Rosario volvió a mostrar que es una excelente plaza para el automovilismo. Que cada vez que la oferta es seductora, la convocatoria está. El TC 2000 ya no es lo que era, pero en ese camino en el que busca recuperar el protagonismo de las épocas gloriosas, ofreció un espectáculo atrapante.
Que no solo alumbra el camino propio de la categoría sino que volvió a poner a la ciudad como polo de atracción para eventos de esta naturaleza. El público que colmó las tribunas, el talud y todo el sector de boxes así lo certificó. Bien, sin dudas.
Y cuando el Fluence identificado con el número uno, que bien puesto lo tiene, cruzó la meta recibiendo la bandera a cuadros la multitud lo premió con un cerrado aplauso. No fue para menos. El campeón Leonel Pernía dió una gran clase de manejo con un Fluence imparable, sorteó todos los obstáculos y le regaló al tuerca rosarino y alrededores un magnífico espectáculo.
Espectáculo que no fue monocorde ni mucho menos. Cómo habrá Sido que hasta tres vueltas del final había capturado la punta el que partió 19° y penúltimo, Franco Vivían, el mismo que el sábado, contrariado,se lamentaba por un año que consideraba perdido, pero que revivió en esta cuarta fecha porque así son los fierros, así el automovilismo.
Pernía, que llegó a Rosario líder pero con poca ventaja, el sábado clavo la tercera pole al hilo y su que partía cuarto por el sistema de penalización, se sabía que pelearía por la victoria y así fue.
Claro que para eso debió mostrar lo mejor de su repertorio. Con una largada estupenda que lo llevó de cuarto a segundo tras el recorrido por el temible curvón y la llegada a la curva dos a máxima velocidad y clavando los frenos, palo y palo con Matías Rossi.
Con un sorpasso a lo guapo después con Matías Capurro, que había desplazado a Rossi también de la punta cuando el semáforo se puso en verde. Y luego del segundo relanzamiento, que no lo hizo bien perdiendo la punta a manos del sorprendente Vivian, la recuperó también con otra maniobra para el aplauso, con lo cual ahí sí se fue rumbo a la bandera a cuadros como triunfador.
En el medio pasó de todo, como el avance tremendo de Vivian y de Josito Di Palma, que partieron en última fila, de los autazos entre los compañeros de equipo Rossi y Marcelo Ciarrochi, que terminó con este último Corolla con el costado del piloto todo abollado, de la piña de aivenes Ulises Campillay, de los vaivenes de Capurro, pese a lo cual llegó a un excelente tercer puesto.
El primer golpe en Rosario lo dio el anterior ganador
Y el primer golpe de escena lo dio el anterior ganador , en San Nicolás, Tiago Pernía, quien iba a largar detrás de su papá Leonel pero antes de entrar a la recta principal tras la vuelta previa, se metió en boxes para no salir más.
La carrera no dio respiro, atrapó la atención de todo el mundo, aún de los que por ejemplo arriba del talud custodiaban la improvisada parrilla para un buenos choris. El TC 2000 dejó huella en Rosario, sumó más presencia, ofreció una muy buena carrera y, aunque ganó el último bicampeón y líder, Leonel Pernía no la hizo aburrida ni mucho menos sino que debió pelear palmo a palmo por la victoria.
El Fangio de Rosario ya recibió este año al Top Race , al Turismo Nacional y al TC 2000. Por supuesto también a las Agrupadas santafesinas que tan buen espectáculo ofrecen. Y sigue soñando con que venga el TC Mouras y el Pick Up, pero sobre todo el Turismo Carretera, como aquel inolvidable 5 de mayo de 2019. La plaza vale, el público va, el circuito es atrapante. La ciudad está a tiro de todos. Se puede. Claro que sí.