El doble crimen ocurrido en zona sudoeste el martes pasado volvió a poner el foco de la violencia en un escenario repetido: la distribuidora de Oscar "Manco" García, un hombre condenado por asociación ilícita dedicada a usurpaciones, amenazas y comercio de drogas. El Manco está postrado en una silla de ruedas desde septiembre de 2019, cuando fue baleado en ese mismo local en un ataque que tuvo a él como blanco principal y como saldo colateral la muerte de un joven de 25 años. Desde entonces las piezas de una estructura delictiva principalmente familiar tuvieron ciertas modificaciones que pusieron a uno de los hijos del Manco, el "Chulo", de 17 años, a tomar decisiones. Desde noviembre pasado el chico está preso por participar en un homicidio, acaso un legado del contexto en el que creció.
Javier Miño tenía 21 años cuando el 6 de julio de 2020 fue asesinado en inmediaciones de la casa de sus padres en Avellaneda y Pasaje 2127, barrio Tío Rolo. De un auto que lo esperaba en esa esquina bajaron dos jóvenes que lo acribillaron a balazos. Con el correr de la investigación los presuntos homicidas fueron identificados y a comienzos de noviembre pasado fueron detenidos. El lugar no fue otro que la distribuidora del Manco García, y uno de los apuntados de participar del hecho fue su hijo Chulo. El chico, entonces de 16 años, quedó a cargo del juzgado de Menores 3. El otro implicado, de 20 años, fue imputado por homicidio calificado y desde entonces está preso.
Chulo nació en junio de 2004 y tenía 10 años cuando el nombre de su padre comenzó a trascender por sus vinculaciones a distintos delitos. En ese contexto creció hasta que después del ataque a balazos contra su padre, ocurrido en la distribuidora y por el cual el Manco quedó en silla de ruedas, debió tomar algunas postas. Con esa línea histórica podrían explicarse dos hechos de relevancia pública que lo tuvieron como protagonista. Uno es el homicidio de Miño y otro había ocurrido meses atrás, en febrero de 2020, cuando quisieron matarlo y logró esconderse detrás de un patrullero que custodiaba la distribuidora. Algunas balas dieron en el móvil policial y las esquirlas de las ventanillas estalladas hirieron a la oficial que estaba a cargo de la custodia.
>>Leer más: Brutal ataque sicario: mataron a un joven y dejaron heridos a tres hombres
Según confió un funcionario ligado a la causa por el homicidio de Miño, luego de que el Manco García quedara postrado su hijo "tuvo que madurar de golpe". "Tomó funciones y parece que algunas decisiones en la familia", sostuvo. En ese marco el homicidio de Miño, si bien no está esclarecida su motivación, no es visto por los investigadores como un conflicto aislado entre chicos.
Actualmente el chico está alojado en el Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil. Ahí se posicionó como un líder agresivo del sector en el que permanece. Meses atrás sus familiares le llevaron al chico un cuadro para que adornara el lugar en el que pasa sus días. Se trataba de una pintura con la imagen del narcotraficante colombiano Pablo Escobar que está empuñando dos armas y lo rodea una lluvia de dólares. Desde la institución impidieron el ingreso de ese cuadro por considerarlo no apropiado en un contexto en el que, tal como aseguró un trabajador a este diario, en el Cerpj "hay dos sectores que se asumen abiertamente como narcos".
Más de 20 tiros
Javier Alejandro Miño había vuelto a fines de junio de 2020 a vivir a la casa de sus padres en la zona de Avellaneda al 6600. Aquel 6 de julio pasadas las 20 el chico salió a la calle. Para entonces Chulo y Miguel Ángel N., de 20 años, lo esperaban junto a otra persona no identificada a bordo de un Renault Sandero. Los dos jóvenes se bajaron del auto cuando Miño estaba en la vereda de su casa y gatillaron contra él al menos 23 veces. El chico murió en el acto.
>>Leer más: La distribuidora del Manco García, a la sombra de un crimen con más de veinte tiros en barrio Plata
Luego del hecho los vecinos de la zona explicaron que Miño había vuelto a lo de sus padres pocos días atrás y que desde entonces no salía a la calle, como si estuviera guardándose para protegerse. En tanto, el padre de la víctima dijo que su hijo solo tenía problemas con dos personas a quienes identificó como Miguelito y Chulo. En la investigación se supo que veinte minutos antes de salir a la vereda Miño había acordado con un amigo encontrarse en la calle para conversar acerca de la venta de un caballo.
Los atacantes estaban al acecho. Cuando Miño salió a la calle bajaron del auto y lo acribillaron. Los testigos dijeron que los dos agresores gatillaron. El relevamiento de la escena tras el crimen arrojó el levantamiento de 42 vainas servidas calibre 9 milímetros de las cuales 23 impactaron en la víctima. Su padre reconoció a los agresores porque estaba al tanto de los problemas que su hijo había tenido con ellos.
El doble crimen renueva la saga
La distribuidora del Manco García, ubicada en Constitución al 5100, volvió esta semana a ser noticia por los hechos violentos que la rodean. En esta ocasión fue un doble crimen en el cual murieron a balazos Gaetano Di Bartolomeo, de 62 años, y Manuel Lautaro Sández, de 19.
Cerca de las 8.50 Di Bartolomeo, vecino del barrio y dueño de una despensa a pocas cuadras del lugar, llegó en su auto a la distribuidora de García para hacer compras. Ni bien bajó al menos dos hombres armados lo atacaron a tiros. Una vecina lo trasladó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez pero llegó sin vida producto de la gravedad de los 9 impactos de bala recibidos.
>>Leer más: Nueve asesinatos en 20 meses: radiografía de un barrio en llamas
Sobre la otra víctima poco se supo hasta que un día después se conoció su identidad. La fiscal Gisella Paolicelli confirmó que se sospechaba de que Sández fuera uno de de los asesinos de Di Bartolomeo. El chico corrió por Constitución hacia Lamadrid y cuando se dirigía en dirección a San Nicolás fue alcanzado por varios balazos. Una hipótesis es que en la distribuidora había una guardia armada que salió repeler la agresión. En ese marco el ataque a Di Bartolomeo podría situarse como una venganza por un problema relacionado a un familiar suyo.
Además de su prontuario, el Manco García mantuvo durante años la cercanía con su cuñad Jorge Laferrara, condenado por narcotráfico y con vínculos con Máximo Ariel "El Viejo" Cantero, ex líder de Los Monos. Laferrara está preso por el homicidio de un chico de 15 años, y dos de sus hijos también están en prisión acusados de ser hombres de Esteban Lindor Alvarado. Uno de ellos, "Mauri" Laferrara, también está detenido por asesinar a Cristian Beliz, el joven que murió a balazos el día que el Manco García sobrevivió a los tiros que lo dejaron en silla de ruedas.