Las vacunas son la gran esperanza en la lucha contra el coronavirus. En un momento en el que en el hemisferio boreal se multiplican los rebrotes de covid, generando gran cantidad de contagios y decesos como consecuencia de la enfermedad, es vital hallar una solución a un problema que desvela a la humanidad.
Los anuncios de vacunas con altos grados de eficacia se multiplicaron en todo el mundo. La farmacéutica Pfizer, en colaboración con BioNTech, anunció que la suya tiene una eficacia del 95 % en la prevención del covid. La empresa, además, presentó un pedido para autorizar que se aplique en en caso de emergencia.
El problema grave es la logística de la distribución de la vacuna a gran escala. De hecho, su transporte requiere que se almacene a una temperatura de unos -80°, extremadamente baja, unas cuatro veces más de lo que puede garantizar un congelador doméstico, un desafío titánico para mantener la cadena de frío. .
Por este motivo, Pfizer está trabajando contrarreloj para desarrollar una versión "liofilizada" del antígeno que le permitiría comercializar la vacuna en el mercado global, algo que es vital para los intereses comerciales de la farmacéutica como para el imperativo sanitario de los países más recónditos del planeta.
El proceso de liofilización permite eliminar el agua de un producto farmacéutico, un procedimiento común en la fabricación de otro tipo de vacunas. Sin embargo, todavía es necesario llevar a cabo una extensa investigación para lograr realizar con éxito el proceso en un antígeno completamente nuevo como el del Covid-19.
Desarrollar una vacuna en polvo implicaría además volver a realizar un ensayo de fase 3 con decenas de miles de voluntarios para poder comprobar si es igual de efectiva que la versión convencional. Un requisito que condena a esta vacuna a retrasarse y a enmarcarse dentro de la segunda generación de antígeno.
Lo cierto es que una vez que la vacuna de Pfizer haya salido de las instalaciones de fabricación de la firma en Kalamazoo, Michigan y PuursBélgica, no se puede descongelar ni congelar más de cuatro veces en tránsito.
La mayoría de las vacunas se refrigeran entre 2 y 8°C, en lugar de congelarse. Incluso las congeladas, como la vacuna Varivax utilizada contra el virus de la varicela, se almacenan a temperaturas mucho más altas que las de Pfizer.
La compañía farmacéutica ha explicado que los viales de la vacuna se colocarán en un paquete especialmente construido del tamaño de un equipaje de mano de un avión, con un peso de unos 32 kg. Dentro, el hielo seco podrá mantener la temperatura a -80 grados. Una vez descongelada y refrigerada a 2-8 grados.
Pfizer asegura que la vacuna será estable durante cinco días y no más de 2 horas a temperatura ambiente. Mantener la vacuna a la temperatura adecuada será un gran problema. No es imposible, pero se necesita una infraestructura importante.
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Dado que la vacuna Pfizer / BioNTech no es la única en desarrollo, el problema logístico debe resolverse para que no se frustre el negocio. "El año que viene pondremos una vacuna en el mercado en forma de polvo", dijo el director científico del grupo, Mikael Dolsten, a Business Insider.
Un paso importante que solucionaría el grave problema del transporte. El proceso de liofilización, que consiste en eliminar el agua, es algo que se hace normalmente en el mundo de las vacunas.