En Rosario hay lugares donde la vida no vale nada. Ni un peso. Los vecinos conviven con la muerte atados a su buena fortuna. Una diaria convivencia donde la moneda siempre está en el diario. Si cae cara, te salvas. Si cae seca, no la contas. Este lunes alrededor de las 20.30 Jonathan, 20 meses, jugaba frente a su casa en Riobamba al 4500 en barrio Bella Vista. En paralelo, Ramón Alegre, un jubilado de 72 años, regresaba en bicicleta de la Iglesia. Iba por Riobamba al 4400 hacia el oeste. Le faltaban seis cuadras para llegar. Sin que ninguno de los dos lo supiera, una moto con dos personas con casco dobló por Riobamba y Lima. Pero antes el acompañante sacó una pistola y disparó media docena de veces hacia el oeste de Riobamba. Una de esas balas recorrió 170 metros e impactó en Jonathan, hiriéndolo en su pierna izquierda. Otro proyectil transitó 85 metros hasta impactar en la espalda de Alegre, quien siete horas más tarde murió en el Clemente Alvarez tras ser operado. Cara y seca del diario vivir en Rosario.
“Fue como a las 20.30. Eran dos muchachos con cascos que iban por Riobamba como buscando algo. El acompañante iba todo el tiempo mirando el celular. Al llegar a Lima, antes de doblar, empezó a disparar hacia el oeste. Fueron cinco o seis disparos. Después doblaron hacia Cerrito y se perdieron. Fue como que dispararon a la nada”, explicó una vecina residente en las inmediaciones.
Para los investigadores, los tiratiros circulaban en una Honda Twister blanca con vivos azules. Una moto similar a la referenciada por vecinos de Valparaíso al 2700, Villa Banana, donde fue asesinada Tamara Ailén Benítez, de 26 años. Entre un punto y otro hay menos de nueve cuadras. El asesinato de esta mujer fue una hora después del ataque a balazos contra el jubilado Alegre y el pequeño Jonathan.
Ramón Alegre era barrendero jubilado. El lunes por la tarde había ido a orar a una iglesia ubicada en Presidente Perón e Iriondo. Una vez finalizada la ceremonia, tomó su bicicleta y comenzó a pedalear una veinte cuadras hacia su casa en Villa Urquiza. “Por el momento no tenemos intenciones de hablar. Te agradecemos que te hayas acercado pero no vamos hablar”, explicaron sus familiares este martes por el mediodía cuando esperaban en su humilde casa que el Instituto Médico Legal (IML) les liberara el cuerpo para poder velarlo.
“El hombre iba en su bicicleta cuando recibió el impacto en la espalda. Los vecinos lo levantaron y lo apoyaron en un tronco que los pibes usan para sentarse en la vereda del kiosco. Fue como a las 20.30. Después lo subieron a un taxi que lo llevó al Clemente Alvarez. Hoy nos enteramos que murió”, comentó un vecino. Alrededor de las 21.50 Alegre fue ingresado al quirófano del Heca y a las 3.30 los médicos lo declararon muerto.
En menos que un parpadeo a unos 80 metros de distancia gritos de mujeres desesperadas marcaron que algo más había pasado. Emanuel corrió con su hijo Jonathan en brazos. El hombre se lo entregó a la madre. “Revisalo, revisalo que tiene sangre”, le dijo. El pequeño de 20 meses tenía una herida con orificio de salida apenas por sobre la rodilla izquierda que le provocó una fractura incompleta del fémur. “Estábamos de mi primo, enfrente de casa, cuando escuchamos el silbido de las balas. Era como el ruido de los cuetes chiquitos. El nene estaba jugando los chicos como lo hacen todos los días. En eso empezamos a sentir disparos que nos pasaban por al lado y no sabíamos de dónde venían, estábamos de espaldas” contó el papá de Jonathan.
“Cuando vi que el nene trastabilló y empezó a llorar. Me fui al humo. Ahí me di cuenta que estaba herido. Ya no se puede vivir más así. Al momento en que pasó todo todo el barrio estaba en la vereda buscando un poco de aire fresco o tomando mates. No hubo más muertos o heridos por casualidad”, agregó.
Jonathan fue llevado en moto hasta el Hospital Carrasco, ubicado a unas 15 cuadras, desde donde fue derivado al Hospital de Niños Víctor J. Vilela. “Está evolucionando muy bien. Hemodinámicamente estable tras sufrir una fractura en su miembro inferior izquierdo, por lo que se practicó una toilette quirúrgica y ahora se encuentra en una sala de clínica, cursando su recuperación con un yeso, antibióticos y analgésicos y acompañado por su madre", explicó este martes a media mañana Viviana Esquivel, directora del Vilela.
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Emanuel muestra el pantaloncito, perforado por una bala, que tenía su hijo Jonathan, de 20 meses.
Foto: Imagen de TV.
“Las perspectivas son de muy buena evolución. Hay que evaluar la consolidación ósea. Obviamente, se irá con el yeso colocado, yeso más un tratamiento antibiótico y analgésico. Luego hará las diferentes consultas con el equipo de traumatología de este hospital”, destacó Esquivel. La médica anticipó que el nene será evaluado por un equipo interdisciplinario, como es de protocolo, antes de ser dada de alta. La médica pidió “no naturalizar este tipo de situaciones“, donde hay nenes baleados.
“Por lo que nos dicen va a estar una semanita internado”, agregó Emanuel.
En la escena del ataque los peritos encontraron una vaina calibre 9 milímetros. Especialistas contaron que un proyectil calibre 9 milímetros puede transitar, según el ángulo de disparo y el arma utilizada, entre 2.000 y 2.500 metros de distancia con capacidad de daño. El fiscal de homicidios Dolosos Gastón Avila comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para recabaran testimonios de potenciales testigos y relevamiento de cámaras a la Agencia de Investigación Criminal.