro, y fuertemente armados entraron en la propiedad. Eran las 16. El video registra el momento en que un hombre joven vestido con jean y una campera oscura baja por la puerta trasera del Nissan con una ametralladora tipo FMK3 en la mano y corre hacia el interior de la oficina del comercio.
De inmediato un segundo individuo desciende del mismo auto y al cabo de unos segundos se los ve retornar llevando bajo la amenaza del arma a Collian Miguel, de 69 años, un importante referente de la comunidad gitana, a quien obligaron a ingresar en el vehículo. Durante la intrusión uno de los hombres armados le dio un fuerte culatazo en el cuero cabelludo a Gustavo Miguel, hijo de la víctima. Para asegurar la huida dispararon una ráfaga de al menos cuatro balazos con la ametralladora. Efectivos del Comando Radioeléctrico encontraron en una primera inspección dos vainas servidas en el lugar, producto de los disparos que los delincuentes realizaron al aire para intimidar a los ocupantes de la propiedad a la que tomaron por asalto.
A minutos del secuestro se entablaron comunicaciones entre los captores y la familia de la víctima a fin de cobrar un secuestro para la liberación del comerciante. Fuentes de la investigación señalaron que en su primer reclamo los secuestradores pidieron un millón de dólares. Un integrante de la familia de la víctima le dijo anoche a este diario que esa fue la cifra pagada.
Casi cuatro horas después del incidente se pagó el rescate. Los captores indicaron a la familia que Miguel estaría sentado en Presidente Perón y Circunvalación. Cuando sus parientes llegaron lo encontraron sentado, con un aire de desorientación pero sin ningún daño físico. Para el momento en que llegó a su casa de Oroño al 4300 efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) estaban apostados tanto en el frente de la vivienda como en el del comercio donde los delincuentes lo levantaron. En el caso intervenía la fiscalía federal Nº 3 Adriana Saccone.
El consejero
Collian Miguel es alto y fornido y no es un hombre cualquiera de la comunidad gitana. "Cuando hay un problema todos le piden consejos", señaló una vecina. Miguel y sus dos hijos habían llegado al negocio "mas o menos a las cuatro menos diez", dijo un vecino que los vio entrar. A las 16.30 el terraplen de Arijón al 3300 donde está el comercio parecía un estacionamiento a una hora pico por la afluencia de integrantes de la colectividad a la que pertenece Miguel. "Había como cien autos", comentó otra vecina.
Anoche tanto en la casa de Miguel como en el negocio había reuniones permanentes de la comunidad a la que pertenece. "Siempre se juntan para hacer negocios o cuando hay problemas, esta vez había más hombres que de costumbre", comentó un vecino.
La concesionaria Merri funciona allí desde 1997 y ahora tiene dos entradas, una por Arijón y la otra por la colectora Juan XXIII. Por esa puerta ingresaron los captores. "Cerca de las cuatro se escuchó una ráfaga de disparos y dicen que los que secuestraron a Collián dispararon para que no los siguieran", comentó un joven del barrio.
Fuentes de la Fiscalía Regional Rosario indicaron que Collian Miguel estuvo imputado por casos de falsos secuestros mediante engaños telefónicos, legajo que fue archivado por falta de evidencia en su contra.