Gregorio Brítez fue hallado culpable en juicio oral del femicidio de Nora Escobar, a quién asesinó de 17 puñaladas en abril de 2022 en Granadero Baigorria
Gregorio Britez, de 60 años, fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su esposa Nora Escobar cometido en 2022 en Granadero Baigorria.
El cuerpo de Nora Escobar apareció tras 19 días enterrado en el fondo de la casa en la que vivía con Gregorio Britez.
Foto: Twitter @soria_pablo
Tras asesinar a Nora Escobar, Britez cavó un pozo en la que la enterró y le construyó una loza de cemento sobre el que colocó una pileta.
Gregorio Ramón Brítez fue condenado a prisión perpetua como autor del femicidio de su pareja Nora Escobar, asesinada de 17 puñaladas y enterrada en el patio de la que compartían en Granadero Baigorria en 2022. El fallo fue resuelto en juicio oral por un tribunal conformado por los jueces Gonzalo Fernández Bussy, Mariano Aliau y Valeria Pedrana.
Al dar a conocer el veredicto en una audiencia realizada este martes al mediodía en el Centro de Justicia Penal, los magistrados leyeron un resumen sobre los fundamentos de su resolución. En el escrito reseñan las pruebas por las cuales consideraron culpable a Brítez, resaltaron testimonios sobre las constantes peleas de la pareja, especialmente una en la que se oyeron golpes y gritos que podría haber sido fatal.
También se refirieron a las evidencias que demostraron que Brítez también se encargó de ocultar el cuerpo de su pareja en una fosa revestida de cemento y destacaron que la violencia de género ejercida por Brítez quedó “abrumadoramente acreditada”.
Nora tenía 42 años cuando el 22 de abril de 2022, según estableció la investigación que culminó con el acusado condenado a la pena máxima, fue asesinada de 17 puñaladas de las cuales cinco o seis habían sido por la espalda. Sin embargo esa verdad tardaría en asomar.
Luego de diez días de no saber sobre ella su hija comenzó a buscarla. Cuando fue a la casa que compartía con Brítez en Liniers al 1700 de Granadero Baigorria el hombre le dijo que tres meses antes se habían peleado y Nora se había ido.
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A la hija le llamó mucho la atención haber visto a la perra de su madre en la casa porque Nora quería mucho al animal y no se habría ido sin llevarla. Y cuando fue a denunciar la situación para que la policía buscara a su madre dejó asentado su temor porque Brítez era un hombre violento que había fracturado un par de veces a Nora, pero a pesar de una restricción de acercamiento que tenía desde hacía casi un año “siempre volvían a estar juntos”.
El 6 de mayo fue allanada la casa donde vivía la pareja. Brítez dijo que estaban casados desde hacía cuatro años, que en ese momento atravesaban la novena separación estaban separados y luego se ausentó de la vivienda.
Hubo movilizaciones que imprimieron celeridad a la búsqueda de Nora. Entre los indicios que surgían había mensajes de vecinos a la hija de la víctima dando cuenta de gritos y peleas. Luego se estableció que el 22 de abril Nora había estado en su casa y ese día se desactivó su teléfono.
La fiscal Marisol Fabbro ordenó una requisa más profunda de la propiedad que se realizó el 10 de mayo de 2022. Cuando llegaron a la casa los pesquisas la encontraron cerrada con cadena y candado. Cuando aplicaron luminol hallaron rastros de sangre en algunos ambientes. Y cuando levantaron una loza del patio hallaron el cuerpo de Nora en una fosa revestida por dos lozas de dos metros por 60 centímetros.
Ese allanamiento se complementó con otro en La Cerámica donde vivía Alberto Lipari, un amigo de Brítez que terminó acusado de encubrimiento. El hombre contó que un día antes Brítez lo visitó para contarle que se iba a Paraguay, le pidió una valija y dinero. El 11 de mayo el sospechoso fue detenido en el paso internacional Posadas-Encarnación por donde intentaba cruzar al Paraguay.
El pasado miércoles 11 de junio comenzó el juicio oral contra Brítez. El hombre de 60 años llegó en prisión preventiva y acusado de un delito con una pena en expectativa de prisión perpetua por “homicidio doblemente calificado por el vinculo y femicidio mediando contexto de violencia de género”.
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Al dar a conocer el veredicto los jueces brindaron un resumen de los fundamentos que darán a conocer los próximos días. Consideraron que la hija de la víctima fue clave al momento de revelar que la pareja atravesaba violentas discusiones en forma cotidiana. Remarcaron las contradicciones de Brítez sobre el paradero de la perra de Nora que “activaron la denuncia y la búsqueda”.
Los jueces también destacaron el testimonio del vecino que escuchó las crecientes discusiones de la pareja que culminaron en una “fuerte discusión con golpes” la noche del 22 de abril, luego de la cual la mujer no volvió a ser vista. “Este testimonio ubica a Nora en el domicilio y establece un historial de violencia”, dijeron los jueces.
“La evidencia del ocultamiento del cuerpo —agregaron— apunta directamente a Brítez. El vecino relató que Brítez le pidió permiso para hacer un revoque, pero el ruido de la hormigonera en el patio sugería otra obra, resultando ser el contrapiso debajo del cual se halló el cuerpo. Brítez incluso intentó que el vecino mintiera a la policía sobre la fecha en que lo conocía y la desaparición de Nora”.
Además de las pruebas de luminol positivas y otros testimonios, los jueces mencionaron pericias que “revelaron que el teléfono de Brítez contenía búsquedas macabras el 23 de abril de 2022, horas después del homicidio, acerca de «cuántos metros se cava para enterrar un cuerpo». Además se recuperaron conversaciones de 2021 entre Brítez y Nora que evidenciaban el control y la violencia que él ejercía sobre ella, incluyendo amenazas”. Así, la violencia de género de Brítez “quedó abrumadoramente acreditada”.
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La violencia del acusado también se vio reforzada, para los jueces, con los testimonios de la exesposa de Brítez que describió ante el tribunal “muchos años de abuso físico y psicológico, incluyendo aislamiento y humillaciones”.
También la hija del imputado confirmó ese contexto de violencia vivido en su infancia. También remarcaron la violencia del crimen: Nora murió de una “lesión cardiopulmonar grave ocasionada por 17 heridas de arma blanca, incluyendo fractura maxilar, cortes en esófago y tráquea, y perforación de prótesis mamaria”.
Finalmente, aludieron al momento en que Brítez tomó la palabra. “No negó el hecho y, aunque no lo haya confesado textualmente, su pedido de perdón a la familia de la víctima y su referencia al arrepentimiento de lo que hizo, indudablemente confluye a reconocer la autoría”.
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