Un papelón. Argentina y Brasil no pudieron jugar en el estadio Bicentenario del Chaco por falta de luz. Es que un rato antes de la hora señalada del inicio de la revancha del Superclásico de las Américas el generador colapsó, y paradójicamente las autoridades no encontraron la forma de resolver este contratiempo, y en el transcurso de una espera sin precisión aparecieron algunos directivos de la AFA, como Juan Carlos Crespi y Germán Lerche, quienes trataron de matizar la ansiedad con declaraciones tan desafortunadas como incomprensibles. Más cuando mucho público aguardaba con expectativa el inicio de un partido que finalmente nunca comenzó. Porque tras más de una hora de incertidumbre, llegó la certeza de que se jugaba con esa poca luz o no se jugaba. Y así el árbitro chileno Enrique Ossés decidió suspender el partido ante la imprevisión e impericia operativa de los responsables de resolver el inconveniente de suministro de energía eléctrica.