"No sé quién le hizo esto a Jorge. Lo único que me importa en este momento es
que recupere la pierna que tiene inmóvil". La angustia por el estado de salud de su hijo desvela
desde hace seis días a Roxana, la madre del chico de 16 años que el miércoles pasado recibió 15
puñaladas en el salvaje ataque de una patota en la zona del parque Alem. Un adolescente acusado de
ser el autor material de la agresión fue detenido el viernes y permanece alojado en el Irar.
Jorge, el chico herido, superó una cirugía exploratoria y recibió una
transfusión de sangre por las graves heridas inferidas por unos 30 jóvenes que lo agredieron con
una navaja, piedras y cadenas en un ataque cuya motivación se investiga. El sábado fue trasladado
de terapia a una sala común del hospital Centenario. Evoluciona, pero permanece entubado porque las
puñaladas le perforaron los pulmones. Aún no puede mover la pierna izquierda.
Mientras tanto, los investigadores no descartan que los agresores pertenezcan a
un grupo de adolescentes denominado Gran Sensación Popular (GSP), que disputa espacios urbanos con
otros jóvenes. Un día después de la agresión fueron demorados ocho chicos que deberán declarar hoy
ante la jueza de Menores María del Carmen Musa.
Según fuentes policiales, ayer declaró Franco C., de 16 años, un joven sindicado
en base a diversos testimonios como el supuesto autor material del ataque. Está acusado de
tentativa de homicidio (ver aparte). Algunos testigos señalaron que luego de la agresión se jactó
ante el grupo de haber sido autor de las puñaladas: "Lo maté al Yanqui", aseguraron que decía.
Yanqui es el sobrenombre de Jorge, a quien le dicen así porque vivió ocho años en Estados Unidos
con sus padres.
De Florida a Rosario. El adolescente herido regresó hace ocho meses a Rosario
con su mamá y una hermana de 5 años. En 2000 la familia se había radicado en Tampa, Florida. Con
los ingresos de su papá como fletero y de su madre como empleada de un bar pudieron comprar una
casa en Rosario. "Volvieron porque extrañaban las reuniones familiares y con amigos", contó
Jorgelina, de 32 años y tía de Jorge, quien ayer estaba al cuidado de su sobrino en el
Centenario.
El papá de Jorge había decidido quedarse un tiempo más en Tampa pero el sábado
anticipó su regreso al país al enterarse de la feroz agresión que había sufrido su hijo. "El es un
chico alegre y sano. Estudia el tercer año en una escuela privada y va al gimnasio todos los días.
En el barrio todos lo quieren. Le pusieron ese sobrenombre porque cuando llegó se vestía con ropas
grandes como de rapero", contó la tía del chico.
Lo que más preocupa a la familia de Jorge es que su pierna izquierda no
responde. "Los médicos dicen que no es algo neurológico ni por una lesión en la médula. Tiene que
hacer rehabilitación. Todavía no puede sostener el torso", contó compungida Jorgelina. El joven,
según contó, recibió todos los puntazos en la espalda. También sufrió golpes en el rostro y tiene
la marca de un cadenazo en el abdomen.
El ataque. Esas lesiones recibió Jorge el miércoles a las 19. Según sus
familiares, un rato antes unos amigos lo pasaron a buscar por su casa para ir "a ver unas minitas"
en la zona del shopping Portal Rosario. Al parecer, todo se desencadenó cuando Jorge y cuatro
amigos hablaban con unas chicas frente al Pami II y un grupo de muchachos que se reúne en la zona
los increpó. Los chicos corrieron hacia el parque Alem, seguidos por una banda de 30 muchachos. A
la altura de Artigas al 200 Jorge quedó solo y cansado. Decenas de jóvenes le pegaron con una
cadena de bicicleta y una navaja.
Peleas similares. Los investigadores de la seccional 10ª conjeturan que los
agresores pertenecen al grupo GSP, que suele reunirse frente al Pami II y disputa territorios con
otras bandas desde fotologs y foros de internet. La vinculación no es casual porque en la zona se
reiteraron peleas similares. "Parece que las chicas con las que hablaba mi sobrino eran de la GSP y
por eso reaccionaron. Los que lo atacaron con tanta saña no son chicos marginales", señaló la tía
de Jorge.
Los familiares del joven tomaron distancia de las motivaciones del suceso: "Ni
mi hijo sabe quiénes lo atacaron. Me duele hablar del tema porque él está muy dolorido y le dejaron
la espalda como un colador. No quiero que se generen resentimientos, pero lo único que nos queda es
alertar a la gente porque no es la primera vez que esto pasa", añadió Roxana.