Cuando le tocó alegar el defensor oficial Martín Gesino hizo acordar a los abogados de las películas en los juicios orales. Argumentó de pie, sin leer, desplazándose, mirando al tribunal, a sus adversarios del trámite, con un juego enunciativo que combinaba sencillez explicativa con las frases de impacto que buscan contundencia y persuasión. Representaba a diez policías acusados en el caso Franco Casco. Le dijo a la fiscalía que la verdadera exposición de evidencia en el juicio la había hecho la defensa. Señaló que la idea de que a Franco Casco lo torturaron, lo mataron y lo hicieron desaparecer era un dogma, un acto de fe y no de análisis, no sustentado en ninguna prueba que lo demostrara.
Fue una semana antes de que por mayoría el Tribunal Federal Oral 2 absolviera a los 19 acusados. Ahora Gesino habla de la tragedia que significa, para los acusados pero también para la Justicia, haber tenido seis años presas a personas despegadas de culpa y cargo. Le responde con respeto a la idea del vocal del tribunal que en minoría condenó a doce policías. Y dice que le tocó tratar al principio del caso con Ramón Casco y conocerlo. Después la Defensoría General le impuso ser defensor y su rol cambió. "Fue muy fuerte. Lo hablé con él y lo supo entender como un verdadero caballero. Jamás dejó de saludarme en cada ocasión en que nos cruzamos. Es importante sentir que puedo ponerme a su servicio y hacerlo con la misma dedicación y empeño que con mis asistidos. La familia Casco quedó sin respuesta por la falta de investigación. Por eso me gustaría poder también ayudarla investigando todas las otras hipótesis que fueron descartadas desde el inicio”.
¿Por qué cree que absolvieron a todos los acusados?
Hay un veredicto dividido. Dos jueces, Eugenio Martínez y Ricardo Vázquez, absuelven a todos por los delitos por los que fueron acusados. No lo hacen porque dudan de si hubo participación delictiva o no: absuelven de culpa y cargo y ordenan la inmediata libertad. El voto disidente de Otmar Paulucci dispone algunas absoluciones y tres condenas a personas que trabajaron la noche del 6 de octubre de 2014 y a nueve que trabajaban el día 7 por encubrimiento. Las razones las vamos a conocer el 25 de septiembre cuando se conozcan los fundamentos.
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Hasta el final se dio por hecho que Franco Casco fue detenido, no se supo más de él hasta que lo encontraron en el río, antes lo golpearon hasta matarlo, lo sacaron en un patrullero aprovechando un corte de luz y lo tiraron al Paraná. ¿Los jueces que absolvieron no vieron eso?
Con una absolución lisa y llana los dos de la mayoría parecen no haber visto delito en nada. Todo el desarrollo acusatorio (“que lo detuvieron, que lo torturaron, que lo sacaron, que lo fondearon”) se escribe en dos renglones, pero después hay que demostrarlo. Por eso sostenemos que fue un relato sin respaldo probatorio. La acusación llegó al alegato con dos versiones diferentes. El que cambió fue el fiscal que alteró tres aspectos: horario de la detención, lugar de la detención e intervinientes. Igual eso no afectó a las defensas. Aunque es muy raro que haya acusaciones diferentes. La mecánica de la muerte por ejemplo. La querella sostenía que fue un golpe, no aclarado, y la fiscalía una muerte por asfixia. Ni una ni otro tiene ningún respaldo científico. La presentación del caso fue sencilla y complicada a la vez. Franco se fue de la casa intentando llegar a Buenos Aires. Desaparece. A los 24 días aparece flotando en el río y en el medio estuvo en una comisaría. ¿Qué más hace falta? "Fue la policía". Se razona de esa manera con la cantidad de casos que hay. El que oye se predispone para esa teoría. Después cuando uno se mete en la causa y se pone a analizar la prueba no encuentra sostén para la acusación. Yo llegué a este caso de manera paradójica. La Defensoría donde trabajo llevaba la querella de este caso. Por eso he conocido a Ramón (papá de Franco) atendiéndolo aquí. Un día se eleva la causa a juicio y me anuncian que me toca defender. Fue un impacto fuerte, tuve que cambiar el chip, algo muy duro. Así es este trabajo. Ya como defensor estudié el caso concreto y nada de lo que se planteó desde las acusaciones pudo ser probado. Sobre esa base discursiva sin prueba lo llevaron, en mi opinión, al señor Ramón y a su familia a juicio. Demostramos con pruebas la ajenidad del personal policial. Pero esa familia quedó sin respuesta por la falta de investigación. Por eso me gustaría poder también ayudarla investigando todas las otras hipótesis que fueron descartadas desde el inicio
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Rosana Gambacorta, la defensora oficial que inició el trabajo en instrucción para representar a los policías hoy absueltos.
