El médico legista que realizó la primera autopsia a Franco Casco descartó la existencia de lesiones internas o externas en el cuerpo del joven de 23 años que determinen violencia como causa de muerte. Raúl Rodríguez, jefe del Instituto Médico Legal (IML) de Rosario, sostuvo frente al tribunal del juicio por el caso que todos los estudios posteriores a la primera necropsia ratificaron que no hubo lesiones óseas ni patologías objetivas que demuestren causa de muerte a excepción de asfixia por sumersión.
El juicio trata de determinar qué ocurrió con el muchacho que estuvo detenido en la comisaría 7ª en octubre de 2014 (se discute sobre si la fecha fue el 6 o el 7) y cuyo cuerpo apareció flotando en el río el 30 de ese mes. El caso está caratulado desaparición forzada de persona seguida de muerte y están acusados con distintas figuras 19 policías. Cinco de ellos están detenidos desde hace más de cuatro años en prisión preventiva.
Rodríguez relató ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1 que le tocó hacer la autopsia porque estaba de guardia el 30 de octubre de 2014 cuando llegó el cuerpo de Franco y remarcó que si esa circunstancia se hubiera dado un día antes o después no habría sido él quien se ocupara. También dijo que un día después, cuando ya no estaba de guardia, conoció a los padres del chico, que reconocieron a su hijo. Afirmó que les aconsejó a la madre de Franco, Elsa Godoy, a la fiscal provincial Mariana Prunotto y al entonces fiscal regional Jorge Baclini que convocaran a otros autopsistas. “Somos falibles”, afirma que les dijo.
Sostuvo que por esa razón se hizo una segunda autopsia el 3 de noviembre de 2014 en la que participaron el médico de Gendarmería Esteban Grana y el perito de la Defensoría Víctor Moglia. Esta práctica forense fue filmada y fotografiada. “Se repitió un estudio radiológico completo, un examen interno y externo del cadáver y se tomaron unas pruebas que arrojaron resultado negativo en relación a afecciones previas, lesiones o si había caído con vida al agua. Todos firmaron de conformidad”, recordó Rodríguez.
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El planteo acusatorio indica que Franco Casco fue detenido el 6 de octubre de 2014 en la zona de Rosario Norte, llevado a la comisaría 7ª y torturado allí en un penal hasta causarle la muerte, por lo que luego lo arrojaron al río. “Descarto que lo hayan torturado porque no tengo los elementos objetivos”, sostuvo el forense del IML. Afirmó que todos los estudios posteriores sobre los restos ratificaron lo que se hizo en el primer momento y que si bien caratuló la causa de muerte como indeterminada no podía descartar una muerte por asfixia por sumersión.
Las defensas alegan que Casco fue detenido el 7 de octubre de 2014 tras la denuncia de un vecino que señaló que el muchacho merodeaba de manera sospechosa, fue llevado a la comisaría de Cafferata al 300 y liberado del penal con comunicación a un fiscal. Sostienen que se retiró caminando tras firmar un acta en la seccional que acredita su ingreso a la 7ª en esa fecha y su egreso a las 22.15 de ese día.
Sobre la autenticidad de la firma de Casco hubo también controversia. El perito calígrafo que la evaluó, el comandante de Gendarmería Gustavo Caffarena, declaró como testigo en el juicio con anterioridad al forense Rodríguez. Para el perito la firma que figura en el acta es la de Franco. Aseguró que tomaron como referencia una firma de Franco Casco en un libro de registros de personas en La Plata donde figuraban tres documentos: el DNI de Franco, el acta de nacimiento de su hijo y la constancia del parto.
Un microscopio y una lupa binocular que aumenta 40 veces los trazos permitió la revisión de la firma y la conclusión en la comparación es que la firma en el documento de la seccional 7ª es la de Casco.
También en el juicio declaró el miércoles pasado Martín Casella, un comerciante que tiene su negocio en Cafferata 290, es decir a metros de la comisaría 7ª, a quien le requirieron el contenido de la cámara de seguridad externa de su local. Iba a proporcionar los registros del 7 de octubre entre las 21 y las 23 que podría permitir eventualmente, en caso de ser captado, advertir si Casco pasaba o no por allí luego de ser liberado. “Nunca vinieron a buscarlos”, sostuvo.
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La valoración de las defensas es que los testimonios de esta semana desmontan la idea acusatoria de que Franco Casco fue torturado y asesinado en la comisaría, forzada su desaparición y sometidos a encubrimientos estos hechos. "Estamos probando cada minuto de lo que pasó el día 6 de octubre y 7 de octubre de 2014. Analizamos cada documento y lo contrastamos con testimonios y pruebas documentales. Entiendo que la prueba en este juicio la estamos mostrando los representantes de las defensas y no la fiscalía", sostuvo el defensor oficial Martín Gesino, que representa a nueve acusados. "Están cayendo los argumentos que indican que Casco fue detenido el 6 de octubre como sostienen la fiscalía y la querella y no se acredita violencia como causa de muerte", agregó.
“Con el avance del juicio oral van aflorando concretas verdades acerca de los hechos acontecidos, en los que claramente se advierte la inocencia de los policías”, dijo por su parte el abogado Carlos Racamato, defensor de quien era subjefe de la seccional 7ª, Enrique Nicolás Gianola Rocha.
Antonela Travesaro es, junto con Rodrigo Mazzuchini, defensora del entonces comisario de la 7ª, Diego Alvarez. “La declaración del médico fue contundente: dijo que la causa de la muerte es indeterminada pero se orienta más a una asfixia mecánica por sumersión. Es decir que la persona cayó viva al agua. Esto viene a convalidar lo que las defensas planteamos desde el primer momento: no hubo tortura. Se trató de un procedimiento de rutina por una persona que se resistió a la autoridad, se hicieron los trámites de rigor y a la noche esta persona se fue en libertad”, indicó.
La abogada remarcó que, según la declaración del forense, el cadáver llegó a la mesa de autopsia sin las sogas que se remiten en casos de cuerpos “fondeados” con ataduras, de lo se concluye que las sogas fueron usadas por personal de Prefectura Naval para sacar el cuerpo del agua.
Las defensas señalaron además que una pericia del perito Cafarena convalida que la manga y la charretera de la camisa del comisario Alvarez fueron desgarradas como resultado de un tirón, tal como afirma el jefe policial, quien sostiene que esa rotura fue producto de un forcejeo de Casco al momento de la detención.
Las audiencias que presiden los jueces Otmar Paolucci, Eugenio Martínez y Ricardo Vázquez se reanudarán el próximo jueves con más testimonios en el juicio.