La tonada española que adquirió en las casi más de tres décadas viviendo en Valencia no delata que sea rosarino. Hasta que hace referencia a los picados que jugaba de chico en barrio Azcuénaga y de sus partidos en Newell’s en la década del 80. Pese a la distancia, Rubén Darío Ciraolo asegura que sigue “teniendo muy presente a Newell’s”, que este lunes enfrentará a San Lorenzo, donde el exfutbolista también jugó, aunque un breve tiempo. Subcampeón con la rojinegra en 1985 y 1986/1987, mantiene vivo el recuerdo de su primer enfrentamiento contra San Lorenzo. “Estaba jugando con soltura y el padre del Pipita Higuaín (Jorge) me lesionó en la tibia y lo echaron. Tuve que estar parado casi dos meses”, rememora.
Con la misma gambeta que expuso el habilidoso volante en Renato Cesarini (1982-1983), Newell’s (1983-1987), Valencia (1987-1989), San Lorenzo (1989) y Platense (1990-1991), Ciraolo superó obstáculos más difíciles en la vida, como un tratamiento de cáncer y un contagio de Covid que lo obligó a estar en terapia intensiva. Hoy sigue jugando al fútbol, llevando la diez y la cinta de capitán de los veteranos de Valencia en partidos benéficos. Es comentarista de Valencia, en la cadena SER hace 18 años y director deportivo de Sporting Xirivella, del ascenso español.
En mis primeros años y hasta hace diez era complicado, salvo que llamaras a tu familia para que te cuenten. Ahora con internet y las redes es mucho más fácil ver los partidos, engancharte, saber cómo le va. Lo sigo a la distancia porque mi corazón es de Newell’s y quiero siempre que gane. Están viniendo muchos argentinos, rosarinos sobre todo, a Valencia. Unos son de Central, otros de Newell’s. Nos juntamos a comer asados. Había perdido ese pique (rivalidad) luego de tantos años. Y en estos últimos dos o tres años recuperé ese pique del clásico y de estar más pendiente del equipo.
¿Tiene una opinión del rendimiento del equipo?
Tan precisa no. Sigo la clasificación y algún resumen de los partidos, pero como estoy detrás del Valencia y también con la escuela, me absorbe bastante tiempo. Lo que veo es que Newell’s no está mal como otros años.
Newell’s está haciendo una buena campaña de local, donde ganó todos sus partidos. Cuando usted jugaba, ¿a los rivales les costaba el Parque?
Sí. A mí me encantaba jugar de local. Es verdad que en ciertos momentos algunos podían tener problemas de jugar ahí, en especial si al equipo no le iba bien. Pero nosotros tuvimos la suerte de que al equipo siempre le fue más o menos bien. En la época de Solari estuvimos 24 partidos invictos. El otro día miraba un reportaje de un partido que habíamos jugado con Independiente y que ganamos 5 a 4 (1987). Fue un canto al fútbol. Jugar de local te daba ese plus de ventaja, ante todo para soltarte. La formación salía de memoria. Llop, Martino, Theiler, Pautasso, Basualdo, Dezotti, Almirón. Jugábamos siempre de memoria, pero hacerlo en casa te daba agresividad. Cuando estabas empatando, sabías que al final ibas a terminar encerrando al rival en su área y a convertir. Hace 3 o 4 años fui a un partido contra Racing y la única diferencia es que la cancha está cambiada, no estaba como se encuentra ahora.
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En la década del 80, Newell’s tenía a Rossi, Martino, Alfaro, a usted, todos gambeteadores. Últimamente el único diez de esas características que estuvo en el club fue Nicolás Castro, vendido a Bélgica.
También apareció entonces Viglione. Me acuerdo de Zanabria, de Pomelo Ribeca, que yo lo veía siendo jovencito. Eran diez puros, de inspiración, gambeta, de tirarse el equipo encima. Manso llegó después. Se terminaron esos diez en Newell’s. Y en el fútbol español pasó lo mismo. A mí me llamaban el señor de la gambeta. Salí del potrero. Jugaba torneos los sábados en la quinta Luciani, en barrio Azcuénaga. Pasaba uno, dos, tres, giraba, tiraba sombreritos, la tocaba. Quizás ahora se perdió la iniciativa y la creatividad.
