Romina V. tiene 30 años, su pelo es rubio y al reir sus ojos se iluminan. Tiene dos hijos. Y cuenta que una banda narco que ocupó el territorio en el que vivía, en el barrio Tiro Suizo, la expulsó de su casa, se quedó con una propiedad que ella tenía en otro barrio y también se quedó con la vivienda de su mamá. Además, dice, le robaron lo poco que había logrado tener en su vida. Ahora los mismos tipos la buscan para matarla y llegaron a amenazar a su hijo porque los denunció. En ese marco ni siquiera obtuvo una respuesta de la Fiscalía Federal, que a su entender debería intervenir por ser una causa de drogas. Tampoco la provincia puede darle una señal para adivinar como será su mañana. Sus bienes sólo son una calza, un pulover y un celular barato. Romina se ríe, pero no sabe por qué, y sospecha que es para no terminar con su vida.
Cuenta que vivió en villa Fanta, en villa Banana y que su última casa fue en Anchorena al 1500. "Siempre quise mejorar, por los chicos. Y por eso hasta una vez robé en un súper. Fue sólo comida, me engancharon y no robé nunca más. Quería salir de villa Banana porque a mi, en esa casa, me habían robado dos veces. Y con mi marido pensamos en ir a Tiro Suizo, donde vivía mi mamá", a quien ahora los narcos también "echaron" de su casa.
Un extraño canje. Hay varias maneras de cambiar de casa en una villa. Romina logró que Brandon F., de 18 años y afincado en Tiro Suizo, aceptara cambiarle la casita humilde de Valparaíso al 2500 por una de Anchorena al 1500: "Ahí cerca vivía mi mamá, en Margis al 1500, que es la continuidad de España. A Brandon le di la casa de Valparaíso y le pedí unos 15 mil pesos. Teníamos que hacer el boleto de compra venta y listo. Pasó un tiempo y no hicimos nada. El no me quería dar los documentos de Anchorena y yo no les di los de villa Banana. Las dos están sobre terrenos fiscales, pero con el boleto al menos tenés algo", cuenta.
A principios de este año Romina y su marido, Juan, estaban en la casa de calle Anchorena con Zahir y Xiomara, los hijos de la mujer de 11 y 9 años. Juan trabajaba como ayudante de albañil y ella hacía pequeños trabajos y cuidaba de los chicos. Así fue hasta mediados de junio, cuando se enfrentó a la banda de "Los gorditos", cinco o seis muchachos "conocidos en Tiro Suizo".
"Una vez yo discutía con mi marido y pasó por casa un pibe, un tal Alan, y se metió en la pelea. Después vino un tal Walter y me dijo que ahí, en esa cuadra, no se gritaba y que me iba a sacar la casa. Yo le dije que el tema de la casa lo había arreglado con Brandon, que es el jefe de la banda, pero Walter me dijo que me iba a tener que ir. El 17 de junio vino a mi casa Brandon con su mujer y otro que se llama Alan. Me patearon la puerta y entraron como si fueran los dueños", dice la joven mujer. "Mi marido los salió a enfrentar con dos cuchillos. Entonces entra Lucas y un tal Ema lo corrieron de mi casa con un 38 largo. Yo me quedé en la casa para que no me robaran las cosas".
Despojada. El cuidado no tuvo éxito. A los pocos minutos, recuerda, mientras el marido huía de los tiros, otros integrantes de "Los gorditos" entraron a su casa, la golpearon con un arma y ella, cómo última defensa, les dijo a sus agresores: "No me van a matar, yo me mato primero", y se cortó la muñeca izquierda mientras otro de los ladrones le intentó cortar con una faca la otra muñeca.
Romina fue al hospital Roque Sáenz Peña a hacerse las primeras curaciones y al volver a su casa la encontró desvalijada. No hizo la denuncia y sólo se preocupó por recuperar objetos amados (ver aparte) y "un par de sillas". Tras hablar con Walter logró que le devolvieran una heladera, una garrafa y una cocina.
Ofrecimiento. "Cuando nos mudamos a esa casa Brandon nos dijo a mi marido y a mí si queríamos vender drogas para ellos, pero nosotros no quisimos. Tenemos algunos problemas y estuvimos presos alguna vez, pero no somos transeros", sostuvo la mujer con una risa nerviosa. Su problema con la Justicia fue robar en un par de supermercados: "Robé comida. Ya lo habí ahecho tres veces pero la cuarta vez me detuvieron y estuve un mes presa. No quise hacer nada más, ni robar, ni drogas ni nada, me asusté", aseguró
A esa altura Romina cayó en la cuenta del mal negocio que había hecho. Entregó su casa en villa Banana a Brandon y su mujer, que la usaron para vender estupefacientes, y estaba en una casa que era pretendida por el mismo grupo de "Los gorditos". "Una vez estaba en la esquina de Anchorena y Presidente Roca y este Walter me dijo que esa esquina era suya y que ahí no se podía gritar". En esos días Romina se desequilibró e intentó suicidarse con tranquilizantes. No tomó los suficientes. No lo hizo, dice, "por mis hijos".
A fines de agosto Romina se enfrentó directamente a quienes acusa como narcos. "Me robaron por segunda vez, me dejaron sin nada y fui a mi casa. Ahí en el barrio lo encontré a Lucas que me dijo que iba a matarme, que yo era vigilanta. Me corrió y sacó un arma con la que le apuntó a mi hijo. Apareció mi mamá y también le quiso tirar y yo llamé al 911. Cayó preso y todavía está en el IRAR porque es menor". Al otro día fue a hacer las denuncias de los robos y las amenazas a la Fiscalía provincial y eso le costó el destierro y la orfandad.
La buscan. "Una noche después de eso, a las 3 de la mañana, los mismos pibes entraron a la casa de mi mamá y le preguntaron: «¿Dónde está tu hija? ¿Dónde está Romi? La vamos a matar. La casa de Anchorena ya es de nosotros», y después lo agarraron a mi nene y le pusieron el revólver en la cabeza. Es más, se lo querían llevar para que yo tuviera que ir a buscarlo. «Si Romi no aparece lo matamos a él», le dijeron a mi mamá. Mi nene pudo salir corriendo y así se escapó".
Antes de irse, los delincuentes le advirtieron a la madre de Romina: "Ahora queremos las tres casas: la tuya, la de Valparaíso y la de Anchorena". La madre huyó a Villa Constitución, abandonó su casa y ahora está con sus nietos pero sin Romina.
Desesperada, Romina tomó contacto con Alejandra Fedele, dirigente social del Movimiento Evita, quien llevó su caso a la Fiscalía Federal tras intentar hacer lo mismo en el Ministerio Público de la Acusación de la provincia. "En la Fiscalía Federal me dijeron que podía presentar un pedido y hacer una denuncia en el «Buzón de la vida». No me presenté como dirigente política y me di cuenta de que si uno acude allí como cualquier vecino te mandan a hacer el trámite el lunes. No tienen idea de lo urgente de la situación", dijo Fedele. No obstante, hizo lo posible para ubicar a Romina en otro lugar, ya que estaba literalmente en la calle.
"Ellos manejan todo ahí, las armas, la droga y el barrio", dijo Romina. Ahora está en un lugar afuera de Rosario, en una casa de quien se apiadó de su situación. No tomó contacto con sus hijos ni con su madre. Depende de un celular con tarjeta para conectarse con su mundo pequeño. Así estará hasta el lunes, día en que espera tener una respuesta sobre qué hace alguien que denuncia a una bandita narco.