Marcelo, uno de sus hermanos, aseguró que si había algún problema que rozara a su hermano era por parte de un amigo que estaba metido en la venta de drogas. Todo, entonces, quedó cubierto bajo la duda de que se había tratado de un crimen por error. Pero fue tan solo por unas horas, porque al día siguiente este hombre fue asesinado mientras esperaba el cortejo fúnebre frente al cementerio de Villa Gobernador Gálvez para despedir a su hermano. Cuatro tipos llegaron en dos motos, lo rodearon y a la vista de otros familiares lo acribillaron.
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El homicidio se produjo cuando se producía el sepelio de Javier Procopp.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
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A las pocas horas se supo que los hermanos Procopp tenían vínculo con Luis “Pollo” Bassi, acusado y luego absuelto por el crimen del líder de Los Monos, Claudio “Pájaro” Cantero, en 2013. Sobre todo Marcelo, el último de los Procopp en ser asesinado, que incluso unos años atrás había sido demorado en un procedimiento policial cuando estaba con uno de los hermanos Bassi. Con este panorama la posibilidad de que el crimen de Javier Procopp fuera un error quedó casi descartada, incluso pudo ser una manera de exponer a su hermano para emboscarlo, lo que finalmente lograron en la plazoleta frente al cementerio. Poco después del crimen hubo personas detenidas pero no quedaron vinculadas al homicidio, aunque desde el Ministerio Público de la Acusación indicaron que actualmente “hay líneas bastante concretas sobre los posibles autores”.
Por 10 mil pesos
Otro crimen planificado que en el desarrollo de su investigación dejó ver la puesta en marcha de una serie de recursos materiales y humanos fue el de Marcos Basavilbaso, asesinado a los 15 años en mayo pasado. Los autores todavía no fueron identificados, aunque en la investigación del crimen, así como en otras pesquisas paralelas, surgió que el chico estaba vinculado a un grupo que vendía drogas en barrio Tablada. Y que en ese contexto se había metido en un problema con sus superiores por una deuda de 10 mil pesos, a partir de la cual previo a su asesinato le habían baleado la casa.
- Dígale a Marquitos que me lleve la plata que me debe porque le voy a mandar a pegar hoy, así nomás.
Ese fue uno de los primeros avisos que la madre de Marcos recibió pocos días antes de que mataran a su hijo. La había llamado desde la cárcel de Piñero un joven de 29 años, Mauro Emanuel V., quien al tiempo fue imputado por liderar una asociación ilícita desde ese penal. En esa investigación surge que Marcos Basavilbaso formaba parte de ese grupo, dedicándose a la venta de drogas, a robar autos y a tomar fotos de casas que serían blanco de ataques. Pero todo se precipitó por esa deuda de 10 mil pesos que, según consta en las investigaciones, la madre del chico dijo que saldaría luego de cobrar el dinero de un programa social.
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- Él agarra para la joda a la gente de arriba que tiene poder, entendés. Y la gente de arriba que tiene poder pone una moneda y chau. Él se piensa que es joda, que es Pablo Escobar, no sé quién se piensa que es.
Los avisos y amenazas desde la cárcel continuaron, la familia de Marcos se fue del barrio y el chico se quedó solo en la casa de Lincoln al 2900. El domingo 23 de mayo por la tarde Marcos estaba ahí, con dos chicas, cuando fue sorprendido por tres personas que se metieron por la fuerza a la vivienda. “Amigo”, dicen las testigos que solo dijo uno de los pibes antes de gatillar contra Marcos. Así se concretó un crimen con aviso previo, para el cual fue necesario un despliegue que incluyó comunicaciones desde la cárcel. Todo para matar a un chico de 15 años, por una deuda de 10 mil pesos.
La tarea de esclarecer
En los dos casos mencionados se da el punto en común de que detrás de ambos hechos se vislumbran conflictos previos, que en este caso podrían estar ligados a la venta de drogas. Incluso hay identificación de los entornos de las víctimas, lo que podría colaborar para el esclarecimiento de los hechos. Sin embargo eso, por ahora, no ocurrió.
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Votos de sangre. En las dos semanas previas a las Paso en Rosario se produjeron 15 asesinatos. Una cifra en sintonía con los 11 homicidios en la previa de las Paso 2013.
Foto: Silvina Salinas.
Según explica en diálogo con La Capital un fiscal de Homicidios de Rosario, si cuesta esclarecer un crimen de este tipo no es necesariamente porque la investigación se vea obstaculizada por la planificación previa. Esa planificación “deja rastros” y en caso de que se puedan seguir esos rastros hay una posibilidad mayor de esclarecimiento. Para investigar los homicidios que pueden estar vinculados a economías ilegales desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) se cuenta con información que los fiscales reúnen a partir de distintas pesquisas y permiten conformar un mapa de las bandas. En ese sentido “es relativamente identificable el conflicto”. Lo que ocurre es que el obstáculo suele estar al momento de identificar a los autores materiales. “Son personas reemplazables y al existir distancia entre el que ordena el crimen y el que lo ejecuta se le agrega dificultad”, explica el funcionario.
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Un caso en el que sí se pudo identificar a los posibles autores del crimen, que hoy están imputados y detenidos, es el de Carlos Arguelles, ex hombre de Esteban Alvarado que luego fue colaborador en la causa por asociación ilícita contra su ex jefe. Antes de ser asesinado en septiembre de 2021, Arguelles había dicho en más de una ocasión que estaba en una lista negra de Alvarado, e incluso había sido atacado en distintas ocasiones.
