La muerte de un interno de la cárcel santafesina de Las Flores hace cinco días, en un aparente
suicidio a lo bonzo mientras estaba en un pabellón de castigo, impulsó a que el Servicio
Penitenciario Provincial (SPP) pusiera en práctica dos resoluciones tendientes a disminuir las
situaciones de riesgos en todas las cárceles del territorio. Prohibió la utilización de querosén en
los sectores de disciplina y firmó el expediente para solicitar al Ministerio de Gobierno la compra
de dos mil colchones ignífugos, que evitan la combustión en contacto con llamas.
Desde hoy los internos de los institutos carcelarios de Santa Fe no
podrán utilizar más queros para encender calentadores. La restricción rige por ahora sólo para las
personas que están alojadas en las celdas o pabellones de castigo, pero la intención de las
autoridades provinciales es extenderla en poco tiempo a toda la población carcelaria.
“Parece una medida antipática porque la utilización de ese
combustible es una costumbre de años en las cárceles de Santa Fe. El propio Estado suministraba
querosén, que los internos podían comprar en las cantinas que hay en los institutos. Pero no
podemos correr riesgos de que se queme otra persona”, enfatizó Mariano Bufarini, director del
SPP, al explicar los alcances y motivos de la prohibición. El funcionario aclaró que en lugar del
manejo de líquidos combustibles a partir de hoy los internos podrán calentar alimentos o bebidas
por medio de anafes eléctricos que ya comenzaron a instalarse.
El anuncio de Bufarini se produjo tras la muerte del preso Claudio
Flores, ocurrida el 6 de enero, quien estaba alojado en un sector de disciplina o castigo. Fuentes
del SPP adujeron que el interno se prendió fuego con la ayuda de un colchón rociado con querosén y
falleció horas después en el Hospital Cullen.
Según el director del SP, la idea es desterrar el querosén del manejo
diario de los presos y como contrapartida instalar anafes de tres o cuatro hornallas en cada
pabellón, que estará a cargo de un celador.
Los colchones. La otra medida tendiente a bajar los riegos en las cárceles tiene que ver con
el suministro de colchones para los presos. El funcionario ayer firmó el expediente con el que se
dará inicio al largo proceso de licitación para la compra de dos mil colchones, que están
elaborados con materiales no inflamables.
La intención es adquirir en una sola operación esos elementos, que
cuestan casi el doble de un colchón común, para toda la población carcelaria, estimada en unos dos
mil internos en toda la provincia de Santa Fe.