“Leo Rey”, como se lo reconoce en la calle a Leonardo Dalmacio Saravia, fue imputado ayer como integrante de una asociación ilícita encabezada por Ariel Máximo “Viejo” Cantero, la que se dedicó a “cometer delitos contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la libertad, contra la administración pública, contra la seguridad pública y contra la salud pública”. Así lo sostuvieron los fiscales Valeria Haurigot, de la Unidad de Balaceras, y Franco Carbone, de Flagrancia, quienes acusaron a Saravia, de 30 años, como miembro de la banda delictiva liderada por el fundador de la banda de Los Monos y su pareja, Rosa Bibiana “Bibi” Montero, ambos detenidos desde abril del año pasado y secundados por el bufetero Marcos Vega y Nelson “Pandu” Aguirre. Según la acusación, Leo Rey está ubicado en el organigrama de la banda un escalón por debajo de los líderes, como parte de un grupo de “personas de confianza que dependen exclusivamente de ellos”. El epicentro del grupo criminal, según la pesquisa, era la barriada de la Vía Honda, en la zona sudoeste de la ciudad. Al finalizar la audiencia, la jueza Valeria Pedrana le dictó a Saravia la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años.
Dos días después de haber sido indagado por la Justicia federal como organizador de tráfico de estupefacientes con fines de comercialización junto a otras 24 personas —entre ellos Alexis “Tartita” Cantero, uno de los hijos del Viejo Cantero y el tiratiros y sicario Franco “Milanesa” Almaraz—, Leo Rey fue acusado por los fiscales Haurigot y Carbone. Para los representantes del Ministerio Público de la Acusación, Leo Rey “era el encargado de conseguir los estupefacientes que posteriormente eran repartidos a los distintos puntos de venta operados por la organización”. Además “todo eso ocurría con la venia de Cantero y Montero, quiénes lo autorizaban para la venta de estupefacientes y daban el visto bueno de las zonas donde podía operar”.
Saravia fue detenido el fin de semana pasado por efectivos de la División Antidrogas de la Policía Federal tras una serie de 26 allanamientos en distintas ciudades de la provincia y dos prisiones rosarinas pedidos por el equipo de la Fiscalía Federal 3 de Rosario liderado por Adriana Saccone e integrado por Martín Gambacorta y Santiago Alberdi, medidas que fueron ordenadas por el Juzgado Federal 3 a cargo de Carlos Vera Barros y que aportaron las pruebas al magistrado. Lo detuvieron en un departamento de alquiler temporario del barrio de Balvanera, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el que estaba alojado con un DNI y un carné de conducir emitido en Roldán con un nombre falso.
La investigación federal lo había puesto bajo la lupa hace ya unos ocho meses. Junto a Leo Rey cayeron tras las rejas otras 22 personas. Y otras tres, referentes de la banda de Los Monos que ya estaban privadas de la libertad, sumaron una nueva causa a la que los tiene tras las rejas. A la célula que encabezaba dentro de la estructura del Viejo Cantero le secuestraron más de 25 kilos de clorhidrato de cocaína, dos kilos de marihuana y una importante cantidad de precursores químicos en una cocina laboratorio ubicada en Malvinas Argentinas al 100, en la localidad de Pérez.
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Parte de la veintena de kilos de cocaína secuestrados a integrantes de la banda de Saravia en una estación de servicios de Ramallo.
Leo Rey ya había sido detenido por primera vez en una causa narco el 24 de marzo de 2021 cuando efectivos de Prefectura Naval lo sorprendieron en Villa Banana en el marco de una investigación que, como ahora, realizó la fiscal Adriana Saccone. Se dijo entonces que la banda distribuía estupefacientes en Villa Banana y los barrios Villa Urquiza y Triángulo y Moderno. Entonces se consignó el secuestro de 29 kilos de marihuana, un kilo de cocaína, diez autos y dos motos, 764 mil pesos y 600 dólares. Pero Leo Rey volvió a la calle con el beneficio de la prisión domiciliaria, derecho que la fiscalía apeló y la Cámara Federal revocó. Cuando fueron a buscarlo al domicilio fijado ante la Justicia a fines de aquel año, ya no estaba.
