"Habíamos terminado de comer y nos sentamos como todas las noches en el sillón a mirar la novela. Lourdes se levanta para ir al baño y se escuchan los disparos. Uno impacta contra ella. Me mira, se toca la zona del pecho. Yo me levanto y le digo que no tenía nada. Cuando le levanto la remera empieza a sangrar y se me desvanece en los brazos". Con ese relato desgarrador, una hermana mayor de Lourdes Canteros abrió la jornada número 25 del juicio a la banda de Los Monos. La nena de 14 años fue asesinada en mayo de 2013 en un tiroteo contra su casa del barrio De la Carne, donde un proyectil que entró por la ventana le atravesó el pecho. Por ordenar esa balacera está acusado Ramón "Monchi" Machuca, captado en escuchas que ayer se leyeron en la sala.
Las declaraciones de dos hermanas y un vecino de Lourdes cargaron de tensión emotiva la sala del Centro de Justicia Penal donde, desde el miércoles, quedó Machuca como único acusado de éste homicidio. El muchacho, sindicado como uno de los jefes de Los Monos, está procesado como autor intelectual de la balacera a la casa de Conscripto Bernardi 6374 porque en escuchas captadas a su celular le ordena "tirá a mansalva" a un tal "Gabi", a quien le ofrece dinero por esa tarea.
De acuerdo con la hipótesis de la Fiscalía, el ataque se ordenó para amedrentar a un hermano de Lourdes que vivía en una casa del fondo donde, al parecer, funcionaba un búnker que le hacía competencia a un local de la banda. El suboficial Ariel Lotito, quien era coordinador de la Brigada Operativa de Judiciales (BOJ) e interpretó las escuchas, precisó ayer que el búnker cercano atribuido a Los Monos funcionaba en el Pasaje 524 al 400 y fue allanado dos veces.
El relato de las hermanas de Lourdes expuso el drama de su muerte y también el de una familia de cinco hermanos que quedaron solos tras la muerte de la madre en 2009 y el abandono del padre, que formó otra familia. Fue el momento más conmovedor desde el arranque del juicio, en noviembre del año pasado, que hasta aquí analizaba cuestiones más abstractas o sin víctimas directas. Las hermanas Nadia y Débora Canteros contaron ayer que ya en el momento del crimen estaban distancias de su hermano Nicolás, que vivía en el fondo de la casa atacada. A una semana de la muerte de Lourdes lo echaron de allí y no volvieron a verlo.
Abandonados
La primera en declarar fue Nadia, de 23 años. La joven contó que en 2013 era ella quien estaba a cargo de sus hermanos menores, Agustín y Lourdes. "La relación era más como madre que como hermana porque mi mamá falleció, mi papá se fue con otra mujer y yo me hice cargo de ellos", contó. En una casa del fondo vivía Nicolás, de quien estaban distanciados. Y a la vuelta vivía su otra hermana, Débora, de 28 años, con su pareja.
"Yo trabajaba toda la mañana hasta la tarde. Lourdes estudiaba, iba a la escuela. Recién empezaba la secundaria. Iba a primer año de la escuela Juramento de la Bandera. Era una nena normal y tranquila, sin problemas con nadie, que estudiaba, que se esforzaba. En el barrio era muy conocida, la querían mucho, la conocían desde bebé", contó. Señaló que "ella era la única que tenía relación con Nicolás porque él y su señora tenía una nena, su sobrina, y Lourdes la quería".
Las hermanas mayores no tenían trato con él: "El se quería hacer el hombre de la casa. Quería mandar. Pero no era quien para venir a mandar. No ayudaba en nada. Sólo estorbaba", dijo Nadia. Las hermanas no pudieron precisar a qué se dedicaba. En una declaración previa, Débora había dicho que el muchacho vendía drogas.
