Fue una secuencia de dos atracos casi calcados con una diferencia de pocos
minutos en la zona de la Siberia. El sábado a la noche, Claudia L. llegó a su casa de Ocampo al 200
y se percató de que había recibido la visita indeseada de ladrones que se habían llevado dinero y
alhajas. Un rato antes, Adriana S. arribó a su vivienda en la misma cuadra y se topó con tres
muchachos que la inmovilizaron. Los intrusos recorrieron la propiedad y recogieron dólares y
joyas.
Desesperada, Claudia L. llamó a la policía y varios vecinos se congregaron en la
calle, sin saber que en ese momento Adriana S. estaba a merced de los asaltantes. Veinte minutos
después, los maleantes se marcharon por la puerta de la casa y cuando Claudia distinguió a los
malhechores lanzó un grito: "Esos son los que me robaron". Pero los asaltantes escaparon
corriendo.
Adriana tiene 55 años, es arquitecta y trabaja en la Subsecretaría de Economía
Solidaria, en la Secretaría de Promoción Social municipal. A las 19.30 del sábado salió de su casa
de dos plantas de Ocampo 279. Se subió a un Daihatsu y partió a un supermercado donde realizó
algunas compras. Sus tres hijas también se marcharon.
Una hora después, Claudia L., de 43 años, salió de su vivienda de Ocampo 293,
casi Ayacucho, y volvió pasadas las 22.30. Saludó a una vecina que tiene un negocio enfrente de su
casa y al ingresar distinguió un gran desorden.
Enseguida se percató de que habían desaparecido el dinero que tenía en la casa y
algunas alhajas. Desesperada les contó a los vecinos lo que había ocurrido y denunció el atraco al
911.
Intrusos. A las 22.15, unos quince minutos antes, la arquitecta llegó a su
propiedad. Abrió la puerta de la casa que estaba a oscuras y "la recibió el perro como siempre". La
mujer atravesó el living comedor y encendió la luz, que está al pie de la escalera que conecta con
la planta alta. No tuvo tiempo de levantar la vista. Enseguida, tres muchachos se abalanzaron sobre
ella. "Estaban agazapados (por los ladrones) en la escalera esperando que yo entrara. Se me
vinieron encima y me tiraron al suelo", explicó Adriana el mediodía de ayer a LaCapital.
El movimiento fue brusco y la profesional quedó sentada en el piso rodeada por
los tres ladrones. Asustada por la irrupción de los asaltantes, la mujer lanzó un alarido y
entonces uno de los ladrones le pidió sin brusquedad que se calmara. Enseguida, otro de los
intrusos le ordenó que subiera por la escalera. Arriba le exigieron dinero frente a los cajones
revueltos de los placares de los dormitorios. "Estaba toda la ropa tirada en la cama", recordó
Adriana.
Búsqueda. Los ladrones recorrieron el dormitorio hasta que apareció el dinero:
una cantidad "importante" de dólares cuyo monto la mujer prefirió no brindar. También recogieron
alhajas antiguas de "poco valor económico" que la profesional atesoraba desde hacía años. Antes de
irse, dejaron encerrada a la mujer en un baño en suite con la habitación. "A la puerta (del baño)
no la dejaron cerrada con llave, desconectaron el teléfono fijo y me llevaron el celular",
recordó.
Después, le pidieron la llave de la puerta de calle y se marcharon. En la calle
ya se habían reunido un racimo de vecinos que se habían enterado del atraco que había sufrido
Claudia L. A nadie les llamó la salida de los ladrones de la casa de Adriana. "Creyeron que eran
amigos de mis hijas", explicó. La mujer que vive en Ocampo 293 reaccionó cuando advirtió a los
intrusos. "Párenlos, esos pibes son los que me robaron", gritó cuando ya los ladrones salían
disparados hacia Colón.
Ovación. En la vereda, Claudia esperaba el arribo de la policía. Ya se había
contactado con el 911. Un móvil de la comisaría 4ª y unas diez patrullas llegaron a Ocampo al 200 a
los 45 minutos. Las dos mujeres y los vecinos lo recibieron con aplausos. "Cuando llegaron
obviamente que los ladrones ya se habían ido", afirmó.
Después de que los asaltantes se fueron, Adriana pudo reconstruir cómo los
maleantes habían ingresado a su vivienda. Tras cometer el robo en Ocampo 293, los malhechores
escalaron dos terrazas y desembocaron en la propiedad de Adriana. "Para entrar cortaron la reja de
un ventiluz del baño de la planta alta", comentó. Un rato antes, los malhechores habían alcanzado
el patio de la otra casa y, una vez allí, se introdujeron en la vivienda.