No es común que una personalidad de la talla de Rubén Magnano quien entre otros títulos fue el entrenador de la selección Argentina de básquet que ganó la medalla de oro en Atenas 2004, visite la ciudad de Rosario para dar una charla y contar su experiencia. Fue en Provincial, máximo exponente rosarino en la actualidad.
El club rojo estuvo a la altura de las circunstancias e hizo es esfuerzo para convocar a este director técnico, que el próximo 9 de octubre cumplirá 70 años. Todo en la previa al cuadrangular que disputará este viernes el equipo rojo en el Salvador Bonilla, como prólogo a la Liga Argentina.
En la sede que los rojos tienen en el Boulevard 27 de Febrero se dio este evento que contó con una buena cantidad de asistentes, incluso muchos chicos que todavía no habían nacido cuando la generación dorada encabezada por Manu Ginóbili hacía de las suyas con la naranja en los distintos torneos internacionales que participaba.
A las 18.55 comenzó la presentación de la charla: "El sueño olímpico, una consecuencia". Habló el presidente Sebastián Franco, quien dijo que era un honor su presencia y lo declaró socio honorario de la institución, además de entregarle una camiseta del rojo. Y el DT respondió con un libro con su biografía para que sea parte de la biblioteca del club.
La jugosa exposición de Rubén Magnano
Después sí llegó el espacio para escuchar y aprender de Magnano, quien habló de cómo llevar adelante un proceso para conducirlo al éxito. Y así, su primera definición fue: "El verdadero capital que tienen las organizaciones son las personas. Y cada uno tiene su verdad".
"Mis primeros 8 años como asistente de la selección lo llame el tiempo de trinchera. Hay que ser muy cauteloso con los tiempos de prosperidad", relató. "Tras Indianápolis (el Mundial, donde Argentina fue subcampeón), me llamaron de Real Madrid. Pero mi propósito era terminar con Argentina en los Juegos Olímpicos" y así todo desencadenó en la fantástica historia del oro en Atenas.
"Hay un vehículo que te transporta a un lugar inimaginable que se llama equipo. Por ejemplo, Oberto y Ginóbili no habían comenzando bien en la NBA y nuestra misión era darles confianza", ejemplificó. "Otro valor es el respeto. Por ejemplo, le decía a los empleados del hotel que hasta que no estemos todos no sirvan la comida".
Nadie está por encima de la selección
Y así remarcó que "no hay nombre propio que esté por encima del nombre de la selección. Una vez un jugador que llegó dos minutos tarde al colectivo se tuvo que tomar un taxi".
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Magnano agregó luego en el transcurso de su jugosa exposición que "toda la misión del equipo no se construye en el vestuario sino adentro de la cancha. La suerte también es un punto donde confluye la preparación con la oportunidad. Hay mucha gente preparada pero no tuvo su chance".
Promediando la charla, el exitoso entrenador mostró algunas imágenes y comenzó a interactuar con el público. Así, habló del los pilares del trabajo en equipo. Hizo mucho hincapié en la humildad y en la equidad, ya que no hay nombres propios y contó: "Como entrenador disfruté muy poco. Una derrota la sufría un 80 % y un triunfo lo gozaba un 20 %. Era un técnico de paladar negro y muy exigente conmigo mismo".
Las perlitas del exitoso DT del básquet argentino
Y dejó varias perlitas más: "En el único lugar que el éxito está por delante del trabajo es el diccionario. Se entrena como se juega. No sé puede pretender entrenar a un 70 % y jugar un 90 %". O también: "Escuchar tiene un valor agregado importantísimo en la conducción. A veces los entrenadores queremos imponernos a través de la verborragia".
Un aplauso cerrado fue el broche de una noche mágica en Provincial con Magnano, con un final de película. La palomita de Manu Ginóbili en el épico triunfo ante Serbia y Montenegro en Atenas y de fondo la música de Fito Páez con el "y dale alegría a mi corazón".