La tragedia
La noche del 15 de mayo de 2013 era como cualquier otra en la casa de Conscripto Bernardi 6374. Nadia llegó a la noche de trabajar, cenó con sus hermanos y se sentaron a ver la tele. "Mucho tiempo de charlar no teníamos porque cuando yo llegaba era tarde. Comíamos y nos íbamos a dormir porque a la mañana Lourdes tenía que ir a la escuela y yo a trabajar. Yo le pedía que estudiara. Casi siempre estaba con unas amiguitas", la recordó.
"Habíamos terminado de comer y nos sentamos como todas las noches en el sillón a mirar la novela", dijo Nadia. Junto con ella, Lourdes y Agustín estaba un sobrinito de 2 años. "Iban a ser las diez de la noche. Estábamos sentados ahí y frena una moto. No le dimos importancia porque era normal que pasaran motos y cadetes. Lourdes se levanta", comenzó a relatar la joven, que en ese momento se largó a llorar.
Luego de una pausa, retomó: "Se levanta para ir al baño. Cuando ella se levanta se escuchan los disparos. Mi hermano Agustín agarró a mi sobrinito de 2 años y se lo llevó a la pieza. Yo me fui con Lourdes al hospital. En el trayecto Lourdes se murió en mis brazos. Y eso fue lo que pasó la noche del 15 de mayo", cerró su exposición ante una pregunta del fiscal Gonzalo Fernández Bussy.
La joven contó que de siete u ocho disparos "tres impactaron contra la casa", donde "hasta el día de hoy están las marcas". Más tarde, un perito balístico dijo que esa noche recogió dos vainas en la calle y la punta de un cartucho de plomo 9 milímetros en la casa. Una bala de ese calibre ingresó por la axila izquierda de la nena y salió por el costado derecho del tórax, según confirmaron dos médicos forenses.
Nadia sigue viviendo en la casa baleada, que era de un tío de su madre. Contó que no tiene otro lugar adónde ir. En cambio, Nicolás se fue antes de que se cumpliera una semana del crimen. "El siguió como si nada. La miró tirada en el piso y se fue a dormir. Lo echamos de esa casa. Después pasaba para hacerse el malo pero nunca más tuvimos relación con él", dijo Nadia .
Amenazados
Tanto Nadia como Débora, segunda en declarar, contaron que expulsaron a su hermano de la casa por una amenaza que recibió en su negocio un vecino comerciante. Este hombre, ya jubilado, era el papá de una amiga de Lourdes. La chica asesinada pasaba mucho tiempo en su casa. El hombre, con problemas de movilidad y memoria a causa de un accidente cerebro vascular, se quebró en llanto al recordarla: "Era una piba divina que jugaba con todo el mundo".
Si bien no pudo recordar el mensaje intimidante que recibió en su local, reconoció su firma en el acta de su anterior declaración. Según denunció entonces, le advirtieron que si Nicolás no se iba de esa casa "iba a ser peor".
En aquellos primeros días las hermanas atribuyeron el ataque a problemas que Nicolás tenía con una bandita del barrio De la Carne. Por eso dos jóvenes apodados "Mayonesa" y "Tévez" estuvieron sospechados por el atentado.
"Primero se peleaban a las piñas. Después empezaron a los tiros", contó Nadia sobre esa rivalidad. Por eso aquella noche pensó que el ataque provenía de esos muchachos. Pero según aseguró ayer, con el paso de los días nadie le comentó en el barrio que fueran ellos los autores. Se enteró de los avances de la causa, "por las noticias". Su hermana Débora sí escuchó comentarios que ligaban a esos pibes con el tiroteo. Sobre eso la interrogó el defensor Fausto Yrure, quien hizo notar contradicciones menores en los relatos de las hermanas.
El vuelco de la pesquisa en dirección a "Monchi" ocurrió tiempo después, cuando los hombres del BOJ recibieron CD's con escuchas a la banda que había solicitado el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna en la causa por asociación ilícita contra Los Monos. "En varias oportunidades mencionan la casa con la dirección y el número. Cuando tomamos contacto con la información ya teníamos recortes de diarios del homicidio. O sea que estábamos escuchando posterior al hecho", explicó.