¿Qué es lo que conoce de Gabriel Heinze y su fútbol?
Tiene una personalidad muy grande y creo que eso le inculca a los jugadores. No puedo hacer un balance detallado de su juego. Por lo que sé (un fútbol vertical), puede tener un poco de Marcelino (exDT de Valencia), en eso de llegar de la mejor manera y lo más rápido posible a la portería contraria.
¿Tiene recuerdos de partidos contra San Lorenzo?
Sí. El primero fue un buen partido de Newell’s (1983). Ganamos 2 a 0. Por las expulsiones a San Lorenzo, debió suspenderse por falta de jugadores. Fue mi tercer o cuarto partido en Newell’s y el padre del Pipita Higuain (Jorge) me lesionó en la tibia y lo echaron. Antes de eso ya había hecho expulsar a dos o tres jugadores. Estaba jugando con soltura, encarando, como lo había hecho en Renato Cesarini. Tuve que estar parado casi dos meses. Cuando volví tuve la suerte de jugar ese clásico que le marqué dos goles a Central (ingresó en el segundo tiempo y terminó 3 a 3 en el Parque).
¿Cómo fue la experiencia en San Lorenzo?
Estuve menos de seis meses. Tuve al Bambino Veira, Víctor Ferreyra, el Beto Acosta, grandes compañeros. Me queda el carácter, la personalidad, la forma de hablar del Bambino, aunque yo ya había estado con Di Stéfano y con (Jorge) Solari, que creo que son los mejores entrenadores que tuve. Llegué en una época en la que ellos querían clasificar a la Libertadores. Venía de dos meses de estar parado. No me tocó jugar contra Newell’s. Volví a jugar en el Parque, pero cuando estaba en Platense, contra el equipo de Bielsa. Cuando me cambiaron, se pusieron de pie para aplaudirme.
¿El amor a Newell’s sigue?
Soy hincha de Newell’s desde chico. Lo sigo teniendo muy presente y lo vivo y lo siento como un hincha más. Y quiero que gane el campeonato y todo eso que me hubiese gustado conseguir con Newell’s y que por poco no pude.
El gol que no sirvió
Ciraolo le señaló un gol a San Lorenzo en la derrota en el Coloso por 2 a 1. Entró en el segundo tiempo y marcó el descuento para el conjunto de Jorge Solari, subcampeón ese año en el torneo de 1985 que ganó River. Fue su única conquista ante el ciclón con la rojinegra.
“Empecé más tirado arriba, como mediapunta o falso nueve. Luego, por mis características, pasé a jugar de diez. En el 85 y 86 hicimos una gran campaña. Además de Dezotti ya jugaba Zamora y no tenía tanta necesidad de jugar arriba o de pisar el área”, recuerda.
Newell's, conocido por Messi
¿Qué imagen tienen de Newell’s en España?
Newell’s era reconocido por Batistuta, porque en Valencia jugué yo, (Jorge) Gabrich estuvo en Barcelona. Pero hay que darle todo el mérito a Messi que Newell’s sea conocido en España. En los programas se habla de si Messi regresa a Newell’s, se menciona que salió de Newell’s, se cuenta su infancia en Newell’s.
Con todas las comodidades que Messi tiene en Europa, ¿se puede imaginar que vuelva a Newell’s?
Es complicado. Messi sale en Barcelona y le piden autógrafos, pero no lo vuelven loco. Ahora está en París, sin problemas. Sabes que acá no te van a robar o a tener miedo por tu familia, y en Argentina ya sabemos lo que puede suceder. Tengo serias dudas de que vaya, por la seguridad, porque estoy seguro que él quiere ir y disfrutar cómo tiemblan las tribunas y corean su nombre. A lo mejor iría tres o cuatro meses y encerrado en una burbuja, con mucha seguridad a su alrededor. Ojalá lo hiciera. Sería lo más grande que Maradona y Messi, los mejores jugadores del mundo, hayan jugado en Newell’s.