La detención del subcomisario Guillermo Davidson de la Policía Federal Argentina (PFA), sospechado de cobrar coimas para ingresar celulares y darles beneficios a los internos alojados en la sede local de la División Unidad Operativa Federal (DUOF), puede ser un botón de muestra acerca de cómo la corrupción institucional repercute en el entramado criminal rosarino. Lo advirtieron los propios investigadores de esta causa al analizar el amplio abanico de delitos que se digitan desde las cárceles y otras dependencias. En este caso hay diálogos de teléfonos intervenidos que exponen a un policía al que "se le ablanda el bolsillo" y "factura como loco". Luego de ser indagado por el Juzgado Federal Nº 3 le otorgaron la libertad.
El origen de la investigación fue la información que llegó a la Fiscalía Federal Nº 2 a raíz otra pesquisa, a partir de la cual por escuchas judicializadas se detectaron maniobras ilegales entre al menos una interna del DUOF y un policía de esa dependencia. Precisamente una línea intervenida daba cuenta de una conversación entre esa persona investigada y otra que, pudo saberse, estaba detenida en la dependencia Federal de 9 de Julio 233. Hablaban de acceder a beneficios a cambio de dinero.
Las tareas investigativas fueron llevadas adelante por otra área de la misma fuerza, la División Antidrogas de la PFA, que logró la identificación del policía sospechado y condujo a la solicitud de allanamiento que los fiscales Claudio Kishimoto y Franco Benetti presentaron al juez Marcelo Bailaque. Este jueves fue detenido el subcomisario Guillermo Davidson, a cargo del área Investigaciones Especiales del DUOF, que tiene 46 años y a quien las internas le decían Viejo o Jefe. Luego de que lo indagaran este viernes le otorgaron la libertad por la escala penal del delito imputado, cohecho activo, que contempla penas de 1 a 6 años de prisión.
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Barrio Martin. La delegación de la Policía Federal en 9 de Julio al 200.
"Para vivir bien"
La primer interna identificada fue una joven de 19 años, detenida en marzo en el marco de una investigación a la banda que presuntamente lidera Leonardo "Leo Rey" Saravia, ligado a Los Monos y con peso en los barrios Villa Banana, Villa Urquiza y Triángulo y Moderno. La joven, en una de las conversaciones, le contó a su madre que necesitaba dinero "para vivir bien". "¿Y qué es vivir bien?", le preguntó su madre y ella respondió: "Salir al patio, bueno un montón de cosas, pero no te puedo hablar por acá porque lo mandamos en cana al loco". "¿Qué, un cobani de ahí?", volvió a preguntar haciendo alusión a un policía. "Mami, viste, sí", confirmó la chica.
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Con conversaciones de este tipo se fundamentó la intervención de la línea de la joven detenida. Así se supo que el aparato era utilizado por varias mujeres presas en el DUOF. Todas referían a que mantenían una relación con uno de los policías encargados de la custodia para lograr un trato especial, entre ellos el acceso a celulares, a cambio de dinero.
Entre esas conversaciones surgió que una de las internas hablaba con un detenido en la misma dependencia, con el cual planeaban pagarle al policía para poder encontrarse en un baño de la dependencia. "Le dijimos al viejo este pero no nos pasa cabida", dijo el recluso. "¿Dice que no?", preguntó ella a lo que el interlocutor le respondió: "No, por el tema de las cámaras y todo eso. Capaz algún día se le ablanda el corazón". "El bolsillo se le va a ablandar", le dijo ella y él siguió: "Está facturando como loco".
Identificado
Con el avance de la pesquisa se supo que el policía cobraba 20 mil pesos por cada celular que permitía ingresar a los calabozos. Que las internas hablaban con sus familiares, los cuales llegaban a la plaza Bélgica, de Zeballos y Colón, a la vuelta del DUOF, para encontrarse con el policía al que llamaban "Viejo" o "Jefe".
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El subcomisario fue identificado el 7 de noviembre, a raíz de cámaras de la zona que lo captaron haciendo la maniobra ilegal el 30 de octubre. Pasadas las 16 se vio a una persona robusta, de pelo canoso, vestido con un suéter azul y un jean del mismo color como lo habían anticipado las internas en conversación con sus familiares. Caminó por Colón hasta Zeballos y cruzó a la plaza.
Allí fue visto por un investigador. Davidson cruzó la plaza por el camino de pavimento, se sentó en un banco de madera y estuvo allí unos minutos. Luego de las 18 apareció un hombre con un menor de edad que se encontró con el sospechoso, con quien hicieron una transacción después de sentarse juntos en un banco.
Denuncia previa
Desde la Fiscalía Nº 2 consideran que la investigación tiene correlato en una denuncia hecha en junio de 2022 por una persona de identidad reservada que dio cuenta que los detenidos en el UOF accedían a beneficios a cambio de dinero. Entre los apuntados por el denunciante estuvo Davidson.
En aquella ocasión la denuncia profundizaba que el preso Iván Tripi, condenado en mayo pasado por narcotráfico, recibía visitas de mujeres sin control. Lo que implicaba que sucedieran a cualquier hora y sin requisa de por medio, a la vez que ocurrían "conductas en infracción a la ley 23.737", en referencia a la ley de drogas.
A poco tiempo de esa denuncia se detectó que el abuelo de la pareja de Tripi había intentado ingresar al DUOF con una bolsa que tenía casi un millón y medio de pesos. Los investigadores consideraron la hipótesis de que era dinero destinado a pagar "favores o permisos".
En contexto
La gravedad de este posible caso de corrupción, más allá del presunto delito de un funcionario público por el hecho en sí, queda de manifiesto si se tiene en cuenta en qué contexto ocurre. Lo explicaron con claridad los investigadores al momento de solicitar los procedimientos que condujeron a la detención del policía.
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Un informe elaborado por la Secretaría de Coordinación Institucional del Ministerio Público Fiscal en una mesa de trabajo sobre narcocriminalidad remarca el riesgo que implica que los internos estén comunicados con teléfonos celulares. Puntualizan en casos donde se evidenció la planificación desde establecimientos penitenciarios de maniobras de tráfico, transporte y comercialización de estupefacientes y otros delitos graves relacionados al narcotráfico, como lavado de activos, homicidios, secuestros extorsivos, amenazas, tráfico de armas.
Dicho informe advirtió: "Las organizaciones se sirven de contactos del exterior, que en la mayoría de los casos conforman un entramado delictivo, que instrumentan las acciones ordenadas por los líderes que se encuentran detenidos (condenados en casi todos los casos) y, pese a ello, continúan interviniendo en complejas maniobras de narcocriminalidad". Y agregó: "Para esto último se sirven fundamentalmente de dispositivos de telefonía celular que los mantienen en contacto con quienes se encargan de ejecutar las acciones". Un eslabón del entramado criminal sobre el cual ya hay evidencias en otras investigaciones de que funciona con su cuota de corrupción institucional.