En escuchas judicializadas surgió que Saravia tenía vínculos estrechos con Iván Giménez (alias “Maxi Rey”) una de las víctimas del triple crimen cometido el 29 de enero de 2022 a la salida de un casamiento narco que se realizó en un salón de fiestas de Ybarlucea. En ese sentido, fuentes de la Unidad de Homicidios del MPA y fiscalías federales de Rosario determinaron que Giménez era un intermediario que entregaba a Leo Rey partidas de cocaína que le remitía Fabián Gustavo “Calavera” Pelozo, encargado de la distribución de una banda internacional que traía cargamentos de estupefacientes desde Bolivia y que se almacenaban en Ybarlucea previo a su distribución.
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Durante la acusación los fiscales evidenciaron que Saravia trabajó junto a Pandu Aguirre, jefe de una célula que supo tener “mucha influencia” en los barrios Triángulo, Vía Honda y en el sudoeste de la ciudad, y quien accionó generando “extorsiones, balaceras, y ataques armados para compeler a las personas a que paguen sus deudas con él”.
Según informes de la Brigada de Capturas de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en la que se investigó a los integrantes de la banda del Viejo Cantero se explicó que “queda en claro como «La banda de Pandu» requiere del aval y autorización de los líderes y altos referentes del clan Cantero para poder operar libremente, debiendo para eso y en ocasiones, complacerlos realizando distintos hechos delictivos, demostrando así como el Viejo Cantero junto a sus allegados se encuentran en un eslabón superior al de Pandu”. Vale recordar que Aguirre está detenido en el pabellón 8 de la cárcel de Coronda
Sobre Leo Rey —a quien se refieren también como Leo o “El de la Coronita”— se sostiene en el informe presentado por la fiscalía que es “una de las personas a las que en distintas ocasiones se lo debe consultar antes de realizar un acto (ataque)”, y se indicó que “se presume que al comienzo de las investigación esta persona (Saravia) se colocó en un eslabón superior en la cadena delictiva y Pandu tomó su rol anterior, pudiendo estar encargado de una «zona» amplia en la que se encargaría de proveer de material estupefaciente a distintos puntos de venta para la comercialización, pudiendo ser proveedor de varios puntos de la ciudad de Rosario”. Esa zona era Villa Banana. Y se destaca que tiene “conexiones importantes en lo que se refiere al ámbito criminal” mientras reside en inmediaciones de General López al 600 de la ciudad de Funes.
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Sustancias para estirar la cocaína y precursores químicos incautados en un laboratorio que la banda tenía en Pérez.
En mayo de 2022 el Viejo Cantero y otras 25 personas fueron acusadas por los fiscales Haurigot y Carbone en el Centro de Justicia Penal por integrar una asociación ilícita que “procuró dominar sectores y barrios de Rosario para excluir a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos”. Para concretar sus objetivos, según la teoría fiscal, sus miembros cometieron delitos como extorsiones, amenazas, lesiones, encubrimientos, abuso de armas y venta de drogas. Y manifestaron que la organización bajo la lupa funcionó desde los primeros días de noviembre de 2021 hasta el 27 de abril de 2022, cuando se produjeron las detenciones del Viejo y los 25 primeros acusados en la causa.
En diciembre pasado los fiscales incluyeron dentro de esta organización a otras 12 personas llevando así a 40 el número de acusados como integrantes de la banda. Hay tres prófugos y tres adolescentes que siguen el proceso en el Juzgado de Menores en turno. “Se comportan como dueños del territorio y ninguna actividad puede tener lugar allí sin su venia, la cual conlleva un pago”, definieron los fiscales al referirse sobre el liderazgo de la asociación ilícita en manos del Viejo y su pareja.