Por este crimen cayeron cuatro personas -tres hombres y una mujer- que fueron aprehendidos pocos minutos después de concretar el homicidio. Un llamado al 911 alertó sobre las características del auto en el que habían huido y minutos después la policía los detuvo en la zona de barrio Tablada. Según la imputación los acusados fueron al taller en el que trabajaba Arguelles y después de pedirle un presupuesto uno de ellos le metió cuatro balazos. Aunque en este caso fueron identificados de inmediato, las características del autor de los disparos dan cuenta de aquella definición de “reemplazables”. En ocasión de la imputación de estas personas el fiscal Luis Schiappa Pietra contó que Lautaro A., de 21 años, no tiene DNI, nunca fue a la escuela, no sabe leer ni escribir y ni siquiera sabía su fecha de nacimiento. Tampoco él ni los otros tres implicados tenían antecedentes penales de relevancia.
A los pocos días, luego de la imputación, Schiappa Pietra confirmó que la principal hipótesis era que el crimen había sido un encargo de Alvarado. “Sospechamos que el caso viene por ese lado. Hay evidencia que se colectó en ese sentido. La mujer que se detuvo en el hecho tiene vinculación con personas que están presas en el mismo pabellón con gente del grupo de Alvarado. Y a su vez hace un tiempo había sido detenido, en un hecho menor, relacionado con un proceso de tránsito, con una persona que anteriormente había sido partícipe de otro atentado a Argüelles, esas son dos evidencias que la vinculan”, explicó el fiscal.
Una categoría para intervenir
Si bien los casos mencionados pueden dar cuenta de que los autores desplegaron una planificación previa a la ejecución de crímenes vinculados a conflictos de bandas o grupos consolidados, también hay otros casos que el Observatorio de Seguridad Pública comprende en esa categoría y responden a otras lógicas. El informe menciona hechos en los que hubo “un componente aunque sea mínimo de planificación”, en los que hubo desenlaces fatales aunque detrás no exista un entramado muy complejo o la vinculación a una organización.
Hay veces en los que la planificación es tan fugaz como la bronca que la origina. El fiscal consultado amplía ese abanico: “Hay casos de personas que traen problemas al búnker, consumidores deudores, o quienes venden en zonas en disputa, a veces incluso solo se trata de ‘aplicar mafia’ en la zona en disputa y en esos casos pueden morir personas que nada que ver con el conflicto”. Es decir que la categoría de “homicidios con planificación previa” es tan amplia como las propias dinámicas de la violencia que en definitiva desembocan en las cifras de homicidios pero esconden detrás componentes de los más variados.
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Consultado por La Capital, el director del área de Política Criminal del MPA, Augusto Montero, explicó que a partir de 2014 se replantearon las categorías que las estadísticas policiales nombraban como “ajustes de cuentas” o “discusión/riña”. Así fue que comenzaron a utilizarse las categorías de homicidios con planificación principalmente con el objetivo de diferenciarlos de los homicidio espontáneos que pueden darse, por ejemplo, a raíz de una discusión. “Pensamos que hay que avanzar en qué hay dentro de los homicidios planificados, es necesario desagregar más para comprender de mejor manera las dinámicas de la violencia y así poder abordarlas mejor”, indicó Montero sobre la necesidad de profundizar en esos matices de los homicidios con planificación previa que hablan de la diversidad de motivaciones e historias detrás de las cifras de asesinatos.
En ese sentido Montero mencionó otro factor que se tiene en cuenta a la hora de configurar estadísticas sobre homicidios. Se trata de los hechos con “mandato o pacto previo” que dan cuenta de aquellos homicidios en los que el autor material no es el principal interesado en que suceda el crimen, sino que actúa por encargo de otra persona. En Rosario el 47,1 % de los homicidios responden a esta característica, lo cual marca una gran diferencia con la ciudad de Santa Fe, en la que esta categoría alcanza solo el 7,5 %. ¿Qué puede significar que tantos crímenes sean cometidos bajo mandato o pacto previo?: tal vez sea un dato que aproxime a la idea de cómo se afianzó en Rosario la oferta y demanda del homicidio por encargo, cómo se consolidó la figura de lo que comúnmente se llama “sicario”.
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Montero explica que estos datos “ayudan a entender el fenómeno para intervenir más eficazmente”. En ese marco destaca la el trabajo conjunto con otras áreas del gobierno provincial. “El Ministerio de Seguridad, el Ministerio de Salud y el MPA estamos en una mesa cotejando caso por caso, generando nueva información. Todo lo que es la geolocalización de los casos, sus dinámicas, sus horarios, son claves a la hora de pensar qué hacer para prevenir”, indica. En ese sentido destaca, sobre todo en Rosario, la necesidad de “fortalecer mecanismos de control para evitar la circulación de la violencia que nace desde la cárcel”.
A su vez el funcionario destaca “el abordaje multiagencial de la violencia”, como una manera de entender que lo que repercute en las calles, sobre todo con los homicidios, es el resultado de una complejidad que va más allá del alcance de las áreas de Seguridad. “Con los municipios, las áreas sociales vinculadas a otro tipo de abordajes se busca abordar la violencia no solo desde Seguridad y Justicia sino también con un carácter más amplio y adecuado”, explica. Ese, tal vez, sea el desafío más difícil. “Se busca poner las herramientas del Estado operando articuladamente, aunque hay un nivel de complejidad muy grande. Porque una vez que se instalan las dinámicas de la violencia son muy difíciles de desactivar”, agrega Montero.