Virginia Benedetto
Usted habló en su alegato de que es más fácil creer en algo que analizarlo críticamente. Habló de dogma. ¿Cree que con el veredicto absolutorio se supera eso o que queda en la sociedad la idea de que la Justicia no actuó como debía?
Bueno esa es la esencia del dogma: uno cree y no necesita pruebas para creer, y cualquier prueba que le muestren la desprecia. Así funciona el dogma. Yo creo en mi dios o en mi religión y no me vengan con teorías científicas porque en lo que quiero creer voy a seguir creyendo. En una sala de audiencia eso debe evitarse. Se resuelve en base a pruebas y las hay o no las hay, salen bien o salen mal. El esquema de un juicio es así y con el nuevo código va a ser así. El juez no tendrá conocimiento de la causa y excluirá su opinión para resolver en términos jurídicos. Pero esto no es caprichoso. En este juicio hubo querellantes históricos en delitos de lesa humanidad a los que les tocó ser defensores. Y no es que son conversos. Estudiaron el caso y se convencieron de que no había prueba de la teoría fiscal.
¿Cuáles fueron las cosas que más le llamaron la atención del juicio?
La gran tragedia es cómo pudo esto llegar a juicio sin nada de prueba. Quedó muy patente cuando arrancó el debate. Se empezaron a pedir medidas que se llaman de instrucción suplementaria por la fiscalía y las querellas destinadas a sustentar su hipótesis. Y todas les llegaban al revés: eran favorables a las defensas. Ejemplo: entre 13 oficios pedidos, solicitaron informe de sumarios de apremios contra personal de la 7ª y no había ninguno. Entonces uno se pregunta cómo por qué no hubo una revisión más amplia para no llegar a este juicio. Pasa que esto es la costumbre judicial. El juzgado dice "que se arreglen en la Cámara", la Cámara "que se arreglen en el juicio", el tribunal "que se arreglen en Casación". Así pasa el tiempo. En algún momento alguien tiene que plantearse qué se puede hacer con lo que hay de prueba. Y lo más difícil entonces es admitir las consecuencias de una decisión. Si uno decide no continuar la causa va a recibir críticas. Si la continúa también pasará. Así funciona esto. En ese sentido destacaría el valor que tuvieron los jueces de absolver, sabiendo que iban a ser muy criticados, cosa que han sopesado. Veremos qué surgirá de los fundamentos. Pero lo que hicieron fue muy destacable.
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En el juicio se habló de que hubo relatos falsos que montaron una versión distorsionada de los hechos. Eso llega hasta hoy. Hay un primer veredicto pero muchos piensan que no hay un fallo justo.
Las declaraciones de los detenidos, que sustentó que esta causa avanzara, es lo que distorsionó. Acá hay una cuestión indiscutible. Los primeros tres años de la investigación fueron prácticamente en secreto. Solo trabajaban fiscalía, juzgado y querellas. Y sabiendo que iban a imputar a personal policial nunca lo legitimaron en el expediente. Jamás dijeron al que sería acusado "venga y declare". Eso permitió trabajar en un ámbito interno sin recibir molestias de las personas acusadas. Eso puede parecer una ventaja para la investigación pero termina con mil inconvenientes aparejados. Esta forma de tomar declaraciones implica para el testigo de que diga lo que diga no sea específico. Por eso insistí en la importancia de que en la declaración de los presos, o de cualquier testigo, estén las dos partes presentes. Yo no me sentiría cómodo si no está la otra parte porque sé que me pueden impugnar mi testigo. Con el control sale todo mejor para todos. En este caso trajeron las declaraciones brindadas en instrucción a los presos, se la leen y le preguntan si ratifica o no. Y el testigo está acorralado, porque pasó mucho tiempo, ni se acuerda lo que dijo, no se acuerda. Y queda confrontado a una situación complicadísima. Eso se podría haber evitado con una testimonial con la defensa controlando. Eso no pasó.
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Rosana Gambacorta y Martín Gesino, un día después del veredicto en el caso. Ellos defendieron a diez policías a lo largo del trámite.
Virginia Benedetto
Hoy el juez que pidió condenas dijo por radio que le daba vergüenza que gente que habitualmente defiende presos atacara las versiones de los presos de la 7ª. Que vale lo que dijeron en el juicio. Y que estaban obviamente coaccionados para no hablar y sin embargo hablaron.
Bueno, muchos jueces no les creyeron jamás a los presos, y ahora de repente sí. No quiero ser irónico ni irrespetuoso. Soy defensor y desde mi experiencia digo que el juez por principio jamás le cree a los presos. Si no todas serían absoluciones. Si les creés no tenés más condenas. Jamás les creen los jueces, salvo cuando confiesan. Pero a lo concreto: yo no descreo de los presos porque sean presos. Mi trabajo diario como defensa oficial es escuchar la versión del preso, confrontarlo con las pruebas que hay y llegar a un acuerdo. Otras veces el preso jura a muerte que las cosas son como dice. Se puede creer o no creer. Pero la versión de un preso en juicio tiene que ser creíble para tener valor. En este juicio los presos como testigos cuanto más hablan más se embarran. Hubo 40 presos en esos días. El fiscal citó a 11. Y esos 11 dan cualquier versión, dicen cualquier cosa. No les estamos pidiendo precisiones como gente que conoce días y horarios. Pero muchos tenías salidas laborales, sabían en qué fecha estaban, tenían días de visita, de su culto. No eran presos tabicados de la dictadura. Tenían TV, veían las noticias, sabían en que fecha estaban. Tenían tres visitas semanales de la familia, en un lugar donde entra luz natural, y se sabe si es de día o es de noche. El preso Pablo Argüello dio seis versiones de la fecha de detención de Casco. De lo que pasó con Franco esa noche no se puede sacar ninguna conclusión porque cada vez que habla el preso da una versión distinta. Y hubo cinco que se dieron vuelta en pleno debate. Les leyeron lo que habían dicho y dijeron “eso yo no lo dije”. Por eso no se pueden tomar por veraces las declaraciones. No porque sean presos.
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¿Qué le parecieron los argumentos del juez Paulucci para pedir condenas?
Se lo nota enojado, pero tiene su teoría, y la expone. Amablemente no sé cómo dará respuesta a los puntos centrales. Para arrancar dice que a Franco lo mataron el 6 de octubre mientras que los peritos dicen que la muerte data de entre el 10 y el 15. La foto del sumario de Franco, para demostrar cuándo lo mataron, tiene que probar que la tomaron el 6, pero fue tomada el 7. Lo que ocurre que siempre se negó la prueba para buscar en la nube la foto original y ver en qué fecha se sacó en base de los metadatos que contiene. Tanto el doctor Paulucci como el fiscal siempre se opusieron a que se averigüe eso que aclararía la fecha. Solo para empezar.
Nueve personas presas durante seis años terminan absueltas a nueve del hecho juzgado. ¿El sistema federal de Justicia toma esto como un error no forzado? ¿Nadie es institucionalmente responsable?
Se mezclan dos circunstancias. La prisión preventiva y las prórrogas eternas por un lado. Si la causa dura mucho o no con la gente en libertad es otra cosa. Pero con la gente detenida es un horror. También es muy difícil para el tribunal, tener tanto tiempo detenida a una persona y terminar diciendo: “Estábamos equivocados”. Me pongo en el lugar de los jueces y no debe ser una decisión fácil. Si la ley dice que la prisión preventiva dura dos años ahí se terminó. Pero la jurisprudencia legitima prórrogas permantenes y la Cámara de Casación lo avala. En una situación como esta con todos absueltos es un espanto. La otra circunstancia es que esta fue una causa muy compleja: cómo se escribe un libro de guardia, cómo funciona el 911, un montón de datos que por más que uno trabaje en esto no conoce y necesita mucha información externa para hacerse la idea de cómo funcionan las cosas. Eso genera una complicación lógica para el trámite. Ahora si ese tiempo hay que pasarlo preso es terrible. Hay prueba que demanda tiempo y al mismo tiempo uno quiere terminar pronto. Entonces la solución está en la propia ley: la preventiva tiene un límite, pasado ese tiempo, la gente tiene que estar en libertad. No pasó acá. Personas declaradas inocentes, que es lo que supone la absolución, estuvieron seis años presas. Lamentablemente en la administración de justicia nadie es responsable de nada.