Ya quedó demostrado que el escenario en el que se juegue el
clásico tampoco es decisivo a la hora de jugar. Newell's ganó en el Gigante. Central lo hizo en el Coloso. Por ende no se necesitan más pruebas para certificar que depende exclusivamente de los jugadores y sus cuerpos técnicos.
Por eso sería gratificante que los hinchas, los unos y los otros, puedan ser testigos de un clásico que fue jugado con la determinación de ganar. A sabiendas de que perder duele y lacera. Pero que por sobre todas las cosas no hubo resignación a la igualdad por temor a perder. En todo caso que la misma sea la conclusión de que pese a todos los intentos no se pudieron vulnerar.
Central y Newell's, Newell's y Central están a la altura de las circunstancias. Así que sólo se trata de salir a ganar. Y dejar para siempre en la historia de hojas color sepia los empates del miedo.