“Busco explicaciones y no las encuentro”, dijo Marcelo Gerónimo, el hermano del médico que murió de coronavirus a pesar de haber sido inoculado con la vacuna Sputnik V. Santiago Gerónimo, quien era jefe de Guardia del Hospital Arturo Illia de Alta Gracia, Córdoba, falleció el lunes pasado al agravarse su cuadro de Covid-19. Su deceso causó conmoción porque el médico había completado su inmunización con el antídoto ruso.
Marcelo Gerónimo contó que “fue muy duro” estar junto a su hermano estos días, en su enfermedad y en su agonía. “Era una persona joven, de 44 años, sin comorbilidades ni enfermedades. Solo tenía sobrepeso”, describió Marcelo, quien se desempeña como médico terapista y también le da pelea al virus desde la primera línea de batalla.
“Si busco alguna explicación científica, no sé. A lo mejor era una cepa más letal, o quizás la Sputnik no cubre la cepa que lo infectó. O tal vez él no generó anticuerpos. No lo sé”, agregó con desconcierto.
En declaraciones al canal Todo Noticias, Mercelo aseguró que Santiago “estaba desgastado” y sufría por la falta de insumos en el hospital donde trabajaba. “Hacía tres guardias por semana, dormía poco y comía mal. Y todo para llegar a fin de mes. Tenía mucho cansancio físico y mental. Lo agarró el Covid y su sistema inmune no pudo responder”, dijo. Y profundizó: “Atendía pacientes graves. Eso, sumado a la falta de insumos y herramientas, le generaba impotencia. Sentía que no podía ayudar”.
Marcelo detalló también que Santiago fue tratado con diferentes terapias, pero nunca logró recuperarse. “Le hicieron de todo: plasma de convalecientes, ibuprofeno inhalado, suero equino, invermectina”, contó el médico.
Marcelo sugirió además que el mismo estrés que sufría Santiago pudo haber afectado a los médicos que lo atendieron. “Mi hermano revisaba a pacientes todo el día, todos los días. Contenía a las familias. Veía cómo los pacientes se morían sin que él pudiera hacer nada. Todo ese desgaste afecta a todo el sistema de salud, no solo a mi hermano. Y provoca falta de concentración e incluso falta de ganas. Eso lleva a que el mismo médico o los enfermeros descuiden a los pacientes. Y en el COVID, 15 minutos son clave en la vida del paciente. Yo creo que mi hermano sufrió descuidos en el lugar donde estaba internado”, desarrolló.