Elías Natanel Galiano tenía 20 años y se la rebuscaba cartoneando. Vivía en una de las casas que rodean a la canchita "Tirelli", un potrero rodeado de viviendas ubicado sobre Presidente Quintana entre Dorrego e Italia, a escasos 50 metros del ingreso a la Agrupación Infantil Oroño, la escena del triple crimen de la Villa Moreno perpetrado el 1º de enero de 2012. A las 2.40 de la madrugada de este miércoles volvía a su vivienda junto a su novia tras realizar una compra en un quiosco ubicado sobre bulevar Oroño cuando sobre uno de los costados de la canchita del club infantil un hombre armado le disparó desde atrás. “El que lo mató estaba escondido detrás de un árbol, agazapado, y le disparó desde atrás. Le pegó dos balazos en la cabeza y lo mató”, explicó una de las familiares de Galiano.
La canchita Tirelli es un centro neurálgico de la ex Villa Moreno. Allí funciona la sede del Movimiento Territorios Saludables, una organización social que está en el barrio desde hace una década y que supo ser parte del Movimiento 26 de Junio que desde el 1º de enero de 2012 se puso al frente del reclamo de justicia de todo un barrio por los crímenes a sangre fría de Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patón” Rodríguez, las víctimas del triple crimen de Villa Moreno que marcó un antes y un después en la criminalidad organizada de Rosario. Todavía perdura en uno de los paredones de la canchita una de las primeras pintadas realizadas en homenaje a los pibes asesinados con la leyenda “Mientras sigamos luchando, ellos seguirán presentes”.
El triple crimen llevó al barrio una transformación urbanística que lo hizo más lindo a la vista. La Agrupación Infantil Oroño, un club con 40 años de presencia en el barrio, mejoró su fachada y parte de sus instalaciones. Enfrente se levantó un playón municipal con mesas de cemento y una plaza con juegos para niños que le cambiaron la fisonomía de barriada pauperizada. Y para completar, la Municipalidad abrió calle Presidente Quintana, que hasta el triple crimen, chocaba contra Moreno. “Pero no se deje endulzar la mirada. El barrio sigue tan complicado como antaño. Empeora, mejora, pero siempre dentro del rango de lo peligroso”, indicó un vecino de la zona. “La semana pasada en Quintana y Moreno balearon a un pibe en un pasillo, ahora mataron a éste. Está todo bastante complicado”, agregó.
Los vecinos también recordaron que la madrugada del 27 de febrero de 2021, a metros de donde fue asesinado Galiano, ya habían ultimado a Lucas Elías Rolón, de 27 años, y fue herido un hermano del muchacho, de 19 años. Las víctimas del ataque también residían a los márgenes de la canchita Tirelli.
Dos caras de un crimen
Sobre el crimen de Galiano hay al menos dos versiones. Una es la de los familiares, quienes este miércoles al mediodía esperaban sentados al sol que desde el Instituto Médico Legal (IML) les entregaran el cuerpo para poder velarlo. Con la guardia en alto, no esquivaron preguntas. Contaron que la víctima era uno entre cuatro hermanos, no tenía hijos y vivía de lo que cartoneaba. “No tenía broncas con nadie, al menos eso es lo que sabemos”, dijo una familiar. No descartó que su pariente tuviera una adicción recreativa y dijo: “Hay mucha gente que habla de más, que no sabe y que debería callarse la boca”.
Luego relató lo que sabían del crimen. Que Galiano volvía de hacer una compra en un quiosco de bulevar Oroño y que al pasar por el costado de la canchita, sobre Presidente Quintana al 1900, desde atrás de un árbol salió un hombre y lo asesinó a balazos.
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El lado B de la historia la contaron otros vecinos que dijeron que a la familia Galiano los conocen como los “peruanitos” y los semblantearon como “gente normal, de los que no hacen quilombos”. Un residente indicó que “se juntaron a fumar nevado (marihuana mezclada con cocaína)” en el lugar donde quedó el cuerpo agonizante del muchacho “y algo salió mal y terminó como terminó. Ahí hay testigos de lo que pasó. La policía los tiene que buscar porque estaba con una chica y otro muchacho”, indicó el vecino.
Galiano recibió al menos dos balazos en la cabeza y en la escena los peritos recolectaron cinco vainas servidas calibre 9 milímetros. El médico forense que revisó el cuerpo consignó que la víctima tenía heridas en el antebrazo izquierdo, la nuca, la sien izquierda y el labio inferior.
El fiscal a cargo de la investigación, Gastón Ávila, comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en el territorio recabando testimonios y buscando registros de cámaras de seguridad privadas o públicas a fin de esclarecer lo ocurrido